EE UU ahorcando al mundo
Era pasada la medianoche de un d¨ªa de mayo de 1989, tal como sol¨ªan ser siempre las reuniones con el Comandante Fidel Castro. En esta ocasi¨®n lo interrump¨ªan constantemente por comunicaciones telef¨®nicas de urgencia. Finalmente me dijo: "Es nuestro embajador en Pek¨ªn, la situaci¨®n en China es sumamente grave, se ha dividido el Gobierno, el partido y las organizaciones de masas; el Ej¨¦rcito se puede fraccionar en cualquier momento". "Deben reprimir de inmediato, si se divide un ej¨¦rcito que posee armas at¨®micas, no es China lo que estar¨ªa en peligro, sino el mundo". D¨ªas despu¨¦s, el ej¨¦rcito chino tom¨® la plaza de Tiananmen.
Ejecutar a Sadam Husein en una fecha simb¨®lica para el mundo isl¨¢mico, en un lugar siniestro y por verdugos con rostros cubiertos, no luci¨® como la acci¨®n de un Gobierno, sino como una venganza igual a las que realizan los grupos terroristas isl¨¢micos cuando ejecutan rehenes de pa¨ªses occidentales. Con cientos de miles de iraqu¨ªes muertos en tres a?os y con las condiciones en que fue juzgado y ejecutado Husein, Estados Unidos ha perdido toda ventaja moral en su batalla contra el terrorismo. Esto puede acelerar su derrota militar a manos de una violencia an¨¢rquica. La discusi¨®n sobre la ejecuci¨®n de Sadam no es ni jur¨ªdica ni ¨¦tica; el problema es esencialmente pol¨ªtico. En la guerra aprend¨ª que enterrar enemigos era sembrar conflictos y que la compasi¨®n y el perd¨®n pueden tambi¨¦n ser un castigo. La ¨¦tica de la paz est¨¢ siempre m¨¢s ligada a un c¨¢lculo pr¨¢ctico sobre el futuro que a juzgar tempranamente el pasado. Errar sobre este punto puede significar una grave injusticia con las futuras generaciones.
La ocupaci¨®n pudo ser exitosa, pero se condujo como una venganza que desmantel¨® al Estado iraqu¨ª en vez de fortalecerlo. Los norteamericanos actuaron con los reflejos de la finalizada Guerra Fr¨ªa, buscando enemigos tangibles, organizados, ideol¨®gicos y con prop¨®sitos definidos; no se percataron de que el terrorismo era una violencia totalmente distinta, atomizada, fan¨¢tica, an¨¢rquica, sin direcci¨®n central y sin reglas, pero con gran fuerza social. El resultado final de esta violencia es la fragmentaci¨®n de la sociedad y la p¨¦rdida del monopolio de la fuerza por parte de Estados organizados; lo que los acad¨¦micos llaman "conflictos postmodernos". Bajo este marco conceptual, la intervenci¨®n americana al desmantelar el Estado de Irak funcion¨® en la misma direcci¨®n que el problema. Dividi¨®, fragment¨® y fanatiz¨® a una parte de la sociedad iraqu¨ª contra otra, multiplicando el terrorismo y debilitando la autoridad de muchos Estados en toda la regi¨®n, cuando la respuesta era construir Estado en sentido integral. Visto as¨ª, Sadam era un mal menor que al menos manten¨ªa un Gobierno funcionando.
La mayor¨ªa de los conflictos en ?frica, la narco-guerra de Colombia, las pandillas en El Salvador, y la situaci¨®n en Palestina luego de la muerte de Arafat son ejemplos de conflictos pol¨ªticos que han derivado en violencia an¨¢rquica y procesos de desinstitucionalizaci¨®n. Sin actores organizados y coherentes la paz es extremadamente dif¨ªcil y, en las condiciones actuales de globalizaci¨®n y p¨¦rdida de identidades, los conflictos no resueltos pueden derivar f¨¢cilmente en anarqu¨ªa a nivel de comunidades, pa¨ªses o regiones. El 11 de septiembre provoc¨® una deslegitimaci¨®n de la violencia contra el orden que abri¨® posibilidades a los procesos de paz en Sri Lanka, norte de Irlanda e incluso en Espa?a. Esos actos terroristas marcaron la frontera entre la violencia como medio y como prop¨®sito, obligando a rebeldes de distinto signo a desmarcarse o deslegitimarse. Sin embargo, el fracaso moral, pol¨ªtico y militar de la intervenci¨®n en Irak y la legitimaci¨®n del terrorismo entre grandes grupos sociales en Asia y ?frica puede oxigenar la violencia contra el orden en lugares donde ¨¦sta ya estaba concluyendo.
Estados Unidos alej¨® el terrorismo de su territorio, pero ha exaltado a minor¨ªas de musulmanes que viven en toda Europa, con lo cual este continente podr¨ªa convertirse en el principal teatro de operaciones del extremismo isl¨¢mico. La derrota de la derecha espa?ola e italiana y el debilitamiento de Blair en Reino Unido ocurren porque los electores ven claramente el peligro del terrorismo en sus propios pa¨ªses. La seguridad brit¨¢nica ha desmontado decenas de conspiraciones terroristas con participaci¨®n de descendientes de inmigrantes musulmanes nacidos en su territorio. Ahorcando a Sadam, el desarme nuclear de Corea del Norte e Ir¨¢n son batallas perdidas y otros pa¨ªses ¨¢rabes, entre ellos Egipto y Arabia Saud¨ª, est¨¢n iniciando programas de tecnolog¨ªa nuclear. Armas at¨®micas en un contexto geogr¨¢fico de m¨²ltiples conflictos internos an¨¢rquicos casi insolubles son una grave amenaza mundial. El momento que m¨¢s cerca ha estado el mundo de una guerra at¨®mica fue durante la crisis de los misiles en Cuba en 1962. Esa crisis se resolvi¨® gracias al presidente estadounidense John Kennedy y al primer ministro sovi¨¦tico Nikita Kruschev, que actuaron con gran inteligencia y pragmatismo, algo inexistente en los actuales contendientes. Esto puede convertir al terrorismo en la espoleta de una guerra at¨®mica.
Las insurgencias y, en este caso, el terrorismo ser¨¢n siempre un s¨ªntoma, no una soluci¨®n; son una consecuencia y no una causa. La inteligencia no se demuestra probando que se tiene raz¨®n y que tu enemigo es un malo que merece morir. Inteligencia es evitar los conflictos o resolverlos. Desde esa perspectiva cobra fuerza la idea de quienes sostienen que la nueva polaridad del mundo no es entre la izquierda y la derecha o entre cristianos e isl¨¢micos, sino entre inteligencia y estupidez.
Joaqu¨ªn Villalobos, ex dirigente guerrillero salvadore?o, es consultor para la resoluci¨®n de conflictos internacionales.
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