El fantasma del plagio
Los editores espa?oles, en prevenci¨®n de males mayores, incluyen en sus contratos una cl¨¢usula en la que el autor les garantiza la "autor¨ªa y originalidad" de la obra cuyos derechos de edici¨®n cede. Naturalmente, con eso no suele bastar para evitar problemas, y el fantasma del plagio agobia a editores y escritores por igual.
Camilo Jos¨¦ Cela fue acusado de plagio por la obra con la que gan¨® el Premio Planeta, La cruz de San Andr¨¦s, y Ana Rosa Quintana fue objeto de las mismas acusaciones cuando public¨® Sabor a hiel, la ¨²nica novela que hasta ahora haya firmado la presentadora de televisi¨®n, y que fue contratada y editada tambi¨¦n por Planeta. En el caso de Cela hubo una querella criminal que qued¨® en nada. El caso de Ana Rosa Quintana no lleg¨® a los tribunales, y es especialmente curioso pues no s¨®lo benefici¨® a la presunta plagiaria sino, adem¨¢s, a una de las plagiadas.
El autor garantiza la "autor¨ªa y originalidad" de la obra cuyos derechos de edici¨®n cede
Quintana, que entonces presentaba el magac¨ªn de tarde en Antena 3, apareci¨® casi llorosa al inicio de su programa, pocos d¨ªas despu¨¦s de que se denunciara que su novela conten¨ªa largos fragmentos que parec¨ªan directamente traducidos de obras la novelista norteamericana Danielle Steel, as¨ª como alg¨²n que otro de la mexicana ?ngeles Mastretta. Seg¨²n la periodista, todo se deb¨ªa a una equivocaci¨®n de inexperta al manejar su ordenador.
Su audiencia la crey¨®, y Quintana jam¨¢s perdi¨® prestigio ni p¨²blico televisivo. Su editor, Jos¨¦ Manuel Lara Bosch, sali¨® p¨²blicamente en defensa de ella y de los autores en general. Al mismo tiempo, Planeta retir¨® la novela del mercado. Para entonces se hab¨ªan vendido ya 100.000 ejemplares.
Lo m¨¢s sorprendente del caso, sin duda, es que la gran beneficiada de todo este embrollo fue la autora norteamericana. Danielle Steel escribe unas tres novelas al a?o, todas las cuales tienen primeras ediciones en tapa dura de un mill¨®n de ejemplares. Tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido, sus historias de amor a lo Cor¨ªn Tellado tienen un seguimiento enorme. No as¨ª en la Europa continental.
Hasta que se produjo el supuesto plagio. Gracias, sin duda, a que su nombre se dio a conocer, Danielle Steel empez¨® a superar r¨¢pidamente los apenas seis o siete mil ejemplares que hasta entonces se vend¨ªan de la edici¨®n espa?ola de sus novelas, y muy pronto lleg¨® a doblar esa cifra. As¨ª me lo coment¨® riendo a carcajadas una representante de su agencia neoyorquina en la edici¨®n de la Feria de Francfort que sigui¨® al incidente. Ni por un instante se les hab¨ªa ocurrido llevar el caso a los tribunales.
Enrique Murillo es editor y escritor.
Babelia
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