Risas
Una lectora me ha mandado una carta cont¨¢ndome su caso. Se llama Natalia Schwartz y es administrativa en el Cabildo Insular de Tenerife. Y hete aqu¨ª que un buen d¨ªa su jefa le transmiti¨® un mensaje llegado desde las alturas: quer¨ªan que no se riera tanto en el trabajo y que, si se re¨ªa, lo hiciera en voz baja. Al parecer, su risa molestaba a un nuevo directivo. Natalia, como es natural, no se ha tomado nada bien un requerimiento tan ajeno a lo laboral. Aunque el hecho de que las risas puedan ser consideradas como algo condenable dice mucho de las condiciones de trabajo que actualmente vivimos. Menudo ambientazo de oficina siniestra.
Todo el mundo sabe que la risa es una bendici¨®n. Libera endorfinas, baja la tensi¨®n arterial, aumenta las defensas y es como el b¨¢lsamo de Fierabr¨¢s que lo cura todo. Adem¨¢s relaja el ambiente, disminuye la agresividad, diluye los conflictos. Estamos hablando, claro est¨¢, de la risa aut¨¦ntica. Pero nuestra sociedad, tan manipuladora de la imagen, tan estridente e hip¨®crita en sus gestos, ha conseguido hacer de la risa y la sonrisa una pantomima. No s¨¦, yo veo fotos de pol¨ªticos de anta?o, por ejemplo, y normalmente est¨¢n serios, serenos, algunos incluso ce?udos e imponentes. En cambio hoy parece que no te puedes dedicar a la pol¨ªtica si no pones una mueca de conejo feliz cada vez que te enfoca una c¨¢mara. Ah¨ª est¨¢ Rajoy, por ejemplo, que r¨ªe lacia y desanimadamente, como si llevara una m¨¢scara. Por no hablar de Zapatero, que padece una verdadera sonrisorragia y va siempre con un rictus en la boca tan forzado que deben de tener que darle masajes por las noches en los mofletes. Y a¨²n recuerdo aquella famosa foto en la que la vice De la Vega y Esperanza Aguirre se besaron sonriendo como hienas y con cara de querer meterle a la otra por el escote una pizca de polonio 210. Aunque, para verdaderas hienas, los etarras que han pasado ¨²ltimamente por la Audiencia, desternillados de risa todos ellos mientras sus v¨ªctimas presentaban espeluznantes testimonios de dolor, mutilaci¨®n y muerte. De modo que abundamos en risas criminales o en muecas ortop¨¦dicas, pero a la ¨²nica a la que han intentado borrar la sonrisa es a alguien que r¨ªe de verdad. Extra?o pa¨ªs ¨¦ste.
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