El presidente se juega el todo por el todo
El l¨ªder palestino recurre a EE UU e Israel en un intento de reconquistar el poder
Cuenta un diplom¨¢tico europeo afincado en Israel que d¨ªas antes de las elecciones legislativas del 25 de enero saltaron todas las alarmas. El presidente palestino, Mahmud Abbas, comentaba a los dirigentes europeos y estadounidenses de visita en Ramala que su partido, Al Fatah, perder¨ªa los comicios. Medio siglo de monopolio de la vida pol¨ªtica palestina se hund¨ªa sin remedio. Anunci¨® entonces Washington una iniciativa desesperada: el desembolso de millones de d¨®lares para tratar de salvar los muebles. Se reparti¨® dinero. Mucha gente acept¨® encantada los billetes, pero eligi¨® la papeleta de Ham¨¢s.
El Gobierno encabezado por el Movimiento de Resistencia Isl¨¢mica ha soportado 11 meses de asedio econ¨®mico y ahora el mandatario amenaza con convocar de nuevo a las urnas. Los nervios han aflorado en Al Fatah y, como sucediera en enero, la comunidad internacional trata ahora de movilizarse a toda prisa. El primer ministro brit¨¢nico, Tony Blair, lanz¨® un llamamiento urgente al mundo occidental para acudir al rescate del presidente con fondos y respaldo pol¨ªtico; Estados Unidos est¨¢ rearmando y entrenando a 8.000 agentes de la Guardia Presidencial; el jefe del Ejecutivo israel¨ª, Ehud Olmert, se reun¨ªa ayer con Abbas en un intento de reanimar un proceso de paz inexistente.
Los milicianos del l¨ªder palestino han ocupado esta semana las calles de varias ciudades
Demasiado tarde, piensan muchos, para un presidente contra las cuerdas. "Olmert y Abbas tienen ahora un objetivo com¨²n: librarse del Gobierno de Ham¨¢s. Tambi¨¦n pretenden lo mismo Arabia Saud¨ª y Jordania porque tienen p¨¢nico de que la estrategia de Ham¨¢s triunfe", explica Abed al Hakim Nassar, analista y alto funcionario del Ministerio de Informaci¨®n. "Y mucho m¨¢s", a?ade, "temen a Ir¨¢n, que pretende convertirse en el l¨ªder del mundo isl¨¢mico. Los pa¨ªses ¨¢rabes moderados nunca apoyaron la causa palestina y observan ahora como un tremendo peligro el v¨ªnculo reforzado entre Teher¨¢n y Ham¨¢s".
El desapego de George W. Bush por el conflicto israel¨ª-palestino ha sido una constante a lo largo de sus dos mandatos. S¨®lo en fases cruciales para Oriente Pr¨®ximo ha tomado cartas en el asunto sin demasiado entusiasmo. La victoria contundente de Ham¨¢s, que rechaza renunciar a la violencia y reconocer la legitimidad de Israel, ha propiciado la implicaci¨®n de la Casa Blanca. "El Reino Unido y Estados Unidos pretenden enfriar la situaci¨®n en Palestina para ayudar a resolver los problemas de Irak. Pero nada hacen para resolver el conflicto entre israel¨ªes y palestinos, porque si de verdad desearan solucionarlo deber¨ªan presionar a Israel. Saben que el arreglo pasa por ah¨ª", opina Nassar.
Las ansias de Londres y Washington por apaciguar los ¨¢nimos -el Gobierno israel¨ª respeta el alto el fuego en Gaza pese al lanzamiento de cohetes caseros sobre el sur del Estado jud¨ªo- y la entrevista de ayer entre el presidente palestino y Olmert, tiene otra meta. "Es s¨®lo una coartada para solucionar el embrollo de Irak", asegura Nassar.
En las calles de Gaza se aprecia a simple vista que los cuerpos policiales fieles a Abbas cuentan con armamento y uniformes renovados. Los milicianos, agentes y partidarios del mandatario palestino han ocupado esta semana las calles en Rafah, Jan Yunis, Deir el Balah y Yabalia. Hac¨ªa a?os que no se presenciaba semejante demostraci¨®n de fuerza en las ciudades de la franja, despu¨¦s de que las negociaciones para formar un Gobierno de unidad nacional que permita levantar el embargo financiero hayan fracasado hasta la fecha.
Ambas partes se culpan. Ham¨¢s asegura que el presidente rechaza el pacto por exigencias de Washington. Al Fatah responde que la intransigencia de los islamistas cierran las v¨ªas para que se alivie el bloqueo econ¨®mico.
El escritor y analista pol¨ªtico Talal Okal, que no esconde sus simpat¨ªas por Al Fatah, resume la coyuntura: "Habr¨¢ un acuerdo entre los dos partidos porque no tienen otra opci¨®n. Lo que est¨¢ sucediendo es una lucha entre ambas autoridades para mostrar su poder¨ªo. La crisis se est¨¢ agravando, pero ninguna parte puede vencer. Al Fatah tiene la capacidad para imponerse si estuviera unido, pero no es el caso. Las manifestaciones en Gaza muestran ese intento de reunificaci¨®n. Saben que su debilidad perjudica incluso los intereses personales de sus dirigentes. Despu¨¦s del discurso de Abbas en el que anunci¨® el anticipo de las elecciones, su partido est¨¢ m¨¢s motivado, aunque existen graves contradicciones".
En esta tesitura, Abbas ha lanzado el ¨®rdago de los comicios, "un golpe de Estado", a juicio del primer ministro, Ismail Haniya. Dif¨ªcilmente habr¨¢ elecciones si Ham¨¢s se opone. Pero de ser convocadas, Al Fatah las afronta en precarias condiciones. Todas las facciones palestinas, incluidos dirigentes hist¨®ricos de Al Fatah, han tachado de ilegal la llamada a las urnas; la vieja guardia del partido es vista como un nido de corruptos que luchan a brazo partido por conservar sus prebendas, y los j¨®venes l¨ªderes -Mohamed Dahlan, que tampoco se libra de la etiqueta de ladr¨®n, y Maruan Barghuti, encarcelado en una prisi¨®n hebrea- lo tienen complicado.
"Abbas est¨¢ asumiendo un enorme riesgo", subraya Nassar. "No hay garant¨ªa alguna de que pueda ganar unas elecciones. Ni siquiera ha anunciado si se presentar¨¢. Mientras Haniya ha ganado prestigio, en Al Fatah no hay nadie para sustituir a Abbas. Si Israel aceptara liberar a Barghuti, lo ¨²nico que har¨ªa ser¨ªa perjudicarle. Todo el que tenga el apoyo de Israel, EE UU, o de los pa¨ªses europeos no obtendr¨¢ beneficios. Al Fatah se ha equivocado al recabar el apoyo de Washington y al respaldar el boicot econ¨®mico a los territorios ocupados. La reputaci¨®n de Abbas est¨¢ por los suelos".

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.