La transici¨®n no tiene propietarios
Hace bastantes a?os aprend¨ª de Bagehot que no son quienes hacen una Constituci¨®n sino quienes se educan bajo ella los que mejor la interpretan. Y es as¨ª, porque una Constituci¨®n es siempre un punto de llegada y un punto de partida. El punto de llegada de un proceso constituyente, que ha sido necesario poner en marcha como consecuencia de la crisis de legitimidad de la f¨®rmula de gobierno bajo la que se ha vivido hasta ese momento. El punto de partida de un proyecto de convivencia jur¨ªdicamente articulado con base en el nuevo principio de legitimidad que se ha expresado en el mencionado proceso constituyente que ha venido a sustituir al anterior.
Quienes hacen la Constituci¨®n tienen mucho que decir de ella como punto de llegada, pero mucho menos en lo que tiene de punto de partida. Una Constituci¨®n democr¨¢tica en su desarrollo siempre acaba dejando atr¨¢s a sus autores. Y en no mucho tiempo. Quienes de verdad saben sacarle partido a la Constituci¨®n son quienes han ido a la escuela, al instituto y a la universidad bajo su vigencia. Ellos son los que conocen las posibilidades y los l¨ªmites del texto constitucional y los que se encuentran en condiciones de pensar cu¨¢les son las reformas necesarias para su pervivencia. Si as¨ª no fuera, no habr¨ªa Constituci¨®n que hubiera podido tener una vigencia prolongada en el tiempo, que multiplica por mucho la vida de quienes la hicieron.
Estas son verdades de Perogrullo, que en ning¨²n pa¨ªs con una tradici¨®n constitucional prolongada con normalidad necesitan ser recordadas, pero que en Espa?a tienen que serlo. El reproche que se le est¨¢ haciendo al presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, de que est¨¢ "revisando" la Transici¨®n y apart¨¢ndose del consenso con base en el cual se llev¨® a cabo no puede ser m¨¢s absurdo.
Por supuesto que se est¨¢ revisando la Transici¨®n. No ha dejado de revisarse casi desde que entr¨® en vigor la Constituci¨®n. ?O es que el Estado auton¨®mico que ahora mismo tenemos se hubiera podido alcanzar con el consenso o, mejor dicho, con la ausencia de un consenso claro acerca de la estructura del Estado con base en el cual se redact¨® la Constituci¨®n? ?O es que la interpretaci¨®n que se ha acabado imponiendo de los derechos fundamentales en general y, sobre todo, de algunos en particular se habr¨ªa podido imponer a partir del consenso que sobre los mismos hab¨ªa en el momento de la Transici¨®n?
Lo que se est¨¢ diciendo de la Transici¨®n es un sinsentido. El pasado jueves, en el reportaje que se emiti¨® en el telediario dirigido por I?aki Gabilondo con ocasi¨®n del debate de totalidad sobre la ley para la reparaci¨®n moral de las v¨ªctimas de la Guerra Civil y la dictadura, le o¨ª decir a Gabriel Cisneros que el presidente del Gobierno no respetaba la Transici¨®n ni la hac¨ªa suya simplemente porque por edad no hab¨ªa sido protagonista de la misma. Con ese argumento no hay Constituci¨®n que pueda sobrevivir. Tendr¨ªa necesariamente que desaparecer en el momento en que hubieran dejado de dirigir el pa¨ªs quienes la hicieron.
La Transici¨®n no tiene propietarios. La Transici¨®n nos pertenece a todos y a todos por igual, independientemente de la edad que tuvi¨¦ramos en el momento en que se produjo. Creo que quienes ¨¦ramos adultos en aquel momento podemos sentirnos leg¨ªtimamente satisfechos de lo que hicimos. Pero lo que no podemos pretender es que las generaciones posteriores tengan que tomar nuestra conducta y nuestros compromisos de aquel momento como el norte por el que tienen que dirigirse.
Los espa?oles de hoy, afortunadamente, pueden permitirse cosas que no nos pudimos permitir los que ¨¦ramos adultos cuando muere el general Franco. Incluso algunas m¨¢s de las que se est¨¢n permitiendo quienes dirigen en este momento el pa¨ªs. Actuar de esa manera supone correr riesgos, pero no hacerlo tambi¨¦n. La Transici¨®n se hizo como se pudo. Ha llegado el momento de hacer algunas cosas de las que entonces no se pudieron hacer. Cosas que no son contradictorias con lo que la Transici¨®n supuso, sino que, por el contrario, la completan.
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