Buenafuente

Hay un gesto de Andreu Buenafuente, que hizo el mi¨¦rcoles por la noche en su programa de Antena 3, que representa muy bien la actitud del humorista, que anoche recibi¨® el Ondas de televisi¨®n. Cuando estaba a mitad de camino del mon¨®logo con el que abre su espacio, sinti¨® la necesidad, que sienten desde los campesinos hasta los pintores, de ponerse en su sitio los pantalones; se agarr¨® el cintur¨®n, se lo puso donde se lo ten¨ªa que poner, y sigui¨® adelante. Es un tipo de Reus, siempre lo fue; le importa m¨¢s que le vea su madre que le vean millones, y ha hecho, eso parece, un camino inverso al de muchos famosos de la tele: la notoriedad, que ahora el Ondas se ha encargado de subrayar, le ha resbalado como el sudor, as¨ª que se enfrenta ante su audiencia y ante sus invitados como el chico que fue y que quiere seguir siendo. Sus preguntas, en las entrevistas, no son las del patoso ni las del ignorante, pero no son tampoco las del enteradillo, y por eso uno le ve en casa como si estuviera charlando con ¨¦l, sigui¨¦ndole cuando se pone los pantalones en su sitio.

En el programa del mi¨¦rcoles por la noche, despu¨¦s de hacer ese gesto, se sent¨® en su silla y empez¨® a buscar estad¨ªsticas, despu¨¦s de haber asistido a una pesadilla, el baile (un chachach¨¢ compuesto a partir de La internacional) de Franco y su nieta en un remedo del programa de TVE-1 ?Mira qui¨¦n baila! Ante el ordenador, Buenafuente fue buscando, entre los datos estad¨ªsticos, los nombres m¨¢s extravagantes, aunque empez¨® por el suyo y por el de un amigo que se apellida Zumbado. Llevado de la asociaci¨®n de ideas que siempre est¨¢ en la base del sentido del humor, Buenafuente lleg¨® a dos apellidos existentes en Espa?a. Y dio con Salido y con Estrecha. Llam¨® a un Salido, de Sevilla, y a una Estrecha, de Extremadura, me parece. El di¨¢logo fue muy divertido. Lo escuch¨¦ despu¨¦s de o¨ªr a Rajoy contra Zapatero. ?Es que siempre ser¨¢ as¨ª, las preguntas siempre ser¨¢n as¨ª? El humor nos coja confesados.