Por el honor del soldado Burden
Exculpados 306 brit¨¢nicos ejecutados durante la I Guerra Mundial
Ya no tenemos que luchar. Hemos ganado la batalla. La Reina los ha perdonado". John Hipkin canta victoria a sus 80 a?os. Combati¨® en la II Guerra Mundial, pas¨® cuatro a?os en un centro de concentraci¨®n, pero su reivindicaci¨®n va m¨¢s atr¨¢s. Luchaba hasta este mes por los soldados brit¨¢nicos, irlandeses y de la Commonwealth condenados a la pena capital durante la Gran Guerra de 1914 a 1918. Entre ellos, el soldado Herbert Burden, de 17 a?os, ejecutado el amanecer del 18 de julio de 1915. "No se puede fusilar a chavales. Fue un horrible error", critica el octogenario activista.
El 8 de noviembre, Isabel II puso el sello real al texto legislativo que concede el perd¨®n p¨®stumo a los 306 soldados condenados a muerte y ejecutados por el Ej¨¦rcito brit¨¢nico en la I Guerra Mundial. Todos ellos fueron juzgados en consejos de guerra sumarios por presuntos delitos catalogados en la mayor¨ªa de los casos bajo el gen¨¦rico nombre de deserci¨®n. Un an¨¢lisis de las actas arroja otra realidad: una denuncia por cobard¨ªa, indisciplina, desobediencia, incumplimiento del deber, enfermedad y absentismo temporal se pagaba con la m¨¢xima pena para dar ejemplo.
Una denuncia por cobard¨ªa o indisciplina se pagaba con la ejecuci¨®n, para dar ejemplo
Los oficiales que juzgaron a James Templeton reconocieron que este irland¨¦s de 20 a?os no era consciente de la gravedad de su falta, pero lo enviaron a la muerte. Burden dej¨® su puesto para hablar con otro soldado que acababa de perder a un familiar, pero el tribunal justific¨® su fusilamiento porque "la pena capital es el ¨²nico medio para frenar las deserciones". "Es un delito muy serio. Pero el Ej¨¦rcito estadounidense s¨®lo ha ejecutado a un soldado desde 1860. El alem¨¢n, con el doble de tropas que el brit¨¢nico, conden¨® a muerte a 50 soldados. Nosotros, a 306. Es dif¨ªcil comprender la brutalidad del Ej¨¦rcito brit¨¢nico", compara Hopkin.
Brutalidad en funci¨®n del estatus social. "S¨®lo hay dos oficiales, y de rango bajo, entre los fusilados. Fue una guerra muy dif¨ªcil para el soldado ordinario. No ten¨ªan estudios, ni contactos, ni familiares influyentes que ejercieran presi¨®n para rebajar o conmutar la sentencia. El Ej¨¦rcito aplicaba una norma a los oficiales y otra muy distinta a los reclutas".
Tras la I Guerra Mundial, la pena capital se limit¨® a delitos militares de asesinato y rebeli¨®n. "Los diputados ven¨ªan de combatir en las trincheras y estaban asqueados de los fusilamientos. Revisaron la ley y relajaron las penas. Adem¨¢s, la mayor¨ªa de los soldados estaban traumatizados por la guerra, pero su estado mental no se tuvo en cuenta", dice Hopkin.
La rehabilitaci¨®n de los ejecutados es el resultado de una campa?a tortuosa. Sus identidades se revelaron en 1990 al levantarse los 100 a?os de confidencialidad impuestos sobre cada caso. Hopkin fund¨® entonces Shot at Dawn (Fusilados al Amanecer) para llamar la atenci¨®n sobre cuatro adolescentes de 17 a?os de su regi¨®n, en el norte de Inglaterra, a los que mat¨® su propio Ej¨¦rcito. Pronto se sumaron familiares de otros soldados decididos a dar batalla para limpiar sus nombres en la opini¨®n p¨²blica y en los tribunales.
Pero cada paso positivo tropez¨® con una negativa del Gobierno. John Major, entonces primer ministro, acept¨® debatir la cuesti¨®n en el Parlamento, pero neg¨® a sus diputados conservadores el voto libre bajo la excusa de que "no se puede reescribir la historia". En la misma l¨ªnea se mantuvieron los ministros laboristas de Defensa, pese a perder batallas legales en los tribunales. Ya no tendr¨¢n que torpedear el proceso judicial.
El actual responsable de Defensa, Des Browne, ha dado la victoria a las familias sin llegar a disculparse en nombre del Ej¨¦rcito. El pasado 16 de agosto anunci¨® el perd¨®n de los 306 soldados que la Reina ratific¨® este mes.
"Aunque es un asunto hist¨®rico, soy consciente que c¨®mo se sienten hoy los familiares de estos hombres. Han tenido que aguantar el estigma durante d¨¦cadas. Eso lo convierte tambi¨¦n en un asunto moral y, habi¨¦ndolo revisado, creo que es apropiado recabar el perd¨®n legislativo", se?al¨® el ministro. "Es mejor", a?adi¨®, "reconocer que se cometieron injusticias y que todos estos hombres fueron v¨ªctimas de la guerra".
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