Alquileres forzosos

Su editorial del d¨ªa 14 de diciembre me sorprende e indigna por su negatividad. Cuando por primera vez un Gobierno, en este caso auton¨®mico, se propone tomar medidas serias para intentar resolver un problema muy serio que ocupa uno de los primeros lugares entre las preocupaciones de la poblaci¨®n, el de la vivienda, EL PA?S las descalifica de manera casi brutal.

Como cualquier acto de gobierno est¨¢ sujeto a la cr¨ªtica, naturalmente. Es claro que, como toda acci¨®n humana, podr¨ªa mejorarse. Pero la cr¨ªtica a priori basada en que no es bueno que un Gobierno sea intervencionista, en mi opini¨®n, no se sostiene. En otras ocasiones hemos visto c¨®mo en estas mismas p¨¢ginas se ha pedido la intervenci¨®n de la Administraci¨®n ante otros problemas o situaciones; ?por qu¨¦ en este caso no se debe intervenir? ?Porque toca intereses que no conviene tocar? ?Hace falta recordar que como causa y consecuencia de este problema est¨¢ la corrupci¨®n del ladrillo tan actual?

En fin, est¨¢n ustedes en su derecho de manifestarse en contra de un proyecto de ley que, a pesar de sus posibles defectos, afronta seriamente el problema de la vivienda desde una perspectiva de izquierda, pero me parece muy presuntuoso e, incluso, un punto totalitario escribir que la soluci¨®n que ustedes proponen es "el ¨²nico terreno leg¨ªtimo" en que se puede actuar. Ya no necesitamos jueces que interpreten las leyes.