"La escuela no est¨¢ adaptada al siglo XXI, sigue siendo una instituci¨®n decimon¨®nica"
La visi¨®n sobre lo que es noticia no siempre es la misma en los medios de comunicaci¨®n y en los sectores sobre los que informan. A esta brecha ha dedicado un libro (La educaci¨®n y su representaci¨®n en los medios, editorial Morata) Jaume Carbonell, junto a Antoni Tort. Pedagogo y director de Cuadernos de Pedagog¨ªa, publicaci¨®n decana entre las revistas educativas, Carbonell entiende que los medios tienen que pensar en su p¨²blico, pero cree que as¨ª como han hecho un "esfuerzo tremendo para promover una cierta conciencia medioambiental, por ejemplo, no ha ocurrido lo mismo con la educaci¨®n". La violencia en las escuelas, un tema que ha cobrado gran protagonismo, es uno de los "t¨®picos" que recoge su libro como una constante en la prensa, pero que no se cuenta con "suficientes matices".
"Ha calado el mensaje de que la educaci¨®n se est¨¢ deteriorando y eso es mentira"
Pregunta. ?Hay realmente m¨¢s violencia escolar que antes?
Respuesta. La realidad no puede esconderse: hay violencia escolar. Lo que ocurre es que los titulares son muy llamativos, se prestan a sensacionalismo. Pero a veces da la sensaci¨®n de que antes no hab¨ªa violencia, y eso es falso. La violencia ha estado siempre, s¨®lo que antes se manifestaba m¨¢s en la calle, en el entorno infantil y adolescente, o en los centros de formaci¨®n profesional. Ahora, en los institutos se escolariza al 100% de la poblaci¨®n, con todo tipo de diversidades y problemas; es l¨®gico que se concentre m¨¢s ah¨ª, porque antes estaba menos localizado.
P. ?Cu¨¢les son esos matices que en ocasiones faltan?
R. Los medios informan, pero tambi¨¦n educan. Yo creo que hay que dar la informaci¨®n, el texto, pero tambi¨¦n el contexto. Aunque el aula sea el escenario de la batalla, la causa puede estar en otro lugar. El periodismo deber¨ªa explicar tambi¨¦n por qu¨¦ sucede lo que sucede.
P. Y en el caso de violencia, ?por qu¨¦ sucede lo que sucede?
R. Para empezar, la escuela no est¨¢ adaptada, como instituci¨®n, al siglo XXI. A¨²n es una escuela decimon¨®nica, que no ha adaptado los tiempos, los objetivos, los contenidos, las formas de ense?ar y aprender. Tienen una organizaci¨®n muy r¨ªgida, con institutos masificados, incluso el espacio f¨ªsico no est¨¢ adaptado.
P. Entonces, ?es un problema de la escuela?
R. Hay causas propias de la instituci¨®n escolar y otras externas. Los j¨®venes no agreden espont¨¢neamente, hay modelos sociales de referencia. Los pol¨ªticos, cuando discuten, no son precisamente referentes estimulantes.
P. Usted tambi¨¦n pide en el libro buenas noticias.
R. Los medios de comunicaci¨®n no pueden obviar las malas noticias, pero deber¨ªan compensarlas con algunas buenas. Hay centros e institutos con programas de convivencia, de resoluci¨®n de conflictos con alumnos como mediadores, pedagog¨ªas que se asientan en el di¨¢logo.
P. Pero hay sectores que lo que piden es disciplina, no di¨¢logo.
R. Hay otra confusi¨®n. Parece que el di¨¢logo y el respeto llevan a la ciudad sin ley. Pero la disciplina tambi¨¦n se construye a partir del di¨¢logo. Hay una tentaci¨®n de atajar todo esto s¨®lo con medidas autoritarias y represivas. Control, m¨¢s expulsiones, etc¨¦tera. Y ¨¦sta no es, sola, la v¨ªa.
P. Todos los sindicatos, de todos los signos, se han sumado a la campa?a contra la violencia.
R. A m¨ª me sorprendi¨® que a las manifestaciones se hayan sumado todos sin matices. Yo creo que esto es oportunismo sindical (este mes se celebraban las elecciones sindicales). A veces, creo que los partidos pol¨ªticos y cualquier otra organizaci¨®n social hacen concesiones para conseguir votos de una manera descarada.
P. Tambi¨¦n asegura en el libro que el contenido de las reformas legislativas no llega al p¨²blico.
R. En el debate de las reformas se destaca demasiado el lenguaje del enfrentamiento pol¨ªtico, sus mensajes. Por ejemplo, con la anterior Ley de Calidad del PP, lo que cal¨® fue el mensaje de que todos los males de la ense?anza son culpa de la LOGSE. Yo he reconocido muchas deficiencias, pero es absurdo decir que es la causa del fracaso escolar o de la violencia. Tambi¨¦n cal¨® que la educaci¨®n se est¨¢ deteriorando y eso es mentira.
P. ?No es m¨¢s bajo el nivel que antes?
R. No se puede comparar una educaci¨®n secundaria a la que acced¨ªa una minor¨ªa con una que escolariza al 100%. Tendr¨ªan que compararse los mejores estudiantes de secundaria de antes con los de ahora, y no creo que ese segmento sea peor que antes. Es una trampa comparar un 10% con un 100%. Hay que ver qu¨¦ entendemos por nivel. ?Es saber muchas cosas memorizadas? ?Desarrollar unas competencias? ?Saber leer?
P. Entonces, ?qu¨¦ temas importantes no entran en el debate?
R. Saber, por ejemplo, qu¨¦ deber¨ªa ense?arse en la escuela obligatoria, cu¨¢l deber¨ªa ser la renta cultural b¨¢sica de un ciudadano de 2025. No se pueden hinchar m¨¢s los curr¨ªculos porque son exagerados, absurdos, no se asimilan. Tambi¨¦n los modos de ense?ar y aprender. Yo creo que a los padres les interesa, porque ellos a su vez son ense?antes. Una de las claves de cualquier reforma es la relaci¨®n de los padres con la escuela. A veces se pasan la pelota, muchos profesores dicen que las familias no asumen la educaci¨®n de sus hijos, pero est¨¢n condenados a entenderse, a colaborar.
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