Yusuf vuelve a ser Cat Stevens
El cantante convertido al islam en los a?os setenta publica 'An other cup', un disco pop
Hace un par de a?os, Yusuf Islam (Londres, 1947) visit¨® C¨®rdoba. Hab¨ªa accedido a promocionar The very best of Cat Stevens, un resumen de la obra musical de su etapa anterior. A pesar de su naturaleza reservada, se manifestaba maravillado ante la mezquita, los alc¨¢zares y dem¨¢s muestras del esplendor del califato cordob¨¦s. Sin embargo, manten¨ªa sus distancias ante su antigua profesi¨®n: "La ¨²nica m¨²sica nueva que he hecho est¨¢ en mis discos isl¨¢micos, en la narraci¨®n de la vida de Mahoma y en un abecedario musical para ni?os. Eso s¨ª, canto con percusi¨®n, no estoy totalmente seguro de que un buen musulm¨¢n pueda tocar la guitarra".
Esas prevenciones se han evaporado: bajo el nombre abreviado de Yusuf, acaba de publicar An other cup (Ya / Universal), su primera colecci¨®n de canciones pop desde 1978, a?o en que publicit¨® su conversi¨®n al islamismo. Y las fotos del librito, cuidadosamente tratadas para disimular su barba afgana, le muestran tocando la guitarra. Hay incluso un cartel de Ziryab, aquel tocador de la¨²d que naci¨® en Bagdad y vivi¨® en C¨®rdoba, pionero al que venera Paco de Luc¨ªa y otros guitarristas.
Curioso: Yusuf se reconcili¨® con la guitarra al poco de conocer C¨®rdoba. Dando la vuelta a la historia de uno de los primeros ¨¦xitos, Father and son, fue su hijo quien le hizo cambiar: "Le gusta mucho la m¨²sica y trajo una guitarra a casa; yo hab¨ªa vendido todas las que tuve. Un d¨ªa, tras decir mis oraciones, agarr¨¦ la guitarra y comprob¨¦ que mis dedos sab¨ªan donde colocarse. Ten¨ªa unos textos escritos a modo de poemas y result¨® natural el ponerlos m¨²sica. De repente, descubr¨ª que Dios me suger¨ªa que pod¨ªa volver a mi antiguo oficio".
Asegura que se sinti¨® c¨®modo a la hora de grabar las canciones. "Fue como visitar una casa en la que has pasado muchas horas". A su llamada acudieron antiguos acompa?antes como el guitarrista Alun Davis y el teclista Jean Roussell, aparte de compa?eros de fe como el vocalista Youssou N'Dour.
No les dio miedo el relacionarse con alguien a quien algunas agencias de Estados Unidos consideran un terrorista potencial: ya se sabe que se oblig¨® a desviar un avi¨®n en el que viajaba Yusuf, al que no se permiti¨® aterrizar en Nueva York.
Le cost¨® m¨¢s el entenderse con el negocio del disco, que encarna muchas cosas que detesta: "Las discogr¨¢ficas tienden a producir lo que yo llamo McM¨²sica, el equivalente sonoro de las hamburguesas". Prefiri¨® pagarse el disco, montar una compa?¨ªa propia y negociar con las multinacionales, que en su caso se han mostrado comprensivas. En la portada, una discreta pegatina asegura que "Cat Stevens defini¨® una generaci¨®n con Tea for the tillerman".
Hasta el oyente casual puede identificar a Yusuf. Conserva esa voz intensa, mantiene el pellizco en los estribillos, todav¨ªa construye muchas de sus canciones sobre subidas percusivas. Las letras tampoco se diferencian tanto de las del Cat Stevens de los setenta, empe?ado en una b¨²squeda espiritual: consejos para encarar la vida diaria, visiones de un mundo tolerante, suaves mensajes religiosos, celebraciones del amor; el matrimonio de Yusuf, arreglado por el im¨¢n de su mezquita, ha resultado feliz.
De hecho, Fuzia Al¨ª, su esposa, sugiri¨® que grabara el ¨²nico tema ajeno de An other cup, una versi¨®n con cuerdas de Don't let me be misunderstood, que fue ¨¦xito para The Animals pero que Yusuf recordaba en la lectura de Nina Simone. "Estoy muy acostumbrado a que otros graben mis canciones, Rod Stewart ha hecho algunas muy buenas, pero no al rev¨¦s. Pero ese tema, lo de 'Se?or, no dejes que me malinterpreten', era perfecto para este momento de mi vida. Yo s¨¦ que la m¨²sica tiene poderes curativos y lo que espero es que tambi¨¦n sirva para construir puentes entre civilizaciones, que nos ayude a defender la causa com¨²n de la humanidad".Yusuf se reconcili¨® con la guitarra al poco de conocer C¨®rdoba. Su hijo le hizo cambiar
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