Madrid se echa a la calle
M¨¢s de 500.000 personas atestar¨¢n cada d¨ªa, hasta el domingo, las v¨ªas del centro, en el 'puente' m¨¢s comercial del a?o
Desde lo alto de sus pedestales, subidos a los p¨¦treos caballos, Carlos III y Felipe III asisten un a?o m¨¢s al espect¨¢culo moderno, impotentes. Riadas de personas bajan por las calles de Preciados y Carmen, y la resaca humana las hace subir de nuevo hacia Gran V¨ªa, o las lanza por Arenal hacia la plaza de ?pera. Eso es lo que ve el primer rey desde su faro de la Puerta del Sol. El segundo est¨¢ rodeado por miles de madrile?os y turistas que se agolpan en los puestos del mercadillo de la plaza Mayor, cargando bolsas con figuritas para el bel¨¦n, pelucas fucsias o disfraces de "diablo punki", comiendo barquillos y haciendo sonar las inevitables trompetas.
Es el largu¨ªsimo puente de la Constituci¨®n y la Inmaculada, el peor fin de semana del a?o para los servicios municipales de Movilidad. "Entre 500.000 y 600.000 personas se mover¨¢n, cada d¨ªa del puente, por el eje Mayor-Sol-Gran V¨ªa", auguran los t¨¦cnicos apoy¨¢ndose en la experiencia de otros a?os. Y es que muchos madrile?os se han ido de la ciudad, pero los que quedan, y las decenas de miles que la visitan, se echan a las calles. A comprar.
El Consistorio dice que no puede hacer nada si la gente toma el coche para ir de compras
Los padres, a veces, se hartan de los ni?os: "?Para ya o te exploto el globo con el cigarro!"
La situaci¨®n se resum¨ªa ayer en las carreteras de entrada: atestadas no en hora punta (la hora de ir al trabajo) sino a media ma?ana (la hora de ir de tiendas). Por la tarde, atravesar Sol era misi¨®n imposible: estaba colapsada. Igual que las grandes ¨¢reas comerciales de municipios lim¨ªtrofes. A pesar de todo, el Ayuntamiento no tiene un plan espec¨ªfico de movilidad para estos d¨ªas. "Durante las Navidades, 200 agentes de movilidad estar¨¢n destinados en la zona centro para ordenar la circulaci¨®n. No se puede hacer mucho m¨¢s si la gente sigue cogiendo el coche para ir de compras aun sabiendo el foll¨®n que se monta", explica una portavoz municipal.
Pero el foll¨®n no se monta s¨®lo en la calzada, sobre cuatro ruedas. Las aceras y las calles peatonales son un mar de padres cargando bolsas y ni?os, de aparatosos carritos de beb¨¦s, de grupos de estudiantes ociosos, de turistas... y de ingenuos despistados.
"Perdone, ?d¨®nde estamos?", preguntan Dolores y Antonio sosteniendo entre sus manos un mapa de la capital. La marabunta, implacable, los ha echado contra un escaparate de Preciados, y all¨ª est¨¢n refugiados, esperando poder cruzar en alg¨²n momento al otro lado de la calle. "Venimos de Algeciras. Elegimos estas fechas porque cre¨ªamos que Madrid se vaciaba... ?Y mire!", suspira Antonio, con los ojos como platos, divertido despu¨¦s de todo.
A unos metros, j¨®venes voluntarios de la asociaci¨®n ecologista WWF intentan captar conciencias. Se distribuyen estrat¨¦gicamente por Preciados y Carmen, pidiendo a los viandantes un minuto de su tiempo para explicarles la causa en medio de la locura compradora. Pero ni por ¨¦sas. "En toda la ma?ana he hecho un socio. Es que la gente va abducida. No paran", protesta Javier.
El ¨²ltimo Bar¨®metro Municipal de Consumo, seg¨²n el cual los madrile?os tienen este a?o menos ganas de gastar que el anterior, suena a broma. Hay colas en las tiendas de jamones de la calle Mayor, colas para comprar un globo al ni?o, colas frente a las zapater¨ªas. Las loteras de Sol, sentadas en sus sillas plegables y con la manta sobre las rodillas, lanzan el grito de guerra: "??Para Navidaaaaad!!". Repetido una y otra vez, desde las ocho de la ma?ana hasta las once de la noche. La gente se arremolina en torno a ellas, aunque a veces s¨®lo para tontear con el d¨¦cimo un rato y marcharse despu¨¦s.
La calle del Arenal, en su primera Navidad sin coches, ha sido tomada por los peatones. "Est¨¢ llena. Por el puente y por lo bonita que ha quedado. Lo estamos notando much¨ªsimo", cuenta encantada la dependienta de una lencer¨ªa. Los padres, a veces, se hartan de llamar al orden a los ni?os, y entonces se escucha alguna advertencia cruel: "???Para ya o te exploto el globo con el cigarro!!!".
Un hombre metido dentro de un gran cabez¨®n de Goofy, el personaje de Walt Disney, ofrece globos. Su bolso andino, que sobresale bajo el disfraz, le delata. Es Mart¨ªn, ecuatoriano sin papeles. Cobra unos 60 euros al d¨ªa. "?ste es un buen trabajo porque no pasas fr¨ªo, y ves la cara de ilusi¨®n de los ni?os. A veces les regalo el globo, si los padres no quieren pagarlo", cuenta. Un microbio embutido en su abrigo le grita: ?Hola, Goofy! Y ¨¦l sonr¨ªe aunque nadie lo ve: "?Hola, guapo!".
Felicidades. Firmado, el alcalde
Este a?o toca Octavio Paz. Y, por supuesto, el r¨ªo Manzanares. Y el "p¨¢jaro de la modernidad", que s¨®lo el ya fallecido Paz y Alberto Ruiz-Gallard¨®n saben exactamente qu¨¦ es. El alcalde ha elegido este a?o un texto del premio Nobel mexicano para felicitar la Navidad a los madrile?os. La cita acompa?a a una foto del Manzanares hace d¨¦cadas, cuando era usado como lavatorio. "La idea es ver c¨®mo era el r¨ªo y pensar c¨®mo ser¨¢ dentro de unos meses", dijo ayer Ruiz-Gallard¨®n. La obra de la M-30, en fin. El texto de Paz reza:
"En mi peregrinaci¨®n en busca de la modernidad, me perd¨ª y me encontr¨¦ muchas veces. Volv¨ª a mi origen y descubr¨ª que la modernidad no est¨¢ afuera sino adentro de nosotros [...]. Perseguimos a la modernidad en sus incesantes metamorfosis y nunca logramos asirla. Se escapa siempre: cada encuentro es una fuga. La abrazamos y al punto se disipa: s¨®lo era un poco de aire. Es el instante, ese p¨¢jaro que est¨¢ en todas partes y en ninguna. Queremos asirlo vivo pero abre las alas y se desvanece, vuelto un pu?ado de s¨ªlabas. Nos quedamos con las manos vac¨ªas. Entonces las puertas de la percepci¨®n se entreabren y aparece el otro tiempo, el verdadero, el que busc¨¢bamos sin saberlo: el presente, la presencia".
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