Canad¨¢ se asoma a su alma nacional
El Parlamento debate la declaraci¨®n de Quebec como naci¨®n dentro de un pa¨ªs unido
No hay mejor defensa que un buen ataque, sobre todo si es r¨¢pido e inesperado. En la ¨²ltima batalla pol¨ªtica por el alma dividida de Canad¨¢, el nuevo primer ministro, el conservador Stephen Harper, sorprendi¨® a sus compatriotas el mi¨¦rcoles al presentar una moci¨®n en la que se define a los habitantes de la provincia franc¨®fona de Quebec como pertenecientes a una naci¨®n, pero dentro de Canad¨¢. Harper ten¨ªa dos objetivos: anticiparse a la moci¨®n que el separatista Bloque Quebequ¨¦s propuso ayer, y en la que volv¨ªa a la carga con su raz¨®n principal de ser -la identidad nacional de Quebec-, y tapar las divisiones surgidas en el Partido Liberal, ahora en la oposici¨®n.
Harper, que en la campa?a electoral de enero demostr¨® que no le hace ascos a debatir el delicado asunto que de tiempo en tiempo desgarra pac¨ªficamente a los canadienses, lo plante¨® as¨ª entre los aplausos de la mayor¨ªa de la C¨¢mara: "?Los quebequeses son una naci¨®n dentro de un Canad¨¢ unido? La respuesta es s¨ª. ?Los quebequeses son una naci¨®n independiente? La respuesta es no, y siempre ser¨¢ no".
El Bloque define Quebec como una naci¨®n "actualmente dentro de Canad¨¢"
El Partido Liberal est¨¢ inmerso en la pelea por el mando. Ocho aspirantes a dirigirlo se presentar¨¢n ante la convenci¨®n que se celebra en Montreal el 1 y 2 de diciembre. Uno de ellos, el polit¨®logo Michael Ignatieff, que logr¨® ganar un esca?o en Toronto en enero, resucit¨® hace un mes su propuesta de campa?a de reconocer la identidad, la cultura y la historia de Quebec como naci¨®n dentro de la Constituci¨®n aprobada bajo el mandato del primer ministro Pierre Trudeau en 1982 (y que el entonces l¨ªder provincial quebequ¨¦s Ren¨¦ Levesque se neg¨® a firmar).
El debate ha sido fiero: los liberales han sido siempre los garantes de la unidad canadiense, pero la propuesta de Ignatieff ha hecho aflorar las divisiones. Los liberales de Quebec, por ejemplo, est¨¢n a favor de que la provincia se defina como "naci¨®n dentro de Canad¨¢".
Atento a esta discusi¨®n, el Bloque ten¨ªa una estrategia cuidadosamente dise?ada: presentar una moci¨®n independentista que rompiera a los liberales y abriera la puerta a un tercer refer¨¦ndum. En 1980, un 60% de los quebequeses rechazaron abrir negociaciones para la independencia; en 1995, la propuesta logr¨® el 49,4% de apoyo. Desde entonces, los sondeos sugieren que la pasi¨®n independentista se ha suavizado.
La jugada de Harper desbarata la estrategia: los liberales van a apoyarle: "Votaremos por un Quebec que forma parte de un Canad¨¢ unido", dijo ayer Bill Graham, l¨ªder provisional. "Este es un asunto que est¨¢ por encima de la pol¨ªtica de partidos". Otro aspirante al liderazgo del partido, el quebequ¨¦s y tambi¨¦n prestigioso polit¨®logo St¨¦phane Dion, est¨¢ de acuerdo: "La moci¨®n de Harper es muy similar a lo que yo he propuesto a mi partido; Quebec es una naci¨®n, en el sentido sociol¨®gico, dentro de Canad¨¢, de forma que la soluci¨®n es que los quebequeses sean una naci¨®n en un Canad¨¢ unido, no que Quebec sea una entidad legal".
En un ¨²ltimo regate, el Bloque introdujo ayer una modificaci¨®n: Quebec, dicen, es una naci¨®n "que en la actualidad est¨¢ dentro de Canad¨¢". Pero la moci¨®n est¨¢ destinada al fracaso: aunque puede haber alg¨²n d¨ªscolo, liberales y conservadores son mayor¨ªa en el parlamento. La moci¨®n de Harper se votar¨¢ el lunes y la del Bloque, el martes.
Harper, aunque tuvo cuidado de no hablar de Quebec como naci¨®n, sino de los quebequeses, arriesga. Gran parte de la familia conservadora -que gan¨® las elecciones de enero gracias a haberse reconciliado- no ve con buenos ojos el reconocimiento de otra naci¨®n que no sea la canadiense, como ocurre con la gran mayor¨ªa de los liberales. "Espero que todo el mundo lo apoye", dijo el conservador de Quebec Lawrence Cannon, "porque lo ¨²nico que se hace es reconocer la realidad que hoy existe. Los independentistas tienen miedo de que Quebec siga, como hasta ahora, floreciendo dentro de Canad¨¢".
"La moci¨®n nunca aplacar¨¢ a los separatistas, y quiz¨¢ puede debilitar al pa¨ªs d¨¢ndoles otro argumento la pr¨®xima vez -y es casi seguro de que habr¨¢ una pr¨®xima vez- que quieran romper este pa¨ªs", editorializ¨® ayer The Toronto Star. The Globe and Mail, que critic¨® a Ignatieff por imprudente, conf¨ªa en que la moci¨®n apague el debate, evite divisiones entre los conservadores y resuelva la pugna interna de los liberales. ?Ser¨¢ utilizada fuera de contexto por los separatistas? "Sin duda", dice el diario, "pero Harper ha evitado da?os mayores al eliminar la mayor parte de la carga pol¨ªtica de la terminolog¨ªa, al tiempo que mantiene el reconocimiento de los quebequeses como comunidad especial dentro de Canad¨¢".
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