Unas campanas que no ta?en
Profesora de historia de las religiones, especialista en m¨ªstica, Dominique de Courcelles (Par¨ªs, 1953) se ha adentrado con este librito de introspecci¨®n en el terreno que mejor conoce: la actividad del esp¨ªritu, la revelaci¨®n del mundo interior. Pero, a diferencia de sus ensayos y estudios, aqu¨ª se ha tomado a s¨ª misma como sujeto que, "en busca de un sabio, bello e impasible m¨¦todo de existir", realiza un modesto viaje a pie por la monta?a austriaca, deteni¨¦ndose en el albergue de Sankt-Jakob y en la estaci¨®n termal de Vollererhof. Huye, o mejor, reniega de una vida entregada a los libros, "a los pliegues siempre enfriados del pensamiento", para sustraerse de cualquier ¨¢ngulo de visi¨®n y poder apreciar "la bella evidencia del mundo". Sin embargo, su relato m¨ªstico y po¨¦tico resulta, como es habitual en este g¨¦nero, gravemente impregnado de previsibles entonaciones librescas, y por aqu¨ª asoman, por orden de aparici¨®n, Plat¨®n, Santo Tom¨¢s, el monje japon¨¦s Ryokan, Avicena, Ramon Llull, Marguerite Yourcenar, Calder¨®n, Rilke, Montaigne, Paracelso, Rousseau, George Trakl, Miguel ?ngel Asturias, el maestro Eckhart y alguno m¨¢s. Es decir, demasiados ¨¢ngulos de visi¨®n que no permiten el desasimiento total a que aspira la narradora. Pero tal vez se trata de eso, de encontrar, entre las diversas experiencias ajenas, el registro de la propia experiencia m¨ªstica, que ser¨¢ a la vez una experiencia art¨ªstica. Una tentaci¨®n, valga la paradoja, muy mundana, para quien se dedica al estudio de las ideas religiosas. No obstante, Dominique de Courcelles evita los mimetismos habituales de las almas que se estremecen con el crep¨²sculo, aunque no se libra de caer en cierta cursiler¨ªa, del tipo: "Me gustar¨ªa vivir algunas semanas como estas plantas, flores o frutos, crecidos entre las piedras". Pero no reincide, por fortuna, en la exhibici¨®n de la sensibilidad; y sus descripciones de la naturaleza son de una admirable veracidad, sostenidas en la candidez del asombro. ?ste es un libro para lectores con car¨¢cter religioso y nostalgia pante¨ªsta. La autora intenta, y tal vez logra, incorporarse a la jerarqu¨ªa de los m¨ªsticos y poetas, al hacerse ella misma sujeto de iniciaci¨®n. No obstante, pese a la belleza de alguna l¨ªnea ("el silencio es tan grande que percibo rumores de campanas que no ta?en") el viaje de la autora no trasciende su interioridad, y el resultado tristemente es el cuento de la excursi¨®n ociosa de una erudita.
VIAJE DE HIERBA Y DE LLUVIA
Dominique de Courcelles
Traducci¨®n de Mar¨ªa Cucurella Miquel
Alpha Decay
Barcelona, 2006
136 p¨¢ginas. 19 euros
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