De motel en motel
COMENZAR UN VIAJE siempre es una experiencia fant¨¢stica, y si lo haces desde la costa oeste de Estados Unidos, a¨²n m¨¢s.
Alquilar un coche, la forma m¨¢s r¨¢pida y f¨¢cil, te lleva de motel en motel. El paisaje se transforma. Dejamos San Francisco despu¨¦s de visitar sus maravillas, y nos adentramos en la interestatal 101, direcci¨®n sur. Desvi¨¢ndonos hacia tierras secas y llanas, llegamos a Salinas, donde un d¨ªa John Steinbeck so?¨® con sus grandes personajes de novela. De ah¨ª a Monterrey vemos las olas del Pac¨ªfico romper en la roca oscura.
Seguimos camino. No podemos dejar de so?ar con la carretera serpenteante y angosta del Big Sur, donde el ocaso se junta con el infinito del mar, y las ballenas, atentas a nuestras miradas, lanzan chorros de agua como fuegos de artificio.
Poco a poco, Santa M¨®nica, y despu¨¦s Los ?ngeles, nos engullen en el ca¨®tico fluir de los coches. La ma?ana siguiente nos invita a cinco horas de viaje hasta Las Vegas, donde las luces de ne¨®n invaden el ¨¢ngulo ocular y el incesante sonido de los casinos te transporta a un mundo de cine y fantas¨ªa. El Gran Ca?¨®n del Colorado est¨¢ a media jornada, pasando por la presa Hoover, que un d¨ªa sobrevol¨® Superman.
Siempre hay tiempo para recorrer los todav¨ªa inexplorados retazos de la hist¨®rica ruta 66, o hacer una visita a Monument Valley, hasta so?ar con el fantasma de la diligencia de John Ford.
Y haciendo honor a las palabras del gran escritor beat Jack Kerouac: "Un coche r¨¢pido, una larga carretera y una mujer al final del camino". Yo, a la mujer ya la tra¨ªa conmigo de Espa?a.
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