Claves para el nuevo Gobierno
La pol¨ªtica catalana recupera lentamente la normalidad despu¨¦s del proceso estatutario y la cita electoral del pasado 1 de noviembre. Nos vamos a sorprender de la rapidez con que dejaremos atr¨¢s din¨¢micas y realidades cotidianas de estos ¨²ltimos tres a?os. Y m¨¢s sorprendente ser¨¢ poder observar como callar¨¢n la mayor¨ªa de las voces que desde diciembre de 2003, momento en el que se hizo p¨²blico que en Catalu?a gobernar¨ªa una coalici¨®n catalanista y de progreso encabezada por Maragall, situaron al tripartito, y de paso al pa¨ªs entero, en el centro de sus agudas y altisonantes cuerdas vocales. Est¨¢ amortizada la crispaci¨®n disfrazada de debate pol¨ªtico que tantos r¨ªos de tinta y vocablos malgast¨® en los ¨²ltimos a?os. Los mismos que la han estado alimentando sin ¨¦tica ni decencia democr¨¢tica van a pasar p¨¢gina m¨¢s r¨¢pido de lo que pensamos. No creo lejano el d¨ªa en que el terrorista de las ondas episcopales se quede tan solitario en las verbalizaciones de sus obsesiones como el llanero m¨¢s solitario de los llaneros solitarios. S¨®lo hay que dar una ojeada a los vociferadores y escribas de la crispaci¨®n para ver c¨®mo han tratado el debate de investidura del presidente Montilla. No era de esperar y no ha habido guante de seda, pero tampoco han practicado con el nuevo presidente y la nueva mayor¨ªa la estrategia del full contact para abatir desde el mismo momento de su concepci¨®n el pacto nacional de progreso.
Se puede esperar un escenario de trabajo relativamente tranquilo para el Ejecutivo catal¨¢n
Probablemente este giro tan r¨¢pido tiene mucho que ver con la decisi¨®n del PP y de su aspirante a ocupar La Moncloa de probar suerte con unas formas y un discurso pol¨ªtico m¨¢s moderados que los utilizados los ¨²ltimos a?os. Y en ese punto es donde Montilla puede ser uno de los primeros beneficiados. Rajoy es consciente de que est¨¢ lejos de la mayor¨ªa absoluta, pero sabe tambi¨¦n que Zapatero puede tener serios problemas en este ¨²ltimo tramo de la legislatura, hasta el extremo de que el desgaste ante su electorado pueda crecer. Rajoy no lo tiene del todo imposible para volver al Gobierno de Espa?a, ahora como presidente. Lo tiene dif¨ªcil, pero no imposible. Dadas las circunstancias y haciendo n¨²meros, Rajoy tambi¨¦n sabe que probablemente s¨®lo con los apoyos de otras formaciones parlamentarias con representaci¨®n en el Congreso de los Diputados podr¨¢ arrebatar la mayor¨ªa al PSOE. La conclusi¨®n de todo ello es que en el PP han asumido que es tiempo de empezar a tejer alianzas y limpiar el camino de obst¨¢culos al pacto por si, llegado el momento, ¨¦ste se requiere. Y en todos los escenarios posibles de pactos, la fuerza de CiU es relevante por el n¨²mero de esca?os que pueda obtener en las pr¨®ximas elecciones y sobre todo por lo que representa social y pol¨ªticamente. Coherentemente con todo ello, la primera tarea de Rajoy es garantizar que CiU no vuelva al notario.
No deja de tener cierta gracia que una de las im¨¢genes en las que los estrategas electorales de CiU ten¨ªan puesta buena parte de sus esperanzas de ¨¦xito en la ¨²ltima campa?a no s¨®lo se ha convertido en una imagen que en nada ayud¨® a Artur Mas a consolidar votos, sino que ahora es una imagen que puede lograr un cierto sosiego para el nuevo Gobierno catal¨¢n. La foto del notario contribuir¨¢ a que amainen los aires desestabilizadores con origen mesetario que han soplado devastadoramente los ¨²ltimos a?os. Rajoy sabe que lograr el apoyo de CiU para auparlo a La Moncloa no ser¨¢ sencillo, pero no ignora que ser¨¢ imposible si el trato pol¨ªtico hacia Catalu?a que el PP y su entorno ofrecen mantiene abierta la crispaci¨®n y la agresi¨®n permanente. El estilo de agresi¨®n contra el Gobierno de Maragall y contra el Estatuto era tambi¨¦n un ataque a la l¨ªnea de flotaci¨®n de CiU que imposibilitaba cualquier acuerdo. La visita de Mas al notario tiene que ver con el nunca olvidado por los electores pacto del Majestic, pero tambi¨¦n con el estilo Acebes-Losantos, que ha dominado la estrategia de la derecha espa?ola. As¨ª pues, si Rajoy quiere limpiar el camino de obst¨¢culos en esos 15 meses que te¨®ricamente faltan para las nuevas elecciones a Cortes, algunas cosas importantes tendr¨¢ que modificar. Y a corto plazo esa modificaci¨®n tendr¨¢ efectos colaterales, no buscados pero inevitables, y favorecer¨¢ al nuevo Gobierno catal¨¢n en la medida en que disminuir¨¢ la presi¨®n contra ¨¦l.
En clave interna catalana, tambi¨¦n se puede esperar un escenario de trabajo relativamente tranquilo para el Ejecutivo catal¨¢n. CiU debe encontrar su espacio como oposici¨®n. Pocas cosas hay tan claras como el fracaso como oposici¨®n. Es innegable que CiU gan¨® las elecciones, pero los l¨ªderes y estrategas de CiU no pueden simplificar la realidad y quedarse s¨®lo con la idea de que, en la medida en que han ganado las elecciones, no hay espacio para la autocr¨ªtica y la correcci¨®n. ?Qu¨¦ es m¨¢s relevante, ganar las elecciones o gobernar? ?Qu¨¦ es m¨¢s grave, ganar dos diputados o perder 90.000 votantes? ?Qu¨¦ es m¨¢s importante, ganar dos diputados y las elecciones siendo el primer partido de la oposici¨®n o s¨®lo haber ganado dos diputados despu¨¦s de un periodo marcado por los sucesivos errores y crisis gubernamentales? Es decir, ?tendr¨¢ CiU a corto plazo un escenario mejor para volver al Gobierno de la Generalitat que el que estos tres a?os han ofrecido? No es evidente que as¨ª sea, con lo cual tampoco es aventurado afirmar que CiU debe prepararse para un largo recorrido como fuerza de oposici¨®n y modificar su estrategia.
Montilla, pues, con la fortuna amiga. Y Carod, Puigcerc¨®s y Saura, con la posibilidad y la responsabilidad de disponer de una segunda oportunidad para estar en el Gobierno. Un tropez¨®n en la misma piedra en la que se encall¨® el Gobierno de Maragall acabar¨ªa, probablemente, con las oportunidades futuras de reedici¨®n de una mayor¨ªa de progreso y catalanista en el Gobierno de la Generalitat. Pero con la misma claridad hay que observar que los primeros pasos del nuevo Gobierno permiten afirmar que los socios han aprendido la lecci¨®n de los ¨²ltimos a?os. Ahora s¨®lo falta la ilusi¨®n de volver a empezar y acertar con la designaci¨®n del Ejecutivo.
Jordi S¨¢nchez es polit¨®logo.
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