El valor de las palabras

Y aqu¨ª va la despedida. Fernando Savater sabe bien que en su carta, Molinetes, no contesta a mis palabras, no le critiqu¨¦ que discrepase de mi juicio sobre el car¨¢cter pol¨ªtico de Ciutadans sino que escribiese que no pienso. Eso le critiqu¨¦, que me negase la condici¨®n de persona que piensa, cosa que parece que es exclusiva suya o de quien piense lo que ¨¦l.

O bien Savater no lee lo que escriben los otros y lo que ¨¦l mismo escribe o bien no respeta en absoluto el valor de las palabras y le es indiferente escribir una cosa u otra seg¨²n le parezca en cada momento. Cada uno le atribuye el valor que quiere a sus palabras, y as¨ª valen.

Respecto a su alusi¨®n final ir¨®nica y condescendiente a este Gobierno, es cosa entre el Gobierno y ¨¦l. Pero yo confieso que si est¨¢ en mi mano no tendr¨¦ verg¨¹enza alguna de darle a este Gobierno el soplo de aire que pueda para que intente realizar su programa, que me parece sustancialmente ben¨¦fico para la mayor¨ªa de la sociedad. Y estar¨¦ orgulloso como ciudadano pues los buenos deseos no son patrimonio exclusivo de nadie, y tambi¨¦n quiero, entre otras cosas, que tenga ¨¦xito el proceso que consiga acabar con el terrorismo.