Hombres de hierro
La inquina que Enrique Vila-Matas siente por los n¨²meros redondos es alargada. La librer¨ªa Negra y Criminal decidi¨® avanzarse unos meses a las celebraciones -si es que las va a haber- por los 25 a?os de la publicaci¨®n de la novela Un d¨ªa volver¨¦ homenajeando el jueves pasado a Juan Mars¨¦ con una mesa redonda que reuni¨® junto al autor a sus buenos amigos Javier Coma, Joan de Sagarra y el citado Vila-Matas. La mesa era efectivamente redonda, bajita, de caf¨¦. Sobre ella, la botella de Jameson y el hielo para De Sagarra (y tambi¨¦n para Mars¨¦, que se permite alg¨²n chupito de vez en cuando), el agua mineral para ese hombre nuevo que es Enrique y, naturalmente, la coca-cola para ese experto en c¨®mics, novela negra, cine, jazz y cultura de consumo en general y made in USA en particular que es Javier Coma. No faltaba el cenicero para el habano de De Sagarra, y tampoco una fotograf¨ªa enmarcada de Humphrey Bogart, pitillo en ristre, sobre el lema "queda terminantemente permitido fumar". Atrezzo necesario para un debate cuyo objetivo era dilucidar si Un d¨ªa volver¨¦ es o no una novela negra: naturalmente, no hubo conclusi¨®n en firme, pero la charla dej¨® en los asistentes -una cuarentena, pero es que no caben m¨¢s en el diminuto local- una difusa sensaci¨®n de haber transcurrido un buen rato.
Abri¨® el fuego De Sagarra trazando lazos entre los ponentes a trav¨¦s de una sugestiva teor¨ªa de los "barrios prestados"; esto es, de c¨®mo, por ejemplo, Vila-Matas hab¨ªa adoptado los escenarios de esta y otras novelas de Mars¨¦ -Gr¨¤cia, Guinard¨®, el parque G¨¹ell, el Carmel- desde que se estableci¨® en la Travessera de Dalt ("la travesera del mal" en la po¨¦tica vilamatiana) o de c¨®mo el mismo De Sagarra hab¨ªa tomado prestado el barrio de infancia de Vila-Matas, el paseo de Sant Joan, el colegio de los maristas, el extinto cine Chile, las terrazas del Bauma y el Morryson, etc¨¦tera. Luego se fue directo a glosar la figura del protagonista de la novela, ese Jan Julivert Mon, aspirante a boxeador y atracador de bancos por causas m¨¢s o menos nobles -en general, menos- que regresa derrotado al barrio tras a?os de prisi¨®n y que el cronista asegur¨® que ten¨ªa la cara de Jean Gabin o, todav¨ªa mejor, de Lino Ventura. Evoc¨® tambi¨¦n la dedicatoria de la novela: "A Pep Mars¨¦, mi padre, que me ense?¨® a combinar la concienciaci¨®n con la escalivada". "Eso de la concienciaci¨®n era muy propio de la transici¨®n", concluy¨® el periodista. La novela, ambientada en la d¨¦cada de 1950, apareci¨® en efecto en 1982, en las proximidades de las victorias electorales de Jordi Pujol y Felipe Gonz¨¢lez, cuando quedar¨ªa inaugurado el tiempo del "gran desenga?o" tras los sue?os de contracultura de la d¨¦cada anterior.
Coma cit¨® en cambio el final de la novela, esos "hombres de hierro forjados en tantas batallas" que definen toda una posguerra, para exponer a continuaci¨®n que si Un d¨ªa volver¨¦ no es estrictamente novela negra, s¨ª tiene muchos elementos de un g¨¦nero que la editorial Bruguera hab¨ªa divulgado a partir de 1975, con Dashiell Hammett y Raymond Chandler como autores se?eros. Entre ellos, Coma destac¨® que la narraci¨®n de Un d¨ªa volver¨¦ se sustenta sobre los di¨¢logos y las reacciones de los personajes, "el behaviorismo", as¨ª llam¨® a esta t¨¦cnica.
Tom¨® el relevo Vila-Matas para completar la cita de Comas que, in extenso, dice as¨ª: "Hombres de hierro forjados en tantas batallas, hoy llorando por los rincones de las tabernas". No aclar¨® el escritor si as¨ª acab¨® ¨¦l aquella tarde en que, reci¨¦n instalado en el barrio, conoci¨® a Mars¨¦ en un bar de la plaza de Rovira, por la ¨¦poca en que se public¨® la novela. "Me contaste la historia y yo me qued¨¦ muy impresionado. Para impresionarte yo a ti te cit¨¦ lo de los hombres de hierro y las tabernas, pero no me dijiste nada y me qued¨¦ muy cortado", evoc¨® Vila-Matas.
No eludi¨® Mars¨¦ ninguna de las cuestiones lanzadas por los contertulios. Es verdad, hab¨ªa escrito su novela en plena transici¨®n, pero no hab¨ªa escrito sobre la transici¨®n, tarea reservada en su opini¨®n a historiadores y soci¨®logos y sobre la cual mantiene serias dudas de que "pasar p¨¢gina" haya constituido la mejor soluci¨®n. "Un d¨ªa volver¨¦ es un ajuste de cuentas con la memoria personal, no con la colectiva. La memoria colectiva del franquismo deber¨ªa estar resuelta a d¨ªa de hoy, pero est¨¢ pendiente", opin¨® el escritor al filo de la ley que ha empezado a debatirse en las Cortes. Sobre la negritud de su novela destac¨® que se hab¨ªa sentido mucho m¨¢s influido por el cine que por la literatura y al respecto aludi¨® a su padre, desratizador municipal de salas de proyecci¨®n, gracias al cual pudo ver muchas pel¨ªculas gratis con s¨®lo presentarse como "el fill del Mars¨¦". Y acab¨® regresando a sus queridas aventis, narraciones de acontecimientos inventados trufadas con personajes y situaciones reales. Con estos mimbres est¨¢ hecha Un d¨ªa volver¨¦. Con ¨¦stos y con el "talento natural para narrar" equiparado por Vila-Matas al de "Maradona para jugar al f¨²tbol". Hombres de hierro para hacernos so?ar.
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