Escucha, no todo es ladrillo
Frente el urbanismo salvaje crece la protesta de arquitectos y ge¨®grafos que defienden modelos
"Cuando acab¨¦ la carrera, en 1996, me hice el juramento hipocr¨¢tico de que mi labor profesional se centrar¨ªa en la rehabilitaci¨®n y en la reutilizaci¨®n de los espacios existentes, pero que nunca construir¨ªa obra nueva. No quiero colaborar". Itziar Gonz¨¢lez Vir¨®s es uno de los escas¨ªsimos casos de desertores del ladrillo y no s¨®lo ha mantenido su juramento sino que es una de las arquitectas m¨¢s activas de Barcelona a la hora de replantear, siempre en equipo, el modelo urban¨ªstico, tanto en lo que se refiere al an¨¢lisis cr¨ªtico de lo que est¨¢ sucediendo como a la propuesta de alternativas que, en su caso, se concretan en su trabajo como experta en participaci¨®n. Es decir, como t¨¦cnica que media entre la Administraci¨®n y los ciudadanos, los grandes olvidados de estos a?os, en un complejo y largo proceso que ha tenido uno de sus resultados m¨¢s interesantes en el acuerdo para la reurbanizaci¨®n de la plaza Lesseps en Barcelona. Una gota de agua en un mar de cemento, pero algo es algo.
La urbanolog¨ªa, en manos de promotores y abogados, ha sustituido al urbanismo"
Ella naci¨® en 1968 y se siente parte de la generaci¨®n del baby boom que se ha formado en la universidad democr¨¢tica con unos profesores que fueron, precisamente, los grandes cr¨ªticos del urbanismo desarrollista franquista y que, con los a?os, se han integrado en las estructuras administrativas de ayuntamientos y comunidades o han tenido que abandonar sus ilusiones y esfuerzos por la presi¨®n de gestores y tecn¨®cratas, que son quienes dominan ahora tanto la promoci¨®n inmobiliaria privada como la p¨²blica. "La nueva y dur¨ªsima mercantilizaci¨®n de nuestras ciudades ha exiliado a la disciplina del urbanismo para situar, en su lugar, el virtuosismo del aprovechamiento y la edificabilidad, lo que yo denomino la urbanolog¨ªa", indica Gonz¨¢lez Vir¨®s. "Al joven arquitecto le cuesta mucho alcanzar la experiencia de lo urbano porque est¨¢ en manos de esta industria que dominan abogados y promotores y que ha simplificado el reto de construir y planificar la mixtura y la complejidad. Los del 68 reclamaron equipamientos y zonas verdes, algo que no puede decirse que se haya conseguido del todo. Nosotros reclamamos vivienda y participaci¨®n. Ellos consiguieron la democracia formal y nosotros queremos la democracia real, participativa y culta, es decir, que se cultive a los que viven la ciudad, que aumente su implicaci¨®n pol¨ªtica, que haya libre intercambio de reflexi¨®n, informaci¨®n y formaci¨®n".
Es un cambio de paradigma en el que no est¨¢ sola, aunque son voces a¨²n minoritarias en el espectro medi¨¢tico de la arquitectura espa?ola. En la otra punta del pa¨ªs, en Sevilla, el colectivo Arquitectura y Compromiso Social est¨¢ en la misma batalla. "Hay un error en la formaci¨®n de los arquitectos porque se les prepara desde el paradigma del arquitecto artista, es decir, ha habido un hiperformalismo que ha supuesto la dejaci¨®n de la responsabilidad social del arquitecto, que cuando acaba la carrera ve que pr¨¢cticamente su ¨²nica salida profesional es trabajar para promotores", indica Esteban de Manuel Jerez, miembro del colectivo que, entre otros proyectos, trabaja en el plan de rehabilitaci¨®n del Pol¨ªgono Sur de Sevilla y, m¨¢s concretamente, en el famoso barrio de las 3.000 viviendas, "el mayor gueto de Espa?a", explica. "Lo que no puede ser es que se hagan planes generales de nueva construcci¨®n cuando, por ejemplo, en Sevilla hay 40.000 viviendas vac¨ªas. Los aspectos de rehabilitaci¨®n son fundamentales, pero el problema es que, por una parte, la principal y casi ¨²nica forma de financiaci¨®n que tienen los ayuntamientos es el urbanismo, es decir, la nueva construcci¨®n; y, por otra, la econom¨ªa espa?ola depende del ladrillo, por lo que es un tema sensible que no se aborda a fondo. La base del problema es el precio del suelo, cualquier intervenci¨®n que se pretenda hacer desde la arquitectura en el aspecto formal, tecnol¨®gico o de abaratamiento de materiales no sirve de nada".
