El portero vanidoso
El culto al cuerpo puso en peligrola carrera del extravagante e irregular Wiese al sufrir vigorexia, adicci¨®n al gimnasio
Europa descubri¨® a Tim Wiese, muy a su pesar, el 7 de mayo de 2006. El Werder Bremen empataba a un gol contra la Juve en Tur¨ªn. El partido agonizaba y la Vecchia Signora buscaba desesperadamente la victoria tras haber perdido por 3-2 en la ida. Ya superado el minuto 90, el bal¨®n vol¨® sobre el ¨¢rea cuando la impresionante figura de un portero vestido de rosa lo atrap¨® con sus dos poderosas manos. ?ste, al caer, rod¨® sobre s¨ª mismo una, dos, tres veces..., hasta que se le escurri¨® la pelota, que lleg¨® a los pies de Emerson. Marc¨® el brasile?o y se clasific¨® el Juventus.
"Doy por sentado que ha sido un gesto para la tribuna", coment¨® Harald Toni Schumacher, ex portero del Colonia y de la selecci¨®n alemana en la d¨¦cada de los ochenta y el hombre que form¨® a Wiese en el Fortuna. "Lo siento, estoy destrozado", convino Wiese, guardameta por casualidad. A los nueve a?os, se lesion¨® durante un partido con el DJK D¨¹rscheid. "Ponte los guantes y haz lo que puedas", le dijo el entrenador. Jam¨¢s abandon¨® ya la porter¨ªa y tan bien lo hizo que le fich¨® a los 15 a?os el Bayer Leverkusen. Apenas dur¨® un par de cursos con los leones porque un d¨ªa, terminado el entrenamiento, abandon¨® el vestuario con el torso desnudo bajo la americana. "?Ad¨®nde vas con esa pinta?", le pregunt¨® el t¨¦cnico antes de amenazarle: "O te vistes correctamente o vete buscando equipo". Orgulloso, nunca volvi¨®.
"Pes¨¦ 100 kilos. Era todo m¨²sculo, pero no pod¨ªa ni moverme", recuerda el pupilo de Schumacher
Schumacher se lo llev¨® al Fortuna, de Colonia, y Wiese le se?ala como su maestro, aunque siempre tuvo a Kahn como ejemplo. La devoci¨®n por el portero del Bayern M¨²nich le llev¨® a elegir a Verena, la esposa del meta internacional, entre las diez mujeres m¨¢s bellas del mundo. "Para m¨ª, era Dios, pero ya me he liberado. Ahora s¨®lo quiero parecerme a m¨ª mismo", declar¨® al volver de su ¨²ltima y grave lesi¨®n de rodilla al inicio de la pasada temporada.
Cat¨®lico practicante, hijo ¨²nico de Wilma -"a ella le debo cuanto soy", suele decir- y de Frank, propietario de una prestigiosa empresa de publicidad, su fama de bocazas est¨¢ justificada. Valga una muestra: "Felicito al Bayern", dijo hace unas semanas, tras perder contra el Werder. "Lo ha hecho tan bien que s¨®lo le hemos metido tres", a?adi¨® quien no soporta mirarse al espejo y verse p¨¢lido, motivo por el que, al menos un par de veces a la semana, toma ba?os de rayos UVA.
Tambi¨¦n hubo un tiempo en que, por su culto al cuerpo, puso su carrera en peligro al sufrir vigorexia, es decir adicci¨®n al gimnasio. "Llegu¨¦ a pesar 100 kilos. Era todo m¨²sculo, pero no pod¨ªa ni moverme", explica. Superado ese periodo, hoy pesa 91 kilos, pero no podr¨ªa vivir sin gomina para el pelo, ya que la usa a litros.
La vanidad de Wiese se traspasa al campo: en el Kaiserslautern empez¨® a jugar de rosa antes de ser traspasado al Werder. ?Por qu¨¦? Seg¨²n sus compa?eros, es la mejor manera de lucir el moreno... La arrogancia del hombre al que hoy debe batir el Bar?a le llev¨® a decir en 2003 que en tres temporadas ser¨ªa titular con Alemania. Nunca ha sido convocado. Para muchos, hoy pasa examen a los ojos de Loew, el seleccionador. No lo cree: "Simplemente, jugar¨¦ uno de esos partidos que so?aba de ni?o". No lo dice, pero sabe que, adem¨¢s, tiene ocasi¨®n de redimirse por un fallo que le dio m¨¢s fama que sus paradas.
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