Traducciones crecientes, dinero menguante
La situaci¨®n de los traductores empeora por las subastas y el nuevo sistema para valorar su trabajo
Traduttore, traditore es quiz¨¢s la m¨¢s famosa de las sentencias sobre los traductores. La traici¨®n del traductor es metaf¨®rica: traiciona a las lenguas porque es imposible trazar una equivalencia perfecta entre ellas, y tambi¨¦n traiciona al autor del texto que traduce y al que debe ser fiel (y, estrictamente, casi nunca lo es). Y, tal como est¨¢n las cosas, habr¨ªa que acu?ar una nueva m¨¢xima: Editore, traditore -¨¦sta sin met¨¢foras- para describir la situaci¨®n de la traducci¨®n literaria en Espa?a.
En Espa?a, dicen, ni existe ni se vislumbra una cultura de la traducci¨®n
"Algunas empresas ofrecen entre cuatro y seis euros brutos por p¨¢gina", dice Gallego
Desde 1987 la Ley de Propiedad Intelectual protege los derechos de los profesionales de la traducci¨®n literaria: tras una ardua negociaci¨®n la ley reconoci¨® la autor¨ªa de los traductores y estableci¨® unos contratos marco pensados para regular las relaciones entre traductores y editores. "Todav¨ªa hoy, casi 20 a?os despu¨¦s, parece que hay editores que desconocen la LPI, los contratos se incumplen sistem¨¢ticamente, o al menos, se intentan incumplir", explica Manuel Serrat Crespo, veterano traductor y part¨ªcipe de las negociaciones con el gremio de editores.
El incumplimiento de contratos y el impago de los derechos de autor son traiciones de siempre. "Yo no cobro los derechos de autor de ninguno de los libros que he traducido", asegura Encarna Castej¨®n, que ha traducido a George Steiner, ?mile Zola o Michel Houellebecq. Las razones de este impago pueden ser diversas: los libros que ha traducido podr¨ªan no haber generado derechos de autor -normalmente deben superar los 20.000 ejemplares para que el traductor pueda empezar a cobrar- y, si lo hubieran hecho, ni la editorial ha dicho esta boca es m¨ªa ni la traductora ha luchado por lo que leg¨ªtimamente le corresponde.
Y con el tiempo, las editoriales han perge?ado nuevas traiciones: la mayor¨ªa de las editoriales no han revisado sus tarifas desde hace m¨¢s de 10 a?os. En realidad, eso no es del todo cierto, algunas s¨ª, pero s¨®lo para menguarlas. "Algunas editoriales llegan a ofrecer entre cuatro y seis euros brutos por p¨¢gina", denuncia Mar¨ªa Teresa Gallego, presidenta de la Secci¨®n Aut¨®noma de Traductores de Libros de la Asociaci¨®n Colegial de Escritores de Espa?a (Acett). Los traductores con cierta experiencia no aceptan esas tarifas irrisorias, pero quienes se toman la traducci¨®n como una mera afici¨®n o quienes est¨¢n empezando no suelen pelear demasiado por unas tarifas dignas. "Por eso cada vez hacemos m¨¢s cursillos y mesas redondas, porque sabemos que les van a putear", asegura Gallego.
En este af¨¢n editorial por encoger las tarifas ha aparecido una nueva modalidad: las subastas a la baja. "Ofrecen un libro a varios traductores y el que acepte la tarifa m¨¢s baja, se queda con el trabajo", explica Carmen Franc¨ª, secretaria general de Acett. En la lista negra de esta asociaci¨®n se encuentran editoriales como Planeta, Random House Mondadori, Gredos, Urano...
Completa el par de traiciones novedosas el nuevo sistema de facturaci¨®n que han adoptado algunas editoriales. "Antes nos pagaban por p¨¢gina, porque escrib¨ªamos a m¨¢quina. Cada folio tiene 30 l¨ªneas y 70 espacios y nos pagaban lo mismo independientemente de que esas 30 l¨ªneas y 70 espacios estuvieran llenos o no [no los llenar¨ªan, por ejemplo, los di¨¢logos ni los versos]: Con ese sistema, editor y traductor daban por supuesto un equilibrio. Sin embargo, hace tiempo, un genio editorial vio que si contaba las p¨¢ginas y luego sus caracteres y los divid¨ªa entre 2100
[que son los caracteres que hay en una plantilla de 30 l¨ªneas - 70 espacios]
ya no ten¨ªa que pagar al traductor esos espacios en blanco. Segu¨ªa respetando los espacios entre palabras pero, a la hora de pagar, ya no exist¨ªan puntos y aparte, y todo el texto iba corrido, como si fuera una especie de salchicha de texto", explica Carlos Milla quien, junto a Marta Pino, ha elaborado un estudio sobre este nuevo sistema de c¨®mputo, que reduce, aproximadamente, un 20% los ingresos de los traductores.
Lamentablemente, aseguran los traductores consultados, la situaci¨®n seguir¨¢ as¨ª, mejorando o empeorando lentamente, hasta que llegue el gran d¨ªa. "Hasta que no podamos demostrar que las traducciones, las buenas y las malas, afectan a las ventas, a las editoriales les importar¨¢ un comino", asegura Serrat. En Espa?a, dicen, no existe ni se vislumbra que vaya a surgir pronto una cultura de la traducci¨®n: "Que un se?or o se?ora vaya a la librer¨ªa y digan '?Qui¨¦n ha traducido este libro?", a?ade.
Carmen Franc¨ª est¨¢ de acuerdo con el argumento pero, en su opini¨®n, se queda corto. "Como actividad de aficionado la traducci¨®n literaria tiene cierto sentido, quiz¨¢s tambi¨¦n lo tendr¨ªa en una industria peque?a de lenguas minoritarias, pero cuando la industria espa?ola es la cuarta en el mundo en n¨²mero de t¨ªtulos y su cifra de mercado es importante, es demencial".
Serrat y Franc¨ª coinciden en que ahora existe una nueva generaci¨®n de editores. "El problema est¨¢ en los tiburones editoriales que trabajan con criterios de rentabilidad a costa del m¨¢s d¨¦bil: el traductor, el corrector, los colaboradores externos. Son fabricantes de libros y no editores", dice Franc¨ª. "Los viejos editores est¨¢n desapareciendo y como te encuentres con un jovencito reci¨¦n salido de la escuela de gesti¨®n empresarial no hay manera de hacerle entender que por Verlaine, Apollinaire o Baudelaire no pueden pagar lo mismo que por traducir un libro de autoayuda", se?ala Serrat. Y Franc¨ª recuerda otra m¨¢xima -de Celia Filipetto, tambi¨¦n traductora, y veterana-: "No se pueden comprar armanis a precios de Zara".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.