La mundializaci¨®n de un f¨²tbol para ricos / 2
La mundializaci¨®n no es producto del azar ni efecto ineluctable de un proceso natural sino resultado de la conjunci¨®n de unas posibilidades tecnol¨®gicas y de una voluntad pol¨ªtica. La Uni¨®n Europea ha ejercitado la suya para convertir la pr¨¢ctica futbol¨ªstica en negocio mundial. Lo ha hecho desde su radicalismo econ¨®mico liberal con el prop¨®sito de eliminar toda regla y cortapisa tambi¨¦n en materia deportiva en el espacio comunitario. La ausencia de disposiciones sobre el deporte en los distintos tratados europeos -Roma, Acta ?nica, Maastricht, Amsterdam y Niza- no fue ¨®bice para que la Corte Europea de Justicia ocupase este territorio a golpe de decisiones judiciales creando un marco normativo que impuso al de los Estados miembros. Todo comienza con el fallo en el caso Walrave y Montero que en 1974 considera que toda actividad deportiva, por cuanto es una actividad econ¨®mica, est¨¢ sometida al derecho comunitario y por tanto no puede limitar a los solos nacionales el ejercicio futbol¨ªstico. La decisi¨®n en el caso Dona, tomando pie en el art¨ªculo 39 del Tratado de Roma refuerza esa doctrina confirmando que cualquier jugador de la Uni¨®n Europea puede participar en todos los partidos que se organicen en su ¨¢mbito. Ahora bien, su alcance demasiado amplio suscit¨® un Acuerdo informal permitiendo que las federaciones nacionales pudiesen limitar el n¨²mero de jugadores extranjeros en las ligas nacionales.
El momento decisivo fue el 15 de diciembre de 1995, cuando la decisi¨®n de la Corte Europea a prop¨®sito del jugador Jean-Marc Bosman se neg¨® a aceptar la indemnizaci¨®n por su transferencia al Dunkerque, lo que termin¨® con el r¨¦gimen de cuotas e impuso la libertad total de contrataci¨®n para los jugadores de la Uni¨®n. El fallo Bosman concierne a los 27 pa¨ªses del Espacio Econ¨®mico Europeo, a los que las decisiones en el caso Malaja y en el caso Kolpak agregaron los 77 pa¨ªses del Acuerdo de Cotonou, m¨¢s los antiguos miembros de la URSS y de los Balcanes, as¨ª como Turqu¨ªa y los pa¨ªses del Magreb. Ahora bien, este dispositivo establecido para controlar las retribuciones salariales y reducir los costes de funcionamiento se tradujo en una explosi¨®n del volumen de los traspasos y de los salarios, que adem¨¢s vino acompa?ada de una hiperinflaci¨®n de los derechos televisivos y del precio de las entradas, lo que despert¨® la voracidad de los clubes, la invasi¨®n de la publicidad y el imperio del sponsoring. Con ello el triunfo del capitalismo en su modalidad m¨¢s agresiva ha sido total y las cifras en que se expresa son alucinantes.
Jean-Louis Pierrat y Joel Riveslange en L'Argent secret du foot nos facilitan los datos. El traspaso de Nicolas Anelka al Madrid por 33,5 millones y el de Christian Vieri al Inter de Mil¨¢n por casi 43 millones sonaron a esc¨¢ndalo, pero pronto fueron superados por los 56,4 millones de Hern¨¢n Crespo, los 62,2 de Luis Figo y los 77,2 de Zidane. Este desvar¨ªo de traspasos dio lugar a aberraciones como que en el Madrid, en algunas temporadas, m¨¢s del 70% de sus jugadores fueran extranjeros; que todos los jugadores del equipo belga Beveren fuesen de la Costa de Marfil, y que el Arsenal no tuviera durante varios a?os un solo jugador brit¨¢nico. Este f¨²tbol hecho a golpe de millones reprodujo en el ¨¢mbito deportivo la deriva que domina el mundo econ¨®mico: los clubes m¨¢s importantes, los del G14, son cada d¨ªa m¨¢s ricos y poderosos y los peque?os clubes cada vez m¨¢s precarios y condenados a la inexistencia de los pobres. La sociedad Manchester United, marco jur¨ªdico del club del mismo nombre, con su volumen de negocios pr¨®ximo a los 250.000 millones, sus m¨¢s de 500 empleados, sus cerca de 40 millones de beneficios, sus 150.000 miembros, sus 40.000 abonados, sus casi 1.000 millones de derechos televisivos, con una esponsorizaci¨®n y un merchandising que han hecho de su marca una de las m¨¢s valoradas en el mundo, es el ejemplo cenital del nuevo negocio millonario. El f¨²tbol ha dejado de ser un deporte popular y es casi s¨®lo un espect¨¢culo para ricos, un dispositivo implacable para ganar dinero.
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