En Rusia los mitos son verdad
Alexander Blok (San Petersburgo, 1880-1921) marc¨® un hito entre el simbolismo y las vanguardias. Desde entonces, la poes¨ªa rusa es una aut¨¦ntica tabla peri¨®dica: cada poeta ocupa su lugar en el orden secuencial de sus semejantes. Su primer libro, Versos de la bella dama (1904), es un diario po¨¦tico que registra un modo de ser en el amor. Su protagonista es una presencia femenina siempre evasiva, nunca referida con claridad, la representaci¨®n de una experiencia espiritual inespec¨ªfica y confusa, una entidad m¨¢s all¨¢ del mundo que busca un lugar terrenal. La figura de la "bella dama" es correlato de un mundo m¨ªstico, un objeto vivo de adoraci¨®n y deseo po¨¦ticos. Blok edifica esta plat¨®nica e idealista cr¨®nica de amor bajo la influencia del fil¨®sofo-poeta Vlad¨ªmir Soloviov, y su idea de un "eterno femenino" opuesto a lo ef¨ªmero y ca¨®tico del mundo. Por eso la dualidad y la ant¨ªtesis marcan el tono y la forma de este fantasmal, caballeresco, alusivo y simb¨®lico libro, en el que "Encontraremos un nuevo torbellino de visiones, / Encontraremos la vida y la muerte". La medida biogr¨¢fica de estos poemas es la ¨ªntima relaci¨®n con Liubov Mendel¨¦ieva, su futura esposa, a la que dedica el religioso cortejo de este melodram¨¢tico diario amoroso. Su concepci¨®n metaf¨®rica del mito hace de este libro ejemplo ret¨®rico del impacto emocional, del encantamiento de las a¨¦reas y misteriosas geometr¨ªas de quien quiso buscar "sonidos nuevos en las hojas / de viejos libros usados".
Si alguien admiraba las trans-
formaciones de Blok, era una Marina Tsvet¨¢ieva (Mosc¨², 1892Yel¨¢buga, 1941) que cre¨ªa verlo cruzar todos los puentes del Moscova. Su tr¨¢gico empe?o por soportar los duros tormentos de la existencia los conocemos, en parte, gracias a su amplio epistolario. Exiliada en Francia, Tsvet¨¢ieva mantiene una intensa correspondencia con una joven maestra ajena al mundo literario. Estas 12 Cartas de Wilno (1934-1935), perdidas durante a?os, fueron descubiertas en 2001 por el poeta y dramaturgo polaco Wladyslaw Zawistowski en el desv¨¢n de su abuela, Natalia Hajdukiew¨ªcz, destinataria de las mismas. Adem¨¢s del valor literario de estas cartas, lo que encontramos en ellas es un conmovedor recuento vital, un momento de crisis entre los muchos que determinaron su suicidio pocos a?os despu¨¦s. Lo que cuentan es todo lo que puede pasar en una vida incre¨ªblemente dif¨ªcil, todo su doloroso ser y el desprecio de todo pudor, todo lo que se puede decir a una amiga desconocida: "A usted se lo escribo porque no me conoce -y me conoce, porque con usted tengo la completa libertad -DEL SUE?O". Y ese todo conforma un relato desasosegante, y a la vez, fruto de un resistente ardor: "Y adem¨¢s -hace mucho tiempo que no amo a nadie, que no me alegro de nadie, ?que no espero -nada- de nadie! Oh, poco me importa: hombre, mujer, ni?o, anciano -lo esencial, es amar. Amar, amarse". Siempre en la brecha, Tsvet¨¢ieva parece querer surgir ante nosotros.
