Dormir con mucho arte

Como todo en Baeza, el antiguo palacio residencial de los Salcedo y de los condes de Garc¨ªez suscita admiraci¨®n entre los viandantes por su fachada g¨®tico-renacentista, sin m¨¢s ornamento que el de un par de pendones aguzados. Es una arquitectura sutil y serena, heredera del siglo XVI, en la calle peatonal m¨¢s importante de la ciudad. Y, sin embargo, no se le puede negar car¨¢cter de puertas adentro. El tr¨¢nsito desde el zagu¨¢n hasta el claustro renacentista, y de ¨¦ste a las dem¨¢s zonas comunes, representa algo as¨ª como la apoteosis del historicismo para consumo hotelero. Un escenario tur¨ªstico capaz de elevar a¨²n m¨¢s el asombro de la legi¨®n de curiosos que lo visitan, convencida de que todos estos muebles, las borlas y miri?aques de las tapicer¨ªas, las urdimbres de rejer¨ªa y quiz¨¢ tambi¨¦n algunas piezas de la vajilla pertenecen al palacio condal desde el principio. Es lo que tiene perseguir un ambiente se?orial para sentirse hu¨¦sped de la historia, que se acaban tomando por vern¨¢culas antig¨¹edades extempor¨¢neas, como los aparadores decimon¨®nicos, o procedentes de otros lugares, como los lavabos de m¨¢rmol labrado en Egipto.

A pesar de lo cual, nada impide que tan insigne edificio funcione con el confort, la eficacia y la elegancia de un hotel de primera. La carencia de un sal¨®n social se suple con la inserci¨®n de una barra de cafeter¨ªa en el patio, convertido as¨ª en un espacio multidisciplinar donde relajarse, tomar un algo, celebrar una reuni¨®n, asistir a recitales y conciertos de c¨¢mara e incluso admirar interesantes obras de arte contempor¨¢neo que se exponen peri¨®dicamente a iniciativa de diversas galer¨ªas locales. En enero, por ejemplo, se podr¨¢ ver la creaci¨®n de Marisa Vadillo (C¨®rdoba, 1976).

Banda ancha sin cables

La misma vena art¨ªstica hace ¨®smosis en las habitaciones, apenas 30, distribuidas por los dos pisos superiores del edificio. Muros de siller¨ªa a la vista, artesonados de filigrana, mesas y armarios de madera tallada, cabeceros de forja y otros con frescos historiados... Pero tambi¨¦n monitores planos de televisi¨®n, hilo musical, climatizaci¨®n a distancia y acceso a Internet de banda ancha sin cables, un lujo del que no pueden alardear otros hoteles m¨¢s modernos en la provincia.

A 300 metros del palacio se encuentra el restaurante Vandelvira, comedor en propiedad del hotel condenado a la distancia por ese prurito historicista de almorzar en lo que fue el claustro original del convento de San Francisco, hijo tambi¨¦n del siglo XVI. Se significa especialmente por su cocina del aceite de oliva tratada al socaire de las nuevas tendencias. No pod¨ªa ser de otro modo en una tierra tan reconocida por su patrimonio monumental como por sus revitalizados olivares y almazaras altivas.