Nuevas condiciones
ETA no s¨®lo ha pulverizado la tregua, sino tambi¨¦n elementos necesarios para un d¨ªa, si acaso, volver a empezar un proceso de paz. Las reglas no han funcionado. Los interlocutores de la banda, tampoco. Se abre ahora una etapa que estar¨¢ dominada por la lucha policial y judicial contra la banda terrorista, y en la que resulta esencial la unidad de los partidos democr¨¢ticos, incluido el PNV, que ha de evitar una nueva deriva soberanista. Para que ETA acabe siendo derrotada son necesarias, pero no suficientes, las medidas policiales y judiciales. Al final, tarde o temprano, tendr¨¢ que haber di¨¢logo. Pero sobre bases diferentes.
Desde algunos sectores se ha criticado a Zapatero y su Gobierno por anunciar una "suspensi¨®n" del proceso, aunque sea total, en vez de una ruptura. Es algo m¨¢s que un matiz sem¨¢ntico, pero el Ejecutivo ha hecho bien en no caer en la trampa de darle a ETA la baza simb¨®lica de ser ¨¦l quien romp¨ªa. Puede que para ETA el atentado de Barajas fuera s¨®lo un aviso. Si as¨ª era, se ha equivocado: ha dinamitado el proceso. Poco importa que sea s¨®lo un sector, con mayor o menor peso dentro de la organizaci¨®n terrorista, el que est¨¦ detr¨¢s de los cientos de kilos de explosivos; o que sea la c¨²pula terrorista en pleno la que decidi¨® forzar hasta l¨ªmites insoportables la marcha del di¨¢logo. Lo ocurrido, sumado al robo de pistolas en Francia, a extorsiones y a otros actos de violencia, indica que los interlocutores en ETA no representaban a la organizaci¨®n ni la controlaban. O que ment¨ªan. Cuando llegue otra oportunidad para la paz, tendr¨¢n que ser otros, y otras las condiciones.
Lo ocurrido tiene consecuencias inmediatas. Ni este Gobierno, ni el franc¨¦s, bajaron la guardia de la persecuci¨®n policial de ETA durante el alto el fuego, pero ahora habr¨¢ que extremar la alerta ante cualquier tipo de violencia callejera. El acercamiento de los presos, una de las medidas que reclamaba el nacionalismo vasco para afianzar el proceso, parece ahora impensable. La mesa de partidos se anuncia m¨¢s lejana que nunca, y Batasuna dif¨ªcilmente podr¨¢ presentarse a las municipales de mayo con la actitud exhibida por su l¨ªder, Arnaldo Otegi, en las horas posteriores al atentado de Madrid. Su pretendido intento de que la pol¨ªtica fuera tomando protagonismo frente a la violencia ha quedado sepultado en el aparcamiento de la T-4, junto a esos dos ciudadanos desaparecidos que todav¨ªa ayer eran buscados por los bomberos.
Es contra ETA, y contra Batasuna, hacia donde debe dirigirse la frustraci¨®n de la sociedad vasca y de toda Espa?a, ya que eran muchas las personas honestas, de toda creencia y condici¨®n, que hab¨ªan depositado sus esperanzas en este proceso. S¨®lo as¨ª ETA ser¨¢ consciente de lo mucho que ha desperdiciado en estas ¨²ltimas horas.
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