Siempre se necesita m¨¢s
Cada vez que asoma por aqu¨ª alg¨²n funcionario internacional, uno se pregunta cu¨¢nto dinero gana y en qu¨¦ hacienda liquida sus impuestos, pero como esas son preguntas de orden teol¨®gico conviene pasar a cuestiones m¨¢s sencillas. Hace poco visit¨® el paisito Simone Borelli, representante de la FAO, y realiz¨® algunas declaraciones p¨²blicas, para general ilustraci¨®n de nuestras ego¨ªstas conciencias.
"Somos una organizaci¨®n muy peque?a como para enfrentarnos a las multinacionales", ha declarado. Contraste fascinante: para erradicar el hambre hay que enfrentarse a las multinacionales. Pero, ?a qu¨¦ multinacionales? ?A las que fabrican salchichas envasadas o a las que fabrican latas de at¨²n? ?A las que comercializan mazorcas de ma¨ªz o a las que franquician puestos de hamburguesas, pizzas o kebabs? ?Habla de granjas de pollos o de centrales lecheras? ?A qu¨¦ viene tanto odio al mercado, cuando sabemos que en los pa¨ªses en que existe, y s¨®lo en ellos, no hay ni hambre ni miseria?
Preguntado por la pol¨ªtica de cooperaci¨®n del Gobierno espa?ol, el alto cargo de la FAO contesta sin dudar: "Hay una gran voluntad. La FAO ha abierto una oficina en Madrid para estrechar lazos con Espa?a y colaborar en este y otros temas". De modo que la bondad de la pol¨ªtica de cooperaci¨®n de este Gobierno pasa por la instalaci¨®n de oficinas de la FAO en territorio espa?ol. Pues no deber¨ªa ser, en principio, el elemento m¨¢s ejemplar de tal pol¨ªtica. Durante este largo puente, se han arracimado en el oposit¨®dromo de Barakaldo m¨¢s de 70.000 vascos en busca de una plaza p¨²blica; pues habr¨ªa que preguntarse a cu¨¢ntos no les importar¨ªa trabajar en una oficina de la FAO para "colaborar en ese y otros temas". A lo mejor hasta yo me resignaba.
Por desgracia, la excelente opini¨®n que suscitan Espa?a y su pol¨ªtica no es la misma que le merecen los Estados Unidos. ?C¨®mo no mentar la bicha? "La libre competencia hace que los ricos quieran ser siempre m¨¢s ricos", declara el alto cargo, hablando del gigante americano. Pero el alto cargo miente: la libre competencia exige que las empresas ofrezcan a la gente bienes o servicios necesarios; de otro modo se arruinan. Gracias a la libre competencia Europa y Estados Unidos est¨¢n llenos de supermercados donde se vende una enorme cantidad de productos, a precios muy baratos y en buenas condiciones sanitarias. ?sa es la gran revoluci¨®n que nos dej¨® el siglo XX y contra la que lucharon, con patol¨®gica ferocidad, los revolucionarios profesionales. ?sa es la verdadera revoluci¨®n de Europa y de esos odiados Estados Unidos a los que, sin embargo, todo el mundo se pega por entrar. Pero acaso considerando que, donde quiera que vaya, la gente asume de buen grado sus divagaciones demag¨®gicas, el alto cargo de la FAO descubre todas las cartas: "La FAO recibe el 22% del presupuesto de Estados Unidos". Ni un gramo de gratitud. Quiz¨¢s sea cierto que los ricos siempre quieran ser ricos (al contrario que los pobres, que no quieren ser ricos, supongo), pero al menos habr¨ªa que reconocer que tienen momentos de debilidad. Pues nada, ni por esas.
"Falta el compromiso de los donantes". "No hay suficiente compromiso pol¨ªtico". "Se necesita m¨¢s". "Tiene que cambiar el enfoque". El alto cargo de la FAO sigue pontificando a lo largo de la entrevista. S¨ª, siempre se necesita m¨¢s. Y la verdad es que har¨¢ falta dinero, mucho dinero, para que la FAO, al igual que en Espa?a, abra oficinas en Irlanda, Finlandia o Luxemburgo, pero dejemos de ser pol¨ªticamente irritantes. En demostraci¨®n de nuestro sentimiento solidario, podr¨ªamos ayudar a¨²n m¨¢s a su organizaci¨®n y no ser tan taca?os como los Estados Unidos, que s¨®lo aportan un d¨®lar de cada cuatro. Por ejemplo, se me ocurre que podr¨ªamos donar a la FAO todo ese dinero que nuestras diputaciones forales transfieren al Athletic, a la Real Sociedad y, hasta ayer mismo, al Alav¨¦s. No se entiende por qu¨¦, si el dinero p¨²blico sirve para financiar los deportivos de los futbolistas profesionales, no va a financiar tambi¨¦n todas esas oficinas que la FAO necesita aqu¨ª y all¨¢.
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