Angustia existencial
Muy pocas veces un artista ha sido identificado con una sola obra como le sucede al noruego Edvard Munch con su c¨¦lebre cuadro El grito (1893), aut¨¦ntico icono del expresionismo y de la angustia existencial. La fuerza de aquella imagen del hombre gritando, recreada en varias versiones por el propio artista, ha inducido a valorar tambi¨¦n algunas otras obras del pintor pero, en general, el trabajo desarrollado por el longevo Edvard Munch (Loten, 1863-Oslo, 1944) no es suficientemente conocido en Espa?a, raz¨®n por la cual la exposici¨®n que s¨®lo se puede ver ahora en Palma de Mallorca posee un indudable inter¨¦s, a pesar de no mostrar las obras m¨¢s conocidas, aquellas que concedieron al artista en vida su justa fama y le han colocado en la historia del arte moderno.
EDVARD MUNCH
'El esp¨ªritu sublime'
Fundaci¨®n "la Caixa"
Plaza de Weyler, 3
Palma de Mallorca
Hasta el 7 de enero de 2007
Si a finales del siglo XIX el simbolismo se aparta de la representaci¨®n realista de figuras y espacios, el giro que ofrece Edvard Munch conduce hacia una pintura fuertemente emocional que pretende mostrar el lado existencial de la vida, es decir, la soledad, el sufrimiento y la angustia. Para conseguirlo se alej¨® de la individualizaci¨®n de los personajes, desfigurando sus rostros que aparecen sin rasgos diferenciados, y del reconocimiento de lugares, diluyendo los accidentes topogr¨¢ficos o el mobiliario, con el fin de prescindir de lo anecd¨®tico. El resultado es una pintura de arquetipos humanos y de escenas caracter¨ªsticas, ejecutada con trazos violentos, a veces duros, y con colores contrastados y agrios que acent¨²an el dramatismo y la extra?eza. Son obras siempre te?idas de una fuerte carga emocional que intenta transmitir a los espectadores mediante el mecanismo de la einf¨¹hlung, lo que consigue a¨²n con el espectador de hoy. En cierto sentido, la persistente fuerza de esta "proyecci¨®n an¨ªmica" se debe a que los sentimientos que el artista refleja en sus obras no son producto de la mera elaboraci¨®n de ficciones sino que fueron experimentados por ¨¦l en su propio cuerpo a lo largo de su vida.
Pero, tal vez, lo m¨¢s interesante de su obra es la modernidad que aport¨® en su momento, pasando de las pr¨¢cticas posimpresionistas y de las actitudes simbolistas a sentar las bases emotivas de lo que ser¨¢ la pintura expresionista. Alej¨¢ndose de la "realidad exterior", sus visionarias im¨¢genes son arquetipos del drama del hombre moderno que se enfrenta solo y desarmado ante los acontecimientos de la vida. M¨¢s interesado en reflexiones filos¨®ficas, pr¨®ximas al pensamiento del dan¨¦s S?ren Kierkegaard, que en la experimentaci¨®n pl¨¢stica que desarrollar¨¢n los "ismos", supo mantener su independencia estil¨ªstica aferr¨¢ndose a los mismos temas, depurando los arquetipos de la angustia hasta hacer de ella algo intemporal, lo que ha convertido a su autor en un cl¨¢sico de la modernidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.