El Parlamento de Ottawa reconoce a Quebec como naci¨®n dentro de Canad¨¢
La moci¨®n del primer ministro Harper es aprobada por congresistas de todos los partidos
"Esta C¨¢mara reconoce que los quebequeses forman una naci¨®n dentro de un Canad¨¢ unido". La resoluci¨®n que present¨® por sorpresa hace una semana el primer ministro conservador, Stephen Harper, recibi¨® el lunes por la noche en Ottawa el casi un¨¢nime apoyo de 266 congresistas de todo el arco parlamentario canadiense. La esperanza de la izquierda y la derecha es que la moci¨®n encaje el siempre pendiente asunto del nacionalismo de Quebec; la aspiraci¨®n de los independentistas es que la propuesta sirva de nueva munici¨®n para sus demandas.
Conservadores, liberales, izquierdistas e independentistas respaldaron la moci¨®n, que recibi¨® 16 votos en contra, 15 de ellos liberales. Cinco conservadores no estuvieron presentes y uno se abstuvo. La votaci¨®n fue clara, pero hay diferentes interpretaciones de sus consecuencias. ?La moci¨®n frena el separatismo o le da alas? Es un freno, porque resta argumentos reivindicativos, pero tiene carga simb¨®lica: es la primera vez -en la complicada historia de la unidad nacional canadiense- que el Parlamento relaciona el concepto de naci¨®n con los habitantes de Quebec.
La moci¨®n en s¨ª no tiene efectos legales ni constitucionales. La Constituci¨®n establece un sistema federal en el que las 10 provincias son iguales; en la pr¨¢ctica y por razones de historia y cultura, Quebec tiene una situaci¨®n especial, llena de ventajas. El debate entre los que quieren m¨¢s y los que creen que es suficiente -o incluso demasiado, como opinan muchos canadienses- seguir¨¢. Pero los problemas de Quebec tienen m¨¢s que ver con su p¨¦rdida de peso econ¨®mico -el oeste de Canad¨¢ dispara su crecimiento, debido en parte al petr¨®leo- y demogr¨¢fico. Han pasado 30 a?os desde la primera victoria del Partido Quebequ¨¦s en las elecciones. La tensi¨®n es m¨¢s del pasado que del presente; tras el rechazo de la independencia en los referendos de 1980 y 1995, el soberanismo ha perdido fuelle.
Con su jugada preventiva, Harper desbord¨® al Bloque Quebequ¨¦s, que hab¨ªa presentado una propuesta que no inclu¨ªa la f¨®rmula "dentro de un Canad¨¢ unido" y que quer¨ªa dividir a los liberales, en pleno debate sobre el liderazgo: las propuestas del liberal Michael Ignatieff, favorable al reconocimiento nacional sociol¨®gico, desencadenaron primero la moci¨®n del Bloque, y luego la de Harper. Al apoyar esta ¨²ltima, los liberales han evitado el desgarro en la C¨¢mara -s¨®lo 15 diputados d¨ªscolos, del centenar que compone el grupo- y lo han atenuado en el partido, que celebra su convenci¨®n el fin de semana.
Los conservadores no est¨¢n libres de riesgos, como prueba la dimisi¨®n del ministro de Asuntos Intergubernamentales, Michael Chong, de origen chino, contrario a "reconocer un nacionalismo ¨¦tnico". Harper lo defendi¨® as¨ª: "Es una noche hist¨®rica: los canadienses han dicho s¨ª a Quebec, s¨ª a los quebequeses, y los quebequeses han dicho s¨ª a Canad¨¢. En pol¨ªtica hay que correr riesgos; es lo que hemos hecho, pero la unidad y la reconciliaci¨®n nacional son m¨¢s importantes que cualquier partido". Adem¨¢s de la ret¨®rica, los conservadores, que gobiernan en minor¨ªa y son fuertes en el oeste, conf¨ªan en mejorar posiciones en Quebec.
Con excepciones, los liberales -a los que Harper consult¨® antes de lanzar su ¨®rdago- quedaron satisfechos. "Es una buena noche para Canad¨¢", dijo Ignatieff, posible nuevo l¨ªder del partido: "Hemos demostrado que el reconocimiento de la identidad quebequesa es compatible con la unidad nacional". Para su rival, St¨¦phane Dion, "es el reconocimiento sociol¨®gico y simb¨®lico de un grupo de personas diversas que comparten su voluntad de estar pol¨ªticamente unidas".
El l¨ªder del Bloque Quebequ¨¦s, Gilles Duceppe, rest¨® importancia a la f¨®rmula que reconoce, adem¨¢s de una identidad nacional para los quebequeses, su pertenencia a un Canad¨¢ unido. Para Duceppe, Quebec tiene ahora "m¨¢s armas en la lucha por la independencia".
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