Manuel Vicent, a dos carrillos
El escritor publica 'Comer y beber a mi manera', un ejercicio de memoria y un homenaje a los alimentos sencillos
"?Qu¨¦ cuerpos los californianos de los sesenta! Aquellos hombres haciendo surf, aquellas mujeres descalzas en los centros comerciales. Adivinabas que beb¨ªan una leche pur¨ªsima y com¨ªan solomillos New York cut". Manuel Vicent (Castell¨®n, 1936) sostiene entre el pulgar y el ¨ªndice un filete imaginario de tres cent¨ªmetros al recordar su primer viaje a San Diego desde, dice, "una Espa?a seudofam¨¦lica por la posguerra". Pero a Estados Unidos la comida se le hizo bola. "Ahora s¨®lo hay fatties, todos hormonados hasta el fondo del alma. Porque la hamburguesa podrida, no s¨®lo te fastidia el cuerpo".
La hamburguesa llega al alma porque comer, seg¨²n Vicent, "es el acto m¨¢s ¨ªntimo que existe". "Somos lo que comemos" es el mantra de Comer y beber a mi manera (Alfaguara, 2006), una colecci¨®n de recuerdos gastron¨®micos y recetas. "No es un libro de cocina", dice el autor, "sino un libro literario alrededor de los peque?os placeres de la vida". "Comer es un acto m¨ªstico, convierte cualquier cosa en ti mismo". El problema de los herejes es que tragamos por llenar el buche: "Hoy el pecado est¨¢ en la comida; unos porque no pueden comer, otros porque comen demasiado y otros porque comen mal". Su receta es comer mediterr¨¢neo, poco y "hacer de la obligaci¨®n de alimentarse tres veces un acto sencillo y no rutinario; ponerle imaginaci¨®n, pensar de d¨®nde viene ese alimento, por qu¨¦ manos ha pasado, qu¨¦ sudor ha desarrollado".
"En la mesa, en el juego y en la cama, el ego se pone encima y se ve qui¨¦n es qui¨¦n"
"Un hombre frente a una paella confunde el guiso con el desembarco en Normand¨ªa"
La imaginaci¨®n es el nexo entre comida y literatura: "No hay m¨¢s que ver las cartas de hoy en d¨ªa, son pura ficci¨®n", bromea el autor. ?Demasiada po¨¦tica? "Los franceses siempre lo pudren todo de literatura. El vicio actual es perder la naturalidad. La tortilla deconstruida o las croquetas de humo est¨¢n muy bien como algo diletante, posmoderno. Pero la verdadera investigaci¨®n surge de la escasez. De esas infinitas madres an¨®nimas que de la nada hacen obras de arte".
El libro retoza sobre la humildad del pan con aceite y las longanizas. Cuenta c¨®mo Virgilio com¨ªa berros y r¨²cula. "Aquellas hierbas de las cunetas de mi infancia que com¨ªan los conejos", reflexiona el autor, "las toman ahora los ejecutivos en ensalada". Tambi¨¦n se detiene Vincent en an¨¦cdotas con forma de bocata de "calamares de la conciencia". Los comi¨® preocupado y fueron lo primero que le sent¨® mal a este escritor de est¨®mago delicado. Lo m¨¢s asqueroso que ha comido, "las garras gelatinosas de un pato laqueado, con u?as y todo" que le meti¨® en la boca un "mandam¨¢s chino". Tampoco fue capaz de negarle el bocado "a una mujer maya infinitamente pobre" que le tendi¨® en Yucat¨¢n un "taquito contaminado por las gallinas".
"En la mesa, en el juego y en la cama, el ego se pone encima y se ve qui¨¦n es qui¨¦n", dice Vicent, para quien no hay comidas indigestas, sino comensales pesados. Por ello las de trabajo son una contradicci¨®n: "Todo lo que se promete en una sobremesa con tres orujos no vale nada, igual que en plena efervescencia amorosa". Tambi¨¦n se nos ve el plumero al cocinar: "Las mujeres cocinan mientras atienden la casa; pero un hombre frente a una paella o un marmitako, confunde el guiso con un desembarco en Normand¨ªa".
Para conquistar a Scarlett Johanson, ¨¦l preparar¨ªa "algo que no hubiera probado en su vida, una sopa de acelgas y jud¨ªas, que le encendiera las mejillas". A Rajoy, una comida muy breve, "para pasar r¨¢pido al puro y la copa y lograr que se relajase". A Zapatero le har¨ªa comer sin sentarse: "Un hombre que esta pensando en la alianza de la civilizaciones tiene que comer de pie". Puesto en el brete de elegir su ¨²ltima cena, niega el privilegio: "Eso es literatura negra".
No hay que comer como si fuese el ¨²ltimo d¨ªa, sino en paz. Para explicarlo, Vicent vuelve a la m¨ªstica: "El diafragma tiene que estar plano, con la burbuja en el centro, como la plomada de los alba?iles. Entonces no aspiras a nada y el camarero no te sirve el dedo en la sopa". ?Habla de energ¨ªas? "Tenemos una serpiente sentada en el coxis, la kundalini. Si la despiertas empieza a subir por la espina dorsal. Va abriendo espacios, los chakras: primero el sexo, luego lo digestivo. Sigue hasta el coraz¨®n y con mucha asc¨¦tica, llega al cerebro donde su cabeza se une a la tuya y estalla en un loto de mil flores: la visi¨®n universal". Pero lo primero es lo primero, follar y comer: "Eso somos, sacos de comida que transportan genes".
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