Sa¨²l Ubaldini, dirigente sindical argentino
Organiz¨® 13 huelgas generales contra el Gobierno del presidente Ra¨²l Alfons¨ªn
La vida de Ubaldini estuvo marcada por el sindicalismo y tambi¨¦n por las paradojas. Su madre eligi¨® sus dos nombres -Sa¨²l Eldover- en honor de un gal¨¢n ficticio de radionovela muy popular en Argentina en los a?os treinta.
El hombre que en la d¨¦cada de los a?os ochenta representar¨ªa la contestaci¨®n en la calle, primero fue polic¨ªa y luego cumpli¨® el servicio militar en un lugar que a?os m¨¢s tarde ser¨ªa el m¨¢ximo s¨ªmbolo del terror de la dictadura militar (1976-1983): la Escuela Mec¨¢nica de la Armada (ESMA).
Sin embargo, lo suyo no eran los uniformes, y poco despu¨¦s entr¨® a trabajar en una f¨¢brica de levadura, desde donde se hizo con el poder en el sindicato de cerveceros. Llegaron los a?os de la dictadura y los viejos dirigentes del sindicato -muchos de ellos propensos a negociar con el poder del momento- pensaron que ser¨ªa un hombre manejable y le incorporaron a la c¨²pula de la CGT. No tardaron en darse cuenta de su error. Sa¨²l Ubaldini encabez¨® huelgas y protestas contra la dictadura, al t¨¦rmino de alguna de las cuales acab¨® en el calabozo.
La vuelta de la democracia supuso un duro golpe para los dirigentes sindicales peronistas acusados por los radicales de connivencia con la dictadura. Y fueron los radicales quienes vencieron en las urnas. No obstante, Ubaldini se salv¨® de la quema y ejerci¨® de jefe de la oposici¨®n en la calle. Adem¨¢s de las 13 huelgas generales, dio el visto bueno a otros 4.000 paros parciales.
Tras la llegada de los peronistas al poder en 1990, Ubaldini se vio arrinconado por la pol¨ªtica de privatizaciones que anunciaba Carlos Menem, con quien en teor¨ªa compart¨ªa ideolog¨ªa peronista. Entonces, trat¨® de ser gobernador de la provincia de Buenos Aires y acudi¨® a las urnas fuera de las listas del Partido Justicialista, pero no lo logr¨®.
Finalmente, cambi¨® la calle por el Parlamento, y fue elegido diputado nacional en dos ocasiones, aunque su momento ya hab¨ªa pasado.
Sus restos recibieron el homenaje de cientos de compa?eros en el Congreso Argentino, la hist¨®rica sede de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT) en el centro de la capital argentina.
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