La Ley del Suelo de 1998, que ahora est¨¢ en proceso de reforma y que supuso la consideraci¨®n de todo el suelo como urbanizable salvo que hubiera un plan especial de protecci¨®n, no fue el detonante del boom urban¨ªstico actual, que hab¨ªa comenzado ya a principios de la d¨¦cada, pero lo multiplic¨® y sirvi¨® para justificar la fiebre constructora que estamos sufriendo. El problema es que el paisaje de gr¨²as en el que se ha convertido todo el pa¨ªs en gran parte est¨¢ amparado por la legalidad, la voluntad pol¨ªtica de impulsar la econom¨ªa a trav¨¦s del tocho y la complacencia de muchos ciudadanos que se han enriquecido con el proceso.
"El desarrollo sostenible, la contenci¨®n urban¨ªstica y la defensa del patrimonio no dan votos", explica el arquitecto c¨¢ntabro C¨¦sar Guti¨¦rrez, que en 2005 dimiti¨® como concejal socialista del Ayuntamiento de Potes, en el que hab¨ªa ejercido la oposici¨®n a lo largo de 14 a?os, porque, dec¨ªa en su escrito de despedida, "los vecinos eligen a los que mejor les representan por ser parecidos a ellos". "No se puede salvar a nadie a la fuerza", indicaba, y conclu¨ªa: "Mientras tenga ojos para ver, no podr¨¦ evitar sufrir la degradaci¨®n galopante de mi pueblo, pero al menos a partir de ahora no tendr¨¦ la mala conciencia de pertenecer a una corporaci¨®n municipal que, cuando no promueve, tolera la ruina fraudulenta y el desguace sistem¨¢tico del conjunto hist¨®rico de Potes".
Guti¨¦rrez cree que nada ha cambiado desde entonces, todo lo m¨¢s ha empeorado, y que el problema es grave en los pueblos peque?os ya que se otorga un gran poder a las corporaciones pese a que no tienen ni capacidad ni conocimientos de gesti¨®n adecuados. "La cuesti¨®n urban¨ªstica es irresoluble porque es una competencia muy golosa para los municipios y en la que hay demasiados intereses. La gente, adem¨¢s, se queja ante alg¨²n caso concreto de destrozo, pero en general no se escandaliza y lo ve como normal. No es un problema de corrupci¨®n, que tambi¨¦n la hay en ocasiones, sino que los mismos vecinos piensan que es mejor no entrar en el tema porque ya les va bien as¨ª".
En Espa?a est¨¢n colegiados unos 40.000 arquitectos de los que casi el 80% son profesionales liberales, es decir, asumen el seguro de responsabilidad civil por su trabajo. S¨®lo unos pocos consiguen la fama o el prestigio de salir en las revistas y all¨ª est¨¢ una de las grandes contradicciones de la situaci¨®n espa?ola. Los profesionales de ¨¦lite, tanto nacionales como internacionales, sirven en bandeja a los pol¨ªticos la excusa "cultural" de muchas de las grandes operaciones urban¨ªsticas con edificios singulares o actuaciones parciales que poco tiene que ver con la mayor¨ªa de las obras que rodean estos proyectos y que son las que realmente est¨¢n modificando el paisaje urbano y rural de Espa?a. La realidad es que la arquitectura espa?ola est¨¢ en manos de los arquitectos an¨®nimos que trabajan para los grandes promotores y que repiten el mismo modelo con el ¨²nico objetivo de rentabilizar el beneficio del suelo y de la construcci¨®n.
"A los arquitectos estrella se les ha utilizado para justificar operaciones urban¨ªsticas que son, cuando menos, dudosas", indica Carlos Hern¨¢ndez Pezzi, presidente del Consejo Superior de los Colegios de Arquitectos de Espa?a (CSCAE). "El arquitecto tiene una responsabilidad social y personal en lo que est¨¢ sucediendo y no vale ampararse, como dicen algunos, en que es un trabajo t¨¦cnico y la culpa es de la empresa o la administraci¨®n para la que se trabaja. Creo que en los ¨²ltimos a?os algunos colegios han entendido que no se trata de proteger a sus miembros de forma corporativa sino de velar por el prestigio y la responsabilidad social de la profesi¨®n. En el terreno interno, los colegios tienen mecanismos disciplinarios y c¨®digos ¨¦ticos que deber¨ªan aplicar para evitar algunos de los desmanes que hacen sus colegiados, y, en su proyecci¨®n p¨²blica, pueden hacer o¨ªr su voz sobre los destrozos del paisaje y del patrimonio del pa¨ªs".
