El gran ausente
Pese a las insinuaciones de la v¨ªspera, Fidel Castro no asisti¨® el pasado s¨¢bado a la parada militar en La Habana para festejar, con retraso, su 80? cumplea?os y el medio siglo del aniversario del desembarco del Granma con el que se inici¨® la revoluci¨®n cubana. Sin duda, su ausencia refleja, por un lado, que su enfermedad -considerada como "secreto de Estado"- es bastante m¨¢s grave de lo que se afirm¨® cuando se inform¨® de la intervenci¨®n quir¨²rgica a la que fue sometido en julio; y por otro, que es m¨¢s que dudoso que el comandante pueda retomar el poder, traspasado temporalmente desde entonces a su hermano Ra¨²l.
De ¨¦ste siempre se ha dicho que no tiene ni la personalidad ni el carisma de Fidel. Sin embargo, lo que s¨ª resulta cada vez m¨¢s veros¨ªmil es que sea ¨¦l quien conduzca los primeros compases de la transici¨®n, o al menos la transformaci¨®n del r¨¦gimen, que para algunos ya ha comenzado. En el medido discurso del s¨¢bado, Ra¨²l Castro dio muestras de pragmatismo, ofreciendo su disposici¨®n a negociar con Estados Unidos la normalizaci¨®n de relaciones "sobre la base de los principios de igualdad, reciprocidad, no injerencia y respeto mutuo". Esa oferta va en el tono un poco m¨¢s all¨¢ de lo que declar¨® a los pocos d¨ªas de enfermar Fidel, porque las palabras del jefe del Ej¨¦rcito no suenan ahora igual que antes, dado que el estado de salud del comandante es hoy mucho m¨¢s incierto. Sus palabras han sido valoradas en general positivamente por la disidencia, aunque ¨¦sta insiste en que deben ir acompa?adas de medidas para la liberalizaci¨®n de los presos pol¨ªticos y terminar con el hostigamiento a los opositores.
Es evidente, en cualquier caso, que la isla caribe?a est¨¢ a punto de entrar en un nuevo ciclo pol¨ªtico y que es del todo impensable que el fidelismo pueda mantenerse como tal, porque los caudillismos fracasan all¨ª donde se quiera perpetuarlos. La actual c¨²pula dirigente subraya que la Cuba sin Fidel ser¨¢ gobernada por el Partido Comunista y por el Ej¨¦rcito. Resulta en cierto modo l¨®gico que as¨ª sea, en una primer¨ªsima fase, puesto que no existe una oposici¨®n de partidos organizada. Pero antes o despu¨¦s, los sucesores tendr¨¢n que facilitar la v¨ªa para la reforma democr¨¢tica y la econom¨ªa de mercado. Ser¨¢ importante para entonces el papel que desempe?e Washington. Tendr¨¢ que hacer un ejercicio de flexibilidad para suprimir medidas tan poco fruct¨ªferas como ha sido el embargo y favorecer, como algunos diplom¨¢ticos de la actual Administraci¨®n de Bush sostienen, el desarrollo de la corriente m¨¢s pragm¨¢tica del castrismo. Lo contrario puede bloquear la transici¨®n y alentar el caos.
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