?Crisis empresarial en Galicia?
Dos errores muy habituales en el an¨¢lisis social son la conversi¨®n precipitada de casos particulares en categor¨ªa y la confusi¨®n de procesos que discurren en paralelo. A mi juicio, lo ocurrido los ¨²ltimos meses con el an¨¢lisis del sector empresarial gallego es un ejemplo de ambos.
La venta de Fadesa, la abortada enajenaci¨®n de Calvo, el cierre de Valeo en Ourense, o las noticias sobre la expansi¨®n de firmas gallegas en el norte de Portugal han servido para construir un marco interpretativo pesimista, seg¨²n el cual el futuro empresarial de Galicia estaba en peligro. Debemos revisar profundamente ese marco.
En primer lugar, es verdad que lo que le ocurra a empresas como las citadas es importante para la econom¨ªa gallega. Pero no mucho m¨¢s que lo que le suceda a otras docenas de negocios que producen en Galicia con cifras de empleo y facturaci¨®n incluso superiores. Porque la mala marcha de alguna empresa puede ser m¨¢s que compensada en el agregado por la trayectoria de otras. Por ello, si se quiere conocer cu¨¢l es la salud empresarial de Galicia resulta necesario estudiar la evoluci¨®n de una muestra amplia y representativa de las empresas gallegas en m¨²ltiples dimensiones: empleo, facturaci¨®n, inversi¨®n en I+D+i, tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y formaci¨®n continua, cuotas de mercado, exportaciones, rentabilidad, endeudamiento, ritmo de creaci¨®n de nuevas empresas y apertura de centros de producci¨®n de empresas for¨¢neas.
Afortunadamente, contamos con fuentes estad¨ªsticas que nos permiten llevar adelante ese diagn¨®stico. Y con todos los matices que se quieran introducir, las cosas van razonablemente bien; e ir¨¢n sin duda mejor cuando la Conseller¨ªa de Industria e Innovaci¨®n y el IGAPE acaben con los prometidos y tan necesarios ajustes en los programas heredados del pasado.
En segundo lugar, no deber¨ªamos confundir los procesos de deslocalizaci¨®n con lo que se ha venido en denominar la "desgalleguizaci¨®n" de nuestras empresas, proceso al que me referir¨¦ en una pr¨®xima columna; al tiempo que resulta necesario introducir distinciones en la esfera de las deslocalizaciones. No es lo mismo que una multinacional cierre una planta productiva en Galicia dedicada a actividades industriales generadoras de alto valor a?adido, que una conservera gallega traslade una parte de su proceso productivo a Sudam¨¦rica o ?frica, por ejemplo. En el primer caso, se pierden buenos puestos de trabajo y parte del tejido productivo por el que debemos apostar en el futuro. En el segundo, se asegura la supervivencia de la empresa en los exigentes mercados globalizados, se garantizan acuerdos pesqueros con otros pa¨ªses y se incrementa cuota de mercado en ellos.
Es verdad que se pierden algunos puestos de trabajo de bajos salarios en Galicia. Pero se ganan otros con salarios m¨¢s elevados: los que son necesarios contratar en las oficinas gallegas de la empresa para gestionar esa expansi¨®n empresarial. Por supuesto, habr¨¢ que buscar una soluci¨®n negociada al coste social que supone el cierre de esas plantas dedicadas a actividades b¨¢sicas y compensar a los perdedores. Mas no nos enga?emos: el futuro econ¨®mico de Galicia en el medio y largo plazo no est¨¢ en actividades como cocer pescado y coser pantalones. Lo suyo debe ser inventar y comercializar nuevas conservas, y dise?ar y controlar las tendencias en el mundo de la moda. Por eso es tan importante la inversi¨®n en educaci¨®n, formaci¨®n continua, nuevas tecnolog¨ªas o investigaci¨®n e innovaci¨®n.
En definitiva, existen deslocalizaciones claramente negativas y otras necesarias para la supervivencia de las empresas gallegas, con efectos positivos en el medio y largo plazo para la econom¨ªa regional. En todo caso, es evidente que las consecuencias negativas de unas y otras van a ser m¨¢s f¨¢cilmente asumibles cuanto mayor sea el dinamismo empresarial. El fracaso y la desaparici¨®n de empresas forma parte de la l¨®gica capitalista. El ¨¦xito y la expansi¨®n empresarial son el necesario contrapunto.
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