La mala memoria
Andamos de fiesta. Las recientes nominaciones a los Goya han calentado el ambiente cinematogr¨¢fico, y los Globos de Oro, cuyo resultado se conocer¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 15, han revitalizado las inc¨®gnitas sobre el devenir oscarizable de la taquillera Volver, de Almod¨®var, y de la intrigante Babel, de I?¨¢rritu, que aparecer¨¢ en nuestras pantallas, por fin, la pr¨®xima semana. Buenas noticias, aunque un tanto aguadas por el informe de la ministra Carmen Calvo: el cine espa?ol perdi¨® espectadores durante el a?o, a pesar del ¨¦xito masivo de, entre otras, Alatriste y El laberinto del fauno. Parece incre¨ªble que incluso los informes de Cultura se reduzcan a meras cifras y competiciones de mercados, pero as¨ª es esta ¨¦poca: gr¨¢ficos y dividendos.
Sin embargo, no todo es estad¨ªstica. Al cabo de un tiempo estas pel¨ªculas reposar¨¢n en los anaqueles de la Filmoteca Espa?ola... si es que hay lugar y condiciones para ello. Esta semana se va a firmar de nuevo la renovaci¨®n del acuerdo entre el ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid sobre los terrenos que ¨¦sta cede para que se construya el Centro de Conservaci¨®n y Restauraci¨®n del cine espa?ol. Desde 1992 est¨¢n con el tema, firman y refirman, pero el edificio no se construye. Han hecho, eso s¨ª, un voltio para preservar el peligroso material f¨ªlmico inflamable, pero sobre qu¨¦ hacer con el resto s¨®lo hay discursos y promesas. Mientras que la Biblioteca Nacional y el Museo del Prado conservan la memoria art¨ªstica de este pa¨ªs, y gozan por ello de justificados privilegios... la Filmoteca carece de los medios esenciales para hacer lo propio. ?Le importa realmente a alguien la memoria cinematogr¨¢fica? El actual director general del ICAA, Fernando Lara, ha aumentado la aportaci¨®n econ¨®mica a la Filmoteca casi en un 30%, subid¨®n nunca visto hasta ahora, pero aun as¨ª, su presupuesto total apenas llega a una quinta parte del que goza la cinemateca francesa.
Los productores espa?oles se pasan la vida hablando del modelo cinematogr¨¢fico franc¨¦s, pero en sus propuestas a la pr¨®xima ley del cine no dicen nada sobre la conservaci¨®n del cine. Hace pocos a?os, cuando la tele y el v¨ªdeo revolucionaron el consumo de pel¨ªculas antiguas, los productores se pusieron las pilas: se dieron cuenta entonces de que s¨®lo dispon¨ªan de las copias que previamente hab¨ªan depositado en la Filmoteca, y algunos de ellos sab¨ªan que almacenaron despojos en lugar de copias buenas. Urgidos por la producci¨®n de m¨¢s y m¨¢s pel¨ªculas, centran su atenci¨®n en subvenciones y posibles beneficios. Dedicarse a otro tema podr¨ªa distraer parte de los fondos de ayuda.
Ahora que el catedr¨¢tico Jos¨¦ Luis S¨¢nchez Noriega acaba de publicar una did¨¢ctica y completa Historia del Cine (Alianza), uno se pregunta c¨®mo podr¨ªa haberlo hecho si las pel¨ªculas hubieran desaparecido del mapa una vez bajadas de cartel. Por su parte, el canal digital Cine espa?ol nos recuerda cada d¨ªa lo que el cine dice que fuimos y seguramente a¨²n somos: verlo produce frecuentes escalofr¨ªos y eventuales buenas sorpresas, pero aqu¨ª no hay que olvidar nada. Como hacen los franceses con lo suyo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.