Ariadna es una tragedia en verso concebida como primera parte de una trilog¨ªa inacabada consagrada a Teseo, donde Tsvet¨¢ieva propone una interpretaci¨®n muy personal del antiguo mito: lo que mueve a Teseo, que abandona a Ariadna en la isla de Naxos, no es el ego¨ªsmo o el miedo, sino el amor, a fin de que la mujer reciba de un dios lo que el hombre, en sus l¨ªmites, no puede darle. Tsvet¨¢ieva eligi¨® para este ciclo l¨ªrico la forma de una tragedia cl¨¢sica, por lo que el mito alcanza una importancia esencial no s¨®lo en su mundo po¨¦tico, sino tambi¨¦n vital: lo esencial de la historia es el destino de una mujer abandonada y sola, una especie de palimpsesto sobre la existencia de la mujer: "Una doble servidumbre / en el hombre no cabe. Fuera de los dioses, / para el hombre ni lazos ni destino". En su reescritura y apropiaci¨®n de las fuentes originales, las altera y combina creando su propia po¨¦tica, una interpretaci¨®n que hace a los dioses esencial y trascendentemente creativos, y a la tragedia, gracias a su tratamiento feminista, un elemento m¨¢s de la literatura de g¨¦nero. La supremac¨ªa ling¨¹¨ªstica y po¨¦tica del discurso hacen que esta obra est¨¦ hecha para la lectura m¨¢s que para la representaci¨®n, y gracias a su polifon¨ªa, que sea considerada el m¨¢s alto ejemplo de su capacidad de expresi¨®n l¨ªrica y de pensamiento po¨¦tico.
Si para algo sirven los mitos
es para que los incr¨¦dulos puedan perdonarse el remordimiento de creer. Joseph Brodsky (Leningrado, 1940-Nueva York, 1996) no era creyente, lo que no le imped¨ªa escribir ritualmente un poema cada Navidad, cuando sent¨ªa que m¨¢s all¨¢ de las dudas, precisamente los mitos, en este caso el milagro del nacimiento de Cristo, pod¨ªan acercarnos a la verdad. Poemas de Navidad podr¨ªa verse como una autobiograf¨ªa, pues re¨²ne 18 poemas escritos desde 1965 hasta 1995, pocos meses antes de su muerte. En ellos asistimos a los cambios de curso y de caudal de un gran poeta, una figura central que se relaciona con casi todos los nombres de esa tabla peri¨®dica que define la poes¨ªa rusa. Con un tiempo y un espacio espec¨ªfico de fondo, Brodsky lleva a cabo un esfuerzo de reflexi¨®n personal, hist¨®rica y cultural, en definitiva, de civilizaci¨®n. Quien siempre quiso recomponer las leyes del tiempo y del espacio, encuentra un modo en esta imagen de cultura: "?Qu¨¦ hace falta para un milagro? A una zamarra de pastor, / un granito de ayer y una pizca de hoy / y ma?ana, a?¨¢deles a ojo / un trocito de espacio y una miga de cielo". Y eso lo hace creando su propio reino con la lengua, esa que nos hace humanos y nos permite vincularnos con lo divino y eterno, con lo por venir. La esencia de la existencia humana: "A trav¨¦s del umbral los miraba la estrella. / Era el ni?o el ¨²nico entre ello / que sab¨ªa lo que significaba / su mirada, pero ¨¦l, callaba". Aqu¨ª est¨¢n, sin duda, un pu?ado de los mejores poemas de Brodsky.
Versos de la bella dama. Alexander Blok. Pr¨®logo y traducci¨®n de Jes¨²s Garc¨ªa Gabald¨®n. Edici¨®n biling¨¹e. Igitur. Montblanc (Tarragona), 2006. 190 p¨¢ginas. 13 euros. Cartas de Wilno (1934-1935). Marina Tsvet¨¢ieva. Traducci¨®n de Jorge Segovia y Violetta Beck. Maldoror Ediciones. Vigo, 2006. 100 p¨¢ginas. 14 euros. Ariadna. Marina Tsvet¨¢ieva. Presentaci¨®n y versi¨®n r¨ªtmica de Carlos Iniesta Garc¨ªa. Traducci¨®n de Tatiana Gritz¨¢i Bielova y Carlos Iniesta Garc¨ªa. Edici¨®n biling¨¹e. Ediciones del Oriente y del Mediterr¨¢neo. Madrid, 2006. 283 p¨¢ginas. 19 euros. Poemas de Navidad. Joseph Brodsky. Pr¨®logo de Svetlana Maliavina. Traducci¨®n de Svetlana Maliavina y Juan Jos¨¦ Herrera de la Muela. Edici¨®n biling¨¹e. Visor. Madrid, 2006. 141 p¨¢ginas. 10 euros.
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