Primera prueba de fuego
Los gibraltare?os votan ma?ana en refer¨¦ndum la reforma de la Constituci¨®n tras los acuerdos con Espa?a y Reino Unido
El refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n de Gibraltar que se celebra ma?ana es la primera prueba de fuego para el nuevo clima de cooperaci¨®n y amistad inaugurado por los acuerdos hispano-brit¨¢nico-gibraltare?os alcanzado en C¨®rdoba el 18 de septiembre. Aquellos compromisos, que permitir¨¢n el uso conjunto del aeropuerto de la colonia -el primer vuelo de Iberia llegar¨¢ el 18 de diciembre-, la agilizaci¨®n del tr¨¢nsito a trav¨¦s de la Verja y de las comunicaciones telef¨®nicas de los llanitos, as¨ª como la actualizaci¨®n de las pensiones de los espa?oles que trabajaron en el Pe?¨®n hasta el cierre de la cancela, en 1968, se consumaron sin menoscabo de las dos posiciones enfrentadas: la de Espa?a, que no cede un ¨¢pice en su reclamaci¨®n de la soberan¨ªa sobre Gibraltar, y la de la colonia, que reclama su derecho a la autodeterminaci¨®n.
La pregunta plantea que se vote la reforma "en el ejercicio de su derecho a la autodeterminaci¨®n"
El ministro principal ha instado a la poblaci¨®n a mantener buenas relaciones con Espa?a
Fue precisa mucha alquimia verbal e incluso arquitect¨®nica -el famoso voladizo sobre suelo de La L¨ªnea que alojar¨¢ a los polic¨ªas espa?oles en la terminal de uso conjunto- para salvar los escollos que este conflicto interpone en una actitud de cooperaci¨®n positiva, a la que Espa?a ha contribuido con una concesi¨®n importante: aceptar al ministro principal de Gibraltar como parte plena de un di¨¢logo al que hasta ahora los llanitos hubieran podido concurrir s¨®lo bajo el pabell¨®n brit¨¢nico.
El acuerdo de C¨®rdoba limita de modo muy preciso el campo de esta nueva interlocuci¨®n exclusivamente a la cooperaci¨®n transfronteriza. La negociaci¨®n sobre la soberan¨ªa sigue reservada para Madrid y Londres. Pero es claro que si Gibraltar intentara utilizar su nueva posici¨®n de interlocutor igualitario para hacer valer su pretendido derecho de autodeterminaci¨®n en foros internacionales, el Gobierno espa?ol no podr¨ªa mantener la confianza necesaria para que se apliquen los acuerdos. Y la cosa ser¨ªa grave, ya que el levantamiento de las restricciones europeas al tr¨¢fico a¨¦reo sobre el Pe?¨®n, solicitado para abrir el aeropuerto al uso conjunto, tiene car¨¢cter irreversible.
Pues bien, el refer¨¦ndum sobre la reforma de la Constituci¨®n incide directamente en este problema. La propia reforma, que pocas novedades pod¨ªa aportar a la ampl¨ªsima autonom¨ªa frente a Londres desarrollada por el Pe?¨®n al amparo de la Constituci¨®n de 1968, cuya aprobaci¨®n dio paso a la mayor crisis registrada en torno al contencioso, fue concebida, sobre todo, como un recurso pol¨ªtico para llegar a este refer¨¦ndum del 30 de noviembre y convertirlo nada menos que en "el acto de autodeterminaci¨®n" del pueblo gibraltare?o. La pregunta pide, en efecto, a los ciudadanos que voten la Constituci¨®n "en el ejercicio de su derecho a la autodeterminaci¨®n".
El tono de esta demanda caus¨® alg¨²n resquemor entre la diplomacia espa?ola. Pero pesan m¨¢s las garant¨ªas reiteradas por Londres a cada paso del proceso de que las posibilidades de autodeterminaci¨®n de su colonia, opci¨®n que los brit¨¢nicos reconocen a Gibraltar como un derecho, est¨¢n limitadas por el art¨ªculo 10 de Tratado de Utrecht, con su previsi¨®n de que el Pe?¨®n tenga que pasar a ser espa?ol si deja de ser brit¨¢nico. Es decir, que Gibraltar se puede "autodeterminar", pero s¨®lo en un sentido muy limitado, no para ser independiente ni Estado libre asociado. El Reino Unido ha declarado, no obstante, que, con sus facultades actuales, el Pe?¨®n no merece ser considerado ya una colonia.
Un dato fundamental tambi¨¦n para Madrid es que el ministro principal de Gibraltar, Peter Caruana, est¨¢ actuando hasta aqu¨ª lealmente. En el fragor de una campa?a dif¨ªcil, Caruana no ha dejado de instar a su poblaci¨®n a mantener buenas relaciones con Espa?a, de recordarles la vigencia del Tratado de Utrecht y de ofrecerles, en definitiva, pocas esperanzas de que su estatuto colonial cambie a corto plazo. Su oponente, el laborista Joe Bossano, ha amenazado con pedir el no si Caruana insiste en esos mensajes.
Un voto negativo de los apenas 30.000 convocados tendr¨ªa consecuencias irreparables para Caruana y para todo lo que se ha tejido ¨²ltimamente en torno al contencioso. El voto afirmativo, mucho m¨¢s probable, abrir¨¢ un periodo de expectativa y valoraciones, pero permitir¨¢ seguir adelante con la cooperaci¨®n tripartita. Hasta que la cuerda se tense por el otro lado, cuando Espa?a d¨¦ el paso inevitable, y probablemente pr¨®ximo, de pedir la reapertura del Proceso de Bruselas y de las conversaciones bilaterales con el Reino Unidos sobre la soberan¨ªa del Pe?¨®n. Londres tiene ah¨ª el freno de su compromiso con Gibraltar de no dar ning¨²n paso hacia un cambio de estatuto que no quieran los gibraltare?os. Este recurso, unido al art¨ªculo 10 de Tratado de Utrecht, pone en manos brit¨¢nicas todo lo necesario para que el contencioso dure otros 300 a?os.
[El Gobierno de Caruana emiti¨® ayer un comunicado en el que urge a votar s¨ª en el refer¨¦ndum alegando que el texto consensuado con Londres reafirma el derecho a la autodeterminaci¨®n. El nuevo texto constitucional, seg¨²n Caruana, "preserva y reafirma" la soberan¨ªa brit¨¢nica del Pe?¨®n y concede a sus habitantes una relaci¨®n "moderna y madura", que el propio Reino Unido "declara que no se puede considerar sobre la base del colonialismo". Adem¨¢s, la nueva Constituci¨®n "reafirma" el derecho local a la autodeterminaci¨®n y, adem¨¢s, incrementa el autogobierno de la colonia permitiendo a las autoridades locales el control de su "destino y asuntos". Y se destaca el hecho de que represente "un significativo paso adelante" en la garant¨ªa de una independencia plena del sistema judicial gibraltare?o, informa Europa Press].
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