Los trazos de Risco
Galaxia edita la obra gr¨¢fica oculta del pensador galleguista
De Vicente Risco (Ourense, 1884-1963) se conocen m¨²ltiples facetas: la literaria, la filos¨®fica, la ensay¨ªstica, la de investigador etnogr¨¢fico, las pol¨ªticas,... Pero adem¨¢s de un graf¨®mano, Risco fue un impenitente dibujante. "Como quien ahora va con una c¨¢mara digital, ¨¦l reproduc¨ªa en un papel todo lo que ve¨ªa y le interesaba", comenta Carlos Lema, editor de Vicente Risco. Obra gr¨¢fica, una selecci¨®n de 225 dibujos, in¨¦ditos en su pr¨¢ctica totalidad, que acaba de salir a la luz, publicada por Galaxia.
"Lo que yo hubiera querido ser no es escritor ni profesor; no es etn¨®grafo ni mit¨®logo, sino pintor. Para ser pintor me ha faltado capacidad y decisi¨®n. Sin embargo, yo dibujo y a veces pinto para mi solo, y son raros los que conocen lo que yo dibujo y pinto, aunque alguno se pasm¨® alguna vez de la cantidad de mis dibujos", escrib¨ªa Risco en 1960, en una nota in¨¦dita, citada por David Cort¨®n en el ep¨ªlogo de Obra gr¨¢fica. Entre los fondos de la Fundaci¨®n Risco en Allariz hay cientos de dise?os y apuntes que se han empezado a catalogar hace poco m¨¢s de un a?o. Que tal vastedad creativa de uno de los personajes que han construido la Galicia que hoy conocemos haya permanecido oculta, tiene mucho que ver sin duda con una de las facetas pol¨ªticas de Risco, la posterior a 1936.
Para espigar en un campo tan extenso, Lema, director de ediciones de Galaxia, ha seguido un triple criterio: los dibujos con inter¨¦s art¨ªstico, documental o biogr¨¢fico. Y la criba definitiva de que tuviesen calidad suficiente. "Risco ten¨ªa una visi¨®n pl¨¢stica de la realidad. Y, al igual que en su pensamiento, era capaz tanto de la abstracci¨®n filos¨®fica como de descender a la concreci¨®n. Hay dibujos en los que capta el paisaje como un absoluto, al lado de descripciones detalladas de objetos", asegura el editor. "Sus dibujos transmiten una sensaci¨®n bastante m¨¢s homog¨¦nea de lo que la variedad de temas y estilos pudiera hacer pensar", analiza en el pr¨®logo, Visi¨®ns dun inadaptado, el cr¨ªtico Carlos L. Bern¨¢rdez.
Los temas y los estilos son, en efecto, m¨²ltiples, porque Risco usa su "c¨¢mara digital" para retratar desde obras de arte a tipos humanos. Nada de lo reproducible le era ajeno. "Debemos estudiar el arte de vanguardia, aunque quiz¨¢s nos interese mucho m¨¢s el estudio de nuestro Folk-lore, del saudosismo portugu¨¦s, de los haikai japoneses, del Arte Negro y muy especialmente las literaturas n¨®rdicas" recomendaba Risco al poeta Manuel Antonio en una carta en 1920, seg¨²n recoge Bern¨¢rdez. En el libro, los dibujos est¨¢n agrupados por su relaci¨®n con su pensamiento y su obra.
El repaso a ese abanico de inquietudes comienza con el apartado dedicado a la atracci¨®n que siempre sinti¨® por Oriente: desde las divinidades de Tibet a Java, los templos de Angkor, la pintura japonesa o las miniaturas persas. Occidente est¨¢ representado en los dos polos que le interesaban: el arte medieval (de p¨¢ginas de c¨®dices a im¨¢genes de demonios en murales georgianos) y las vanguardias (esbozos de la escenograf¨ªa de la primera obra de Brecht, Redoble del tambor en la noche, o de esculturas de Max Ernst). O mundo de N¨®s recoge los trabajos de etnograf¨ªa que Risco hizo para la Historia de Galicia que dirigi¨® Ram¨®n Otero Pedrayo. Junto con Tipos e retratos y A festa da xente, conforman el apartado del redescubrimiento de Galicia, "como aquel ingl¨¦s de Chesterton que, despu¨¦s de muchos viajes por el mundo, encontr¨® una tierra desconocida que result¨® ser Gran Breta?a, igual nos pas¨® a nosotros", en sus propias palabras.
Las dos ¨²ltimas secciones corresponden a temas especialmente afectos a Risco: Maxia e relixi¨®n. O Al¨¦n, y A escritura como s¨ªmbolo, en la que se recogen muestras de su afici¨®n a la copia caligr¨¢fica, fuese de manuscritos en alfabeto s¨¢nscrito, de inscripciones medievales o de jerogl¨ªficos egipcios. Muchos y variados temas, y demasiada obra para alguien que quiz¨¢ no se defini¨® nunca como artista por coherencia con lo que aseguraba en su ensayo Preludio a toda est¨¦tica futura (publicado en 1918, e incluido como cierre de esta Obra gr¨¢fica): "No se puede ser artista sin llevar en el coraz¨®n un profundo desprecio por una ¨¦poca tan indigna, tan grosera e indecente como esta en que vivimos. No somos ni modernos ni actuales, sino futuros".
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