Grass confiesa su peor secreto
El premio Nobel alem¨¢n desata una cruda controversia al revelar que milit¨® en las filas de las SS hitlerianas
El pasado verano, un grupo muy selecto de cr¨ªticos literarios y amigos de G¨¹nter Grass recib¨ªa los ejemplares de una cort¨ªsima tirada de presentaci¨®n de su nuevo y muy esperado libro: Beim H?uten der Zwiebel (Pelando la cebolla). "Solo para uso personal. Cr¨ªticas embargadas hasta el 1 de septiembre", advierte la portada. Era, nadie lo ha negado siquiera en los m¨¢s agrios debates surgidos durante los tormentosos meses siguientes, un nuevo gran libro del escritor de lengua alemana m¨¢s famoso, le¨ªdo e influyente desde Thomas Mann. Igual que el autor de Los Buddenbrooks, Grass hab¨ªa unido a su celebridad y gloria como autor su prestigio como intelectual comprometido y una aureola de autoridad moral que le llevaba a emitir opiniones con gran repercusi¨®n sobre muchas cuestiones pol¨ªticas, sociales, econ¨®micas y morales.
La divisi¨®n en la que estuvo el escritor fue culpable de muchas atrocidades al final de la guerra
Grass no ser¨ªa ¨¦l si ahora callara sus opiniones por temor a que le se?alaran sus incoherencias
Varias generaciones de alemanes se han educado y han crecido con los libros y las opiniones de G¨¹nter Grass, y muy especialmente en lo que se refiere al pasado nacionalsocialista de Alemania. La inmensa quiebra moral que supuso el triunfo del hitlerismo para el pueblo alem¨¢n, que de forma muy mayoritaria lo apoy¨® primero en su proyecto pol¨ªtico criminal y despu¨¦s en sus guerras de agresi¨®n, hizo que, despu¨¦s de los a?os de ocupaci¨®n y reconstrucci¨®n, el ejercicio de la memoria se convirtiera en la mayor obsesi¨®n cultural y pol¨ªtica de este pa¨ªs, especialmente en la parte occidental, que retorn¨® a la democracia y pudo acceder a la libertad de expresi¨®n, debate y creaci¨®n. Desde muy pronto, al abrirse este proceso de recapitulaci¨®n o superaci¨®n de la historia (Vergangenheitsbew?ltigung) en los a?os sesenta, Grass, ya plenamente reconocido en una carrera literaria que en 1999 habr¨ªa de culminar con los premios Nobel y Pr¨ªncipe de Asturias, estaba en primera l¨ªnea en la demanda implacable de recuperaci¨®n de la memoria y como fustigador de quienes quer¨ªan olvidar su pasado nazi individual o com¨²n.
Cuando este verano se anunciaba el nuevo libro para oto?o, el ¨¦xito editorial estaba ya m¨¢s que asegurado. Grass no necesita esc¨¢ndalos para promocionar unos libros con los que ha ganado fortunas que ¨¦l nunca podr¨ªa gastar con sus muy recatados gustos y h¨¢bitos de intelectual izquierdista y ecopacifista. Su muy s¨®lida vanidad no demanda m¨¢s que reconocimiento. Le sobra el dinero. El celebrado autor de El tambor de hojalata, novela con la que ya en 1959 alcanz¨® la gloria literaria y que despu¨¦s confirm¨® con una ampl¨ªsima obra que ha marcado como nadie la literatura y el escenario cultural general de la Alemania de posguerra, volv¨ªa con un libro ya plenamente instalado en el g¨¦nero autobiogr¨¢fico. Entonces algunos lo leyeron y dentro encontraron algo m¨¢s que buena literatura alemana. Muy pronto, mucho antes del 1 de septiembre -fecha muy simb¨®lica en la que Hitler decide comenzar una guerra contra Polonia precisamente con el pretexto de una agresi¨®n a la ciudad natal de Grass, Danzig, la actual Gdansk-, estallaba la bomba: el caso Grass. El 12 de agosto, el diario Frankfurter Allgemeine Zeitung publicaba una entrevista con Grass en la que, por primera vez, ¨¦ste reconoc¨ªa haber pertenecido a las Waffen SS, unas unidades de ¨¦lite nazis a las ¨®rdenes de Heinrich Himmler, catalogadas en los procesos de N¨²remberg como "organizaci¨®n criminal". La Divisi¨®n Fundsberg -en la que pas¨® Grass, seg¨²n propia revelaci¨®n, los ¨²ltimos meses de la guerra- fue culpable de tremendas atrocidades precisamente en aquella fase final de la guerra, en la que se dedic¨® a ejecutar a prisioneros rusos y a alemanes acusados de derrotismo o deserci¨®n.
La revelaci¨®n de Grass caus¨® estupor en todo el mundo. Por el fondo y por la forma. El gran padre de las letras alemanas contempor¨¢neas revelaba que hab¨ªa estado en una de las organizaciones nazis m¨¢s asesinas y que lo hab¨ªa ocultado durante sesenta a?os "porque no sab¨ªa en qu¨¦ forma decirlo". A partir de ah¨ª, las contradicciones no hicieron sino multiplicarse, y si un d¨ªa atacaba a todos los que le reprochaban lo que no era dif¨ªcil de considerar falta de honestidad y coherencia y quitaba valor a su confesi¨®n, al siguiente estaba casi pidiendo conmiseraci¨®n por el terrible lastre que hab¨ªa tenido que cargar con su secreto.
Grass no ser¨ªa ¨¦l si ahora callara sus opiniones por temor a que le se?alaran sus incoherencias. Pero cierto es que su pedestal como autoridad moral s¨ª ha quedado hecho a?icos. Y no por haber ocultado la perfecta ridiculez de haber sido un fan¨¢tico a los quince o diecis¨¦is a?os en una divisi¨®n asesina de un r¨¦gimen, sino por un acto de suprema hipocres¨ªa continuado durante seis d¨¦cadas y con toda la publicidad que un genio de la literatura y Nobel genera.
El drama Grass de este a?o ha hecho correr r¨ªos de tinta; generado vilipendios, descalificaciones gratuitas, injurias, rumores, medias verdades; ha desatado afanes de venganza, y tambi¨¦n ha despertado muchos y muy genuinos esfuerzos de afrontar con honestidad intelectual una verdad mayor que la revelada en este libro por Grass. Sobre la responsabilidad individual, el respeto a la verdad, la ocultaci¨®n de la misma, el derecho al pudor, la memoria y sus trampas, la hipocres¨ªa y la debilidad humana; es decir, un gran debate sobre el hombre.
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