Aunque la realidad es la que es y parece evidente que esta responsabilidad personal y social no la asumen todos por igual, algunos colegios profesionales est¨¢n por la labor. Puede sorprender despu¨¦s de todo lo que se sabe del caso Andratx y echando un vistazo a la sistem¨¢tica destrucci¨®n constante del paisaje mallorqu¨ªn, pero el Colegio de Arquitectos de Baleares lleg¨® a inhabilitar hace un a?o a un arquitecto y ha sido activo en la denuncia de casos de supuesta corrupci¨®n de sus colegiados, como el de un arquitecto municipal del Ayuntamiento de Sant Josep de Ibiza que informaba, por supuesto favorablemente, los proyectos de su nuera en el propio municipio, en cuya redacci¨®n se sospechaba que ¨¦l hab¨ªa participado, en una zona, adem¨¢s, protegida. "Tenemos un c¨®digo ¨¦tico bastante m¨¢s estricto que el resto sobre incompatibilidades y desde hace un a?o funciona una comisi¨®n dentol¨®gica cuyo objetivo no es esperar que lleguen los casos cuando el da?o est¨¢ hecho sino tener una acci¨®n preventiva, es decir, a la m¨ªnima sospecha se abren expedientes de informaci¨®n", explica Luis Corral, decano de este colegio.
"No es una oficina que surja del caso Andratx", a?ade. "Ya hab¨ªamos colaborado con la fiscal¨ªa antes de esto y ahora la colaboraci¨®n es m¨¢s intensa. No todos los arquitectos son corruptos y de lo que se trata es de que los casos aislados, que existen, no pongan en cuesti¨®n la labor de los arquitectos en general. Ahora la labor de la justicia, que durante un tiempo tuvo una cierta dejadez en estos casos, es m¨¢s potente y no se va a parar aqu¨ª. Vamos a colaborar para clarificar esta situaci¨®n y adem¨¢s iniciaremos todos los expedientes informativos y disciplinarios que hagan falta".
Si los arquitectos y sus colegios tuvieron un papel importante durante la transici¨®n, desde finales de los ochenta y hasta casi entrado el nuevo milenio, su voz cr¨ªtica qued¨® diluida en los aspectos t¨¦cnicos del visado y servicios a los colegiados sin m¨¢s repercusi¨®n social que la p¨¢tina cultural de sus exposiciones, generalmente autocomplacientes. "En la Comunidad Valenciana, los arquitectos municipales est¨¢n en primera l¨ªnea de fuego y han sufrido muchas veces presiones incre¨ªbles. Cuando han pedido el apoyo del colegio se ha respondido, pero a veces de forma m¨¢s testimonial que eficaz", reconoce Fabi¨¢n Llisterri, ex decano del colegio de la Comunidad Valenciana, una de las m¨¢s afectadas por el urbanismo salvaje y en la que han aparecido numerosas asociaciones y colectivos, en los que participan arquitectos y otros profesionales adem¨¢s de vecinos afectados, cr¨ªticos con el modelo imperante. "Los arquitectos tenemos una responsabilidad espec¨ªfica que no podemos obviar, lo que ocurre es que nuestra influencia es muy limitada porque quien legisla y aprueba los planes es la Administraci¨®n. Aun as¨ª, y muchas veces en ambientes hostiles que apoyan el crecimiento sin l¨ªmites, algunos hemos participado en debates y firmado manifiestos en defensa de una actitud m¨¢s racional y respetuosa con el territorio o la sostenibilidad y, como pasa en otros estamentos de la sociedad, tambi¨¦n hay un sector de arquitectos que ha apoyado y se ha beneficiado del urbanismo galopante que hemos sufrido".
De entre los manifiestos que ha firmado Llisterri destaca el que lleva por t¨ªtulo Por una nueva cultura del territorio, presentado en marzo de este a?o y que ya lleva recogidas m¨¢s de 700 firmas de arquitectos, urbanistas y ge¨®grafos, un colectivo este ¨²ltimo que figura entre los m¨¢s activos en la cr¨ªtica a la desaforada urbanizaci¨®n del pa¨ªs. "El manifiesto surgi¨® de un grupo de profesionales preocupados por la evoluci¨®n del modelo territorial, no tanto por la corrupci¨®n sino por el mismo modelo del uso del suelo", explica Rafael Mata, uno de los promotores del documento y presidente de la Asociaci¨®n de Ge¨®grafos Espa?oles. "Los delitos urban¨ªsticos existen y la justicia tiene que perseguirlos, pero dentro de la legalidad el modelo actual tambi¨¦n es lesivo para el medio ambiente, la calidad de vida de los ciudadanos y para asegurar el acceso a la vivienda. No fue un manifiesto respuesta a lo que pas¨® en Marbella, aunque coincidi¨® en el tiempo, sino que va m¨¢s all¨¢. Est¨¢ fallando el modelo. Se construye sin planificaci¨®n, a golpe de planes parciales o actuaciones singulares que no est¨¢n contempladas en una planificaci¨®n seria del territorio. Y, cuando la hay, los planes se sortean o no se aplican adecuadamente, de manera que lo que la ley contempla como excepci¨®n se est¨¢ convirtiendo en la regla". Es lo que pasa, a?ade, con el suelo, que ahora es todo edificable hasta que no se demuestre lo contrario. Y as¨ª nos va. Lo dicho, hacen falta m¨¢s desertores.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.