Genio y figura
M¨¢s de campo que las amapolas. Ser as¨ª es lo que entre otras muchas cosas ha llevado a tres ya se?ores de pueblo a ser algo m¨¢s que tres "simples" se?ores de pueblo. Son Els Pets, un grupo que gracias a tomarse a s¨ª mismos y a su p¨²blico en serio ha pasado de ser una simple broma escatol¨®gica y rural a una banda capaz de vestir sus canciones para que suenen entre las nobles maderas de un auditorio con firma. Ese Rubic¨®n particular lo cruzaron el pasado jueves en el Auditori de Barcelona, una de las paradas de la gira ac¨²stica que les est¨¢ llevando por los teatros de Catalu?a.
Est¨¢ dicho que Els Pets son de pueblo, y aunque quiz¨¢ eso no se desprenda autom¨¢ticamente, Els Pets son tercos, tenaces y due?os de su propio vocabulario. Hacer conciertos ac¨²sticos suele suponer desenchufar los instrumentos, poner cara de balada y lanzarse por los terraplenes de la l¨¢nguida emotividad para, a ser posible sentado en un taburete alto, demostrar a quien se ponga a tiro que uno tiene un rinconcito sensible. Bien es cierto que Llu¨ªs Gavald¨¤ no necesita poner cara de l¨¢grima para evidenciar que tiene una marcada sensibilidad, pero no es menos cierto que su grupo ha tenido que llevar, no sin merecimiento, el sambenito de ser una banda festiva no apta para las distancias cortas. Armados con una seguridad casi insultante, Els Pets decidieron meterse en teatros para evidenciar que no necesitan ni estelades, ni adolescentes sudando hormonas, ni botes sobre el escenario para convencer con la solvencia de su propuesta. Y as¨ª llegaron al Auditori, que por cierto se llen¨®.
Dicho est¨¢ que son due?os de su propio vocabulario, y aunque hubo taburetes altos las guitarras no se desenchufaron pese a la promesa ac¨²stica. As¨ª las cosas, el ac¨²stico de Els Pets result¨® ser un concierto normal con Joan Reig tocando algo m¨¢s bajo la bater¨ªa y con un m¨²sico aplicando viol¨ªn y cuerda a las canciones del repertorio, que rehuy¨® los temas m¨¢s aptos para el burbujeo. Ataviados con chaqueta blanca, sombrero y camiseta oficial de gira, ya se sabe que los de pueblo se "mudan" para los acontecimientos tal como Gavald¨¤ recuerda a menudo, Els Pets se enfrentaron con ellos mismos par demostrar que s¨ª, que eso de hacerse mayores y dejar la efervescencia juvenil no les sienta mal.
En realidad, no tendr¨ªan que haber ido al Auditori para convencer al p¨²blico de ello. P¨®nganse de muestra tres soberbias canciones: Dissabte, F¨¤cil y Del balc¨® de casa. Estas tres sonaron deliciosamente, arropadas con sigilo por una instrumentaci¨®n que no apuraba decibelios. Es cierto que los nuevos arreglos no hac¨ªan diferentes a las canciones, pero tocadas con cierto comedimiento ganaron enteros. La ¨²nica canci¨®n que de verdad son¨® diferente fue la no menos brillante Aquest cony de temps, que en la versi¨®n del Auditori result¨® incluso m¨¢s bonita que en disco. Vaya, que Els Pets pueden mostrar sus recursos mel¨®dicos sin necesidad del Bon dia, pero ya se sabe que ellos, cabezones, nunca querr¨¢n dejar de ser una banda de fiesta. Y eso a pesar de que las dos canciones que estrenaron no son precisamente para bailar. Genio y figura...
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