Dimite el arzobispo de Varsovia por su colaboraci¨®n con la polic¨ªa comunista
El prelado renuncia durante la ceremonia de entronizaci¨®n en la catedral de Varsovia
Stanislaw Wielgus, arzobispo de Varsovia desde el viernes, convirti¨® ayer lo que iba a ser la ceremonia de su entronizaci¨®n en la catedral de la capital en un acto de dram¨¢tica catarsis al anunciar ante jerarqu¨ªa y fieles que presentaba al Papa su dimisi¨®n. El viernes hab¨ªa reconocido que colabor¨® con la polic¨ªa comunista. La abdicaci¨®n de Wielgus fue recibida con aplausos, entre ellos los del presidente Lech Kaczynski, volcado en la erradicaci¨®n de todo colaborador con el viejo r¨¦gimen, y con gritos de apoyo al dimisionario, a quien algunos fieles ped¨ªan "?Qu¨¦date con nosotros!".
Wielgus, de 67 a?os, es la primera v¨ªctima importante del pasado secreto de la Iglesia, dividida ahora, como la propia sociedad polaca, entre quienes exigen una purga y quienes piden compasi¨®n y mirar al frente.
Con la catedral abarrotada y en presencia de autoridades civiles y religiosas, Wielgus dio noticia de su renuncia con unas escuetas palabras ante unos fieles petrificados por el drama del momento, acentuado por la voz apagada del prelado y su visible esfuerzo para contener la emoci¨®n. "Conforme
someto a Vuestra Santidad mi dimisi¨®n como arzobispo metropolitano de Varsovia", ley¨® Wielgus, en un mensaje dirigido a Benedicto XVI, que hace un mes le promovi¨® a la c¨¢tedra y todav¨ªa antes de Navidad, cuando ya se hab¨ªan publicado informaciones sobre su secreto pasado, le ratific¨® la confianza.
La dimisi¨®n fue el desenlace de un drama que se estuvo desarrollando hasta horas antes de la ceremonia catedralicia, con intensas negociaciones entre el Estado y una Santa Sede a la que se reclamaba insistentemente desde Varsovia el cese del arzobispo.
Wielgus se hab¨ªa puesto en manos del Vaticano el viernes, el d¨ªa que qued¨® sellada su suerte, cuando elabor¨® la confesi¨®n p¨²blica en la que reconoc¨ªa "el error cometido en el pasado" de haber colaborado con la polic¨ªa secreta del r¨¦gimen comunista. Todav¨ªa, horas antes insist¨ªa en que fue forzado a ello por el comunismo y que nunca hab¨ªa hecho mal a nadie. El intento de distanciarse de su pasado fue cortado de ra¨ªz por la Comisi¨®n Hist¨®rica de la Iglesia, con tajantes manifestaciones el mismo viernes de que no hab¨ªa lugar a dudas de la voluntad consciente y deliberada de Wielgus de ser confidente policial.
La Comisi¨®n Hist¨®rica fue creada por la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica para intentar reconducir las denuncias de determinados sacerdotes sobre el colaboracionismo de algunos de sus compa?eros. Como las redes fueron lanzadas por la polic¨ªa en los a?os sesenta -sobre todo hacia j¨®venes como entonces era Wielgus, estudiante de Filosof¨ªa en Lublin, en el este del pa¨ªs- el paso del tiempo ha hecho que algunos de aquellos confidentes ocupen posiciones de responsabilidad en la iglesia.
Fractura en la Iglesia
El padre Tadeusz Isakowicz-Zaleski, sacerdote de Cracovia, conmocion¨® el a?o pasado a Polonia con sus revelaciones de que alrededor del 10% de los sacerdotes y religiosos polacos fueron soplones y que no menos de tres de ellos han llegado a ser obispos.
Prueba de la fractura que el episodio est¨¢ causando en el Iglesia polaca fueron las palabras de ayer del cardenal Jozef Glemp, primado polaco, a quien Wielgus deb¨ªa sustituir en Varsovia y que de momento va seguir al frente de la archidi¨®cesis. El primado, en una sentida homil¨ªa, se desmarc¨® de la dureza del juicio de la Comisi¨®n. "Hoy se ha juzgado al arzobispo Wielgus. ?Qu¨¦ juicio ha sido ese? Basado en trozos de papel, en copias de copias de algunos documentos. Ha sido juzgado y condenado sin abogados y sin testigos. No queremos ese tipo de juicios", manifest¨® con palabras que volvieron a suscitar aplausos, esta vez de los seguidores del dimisionario, cuya renuncia hab¨ªa sido recibida con gritos de "?No!, ?no!" y de "?Qu¨¦date con nosotros!", las mismas palabras dirigidas en el pasado a Juan Pablo II.
Glemp record¨® a los fieles que la polic¨ªa comunista formaba "una enorme organizaci¨®n que penetr¨® todas las capas de la sociedad polaca y en particular el clero, que era el grupo m¨¢s independiente y patriota". Entre esos patriotas estaba Wielgus, "forzado con amenazas a convertirse en colaborador", seg¨²n el cardenal.
Los archivos policiales comunistas est¨¢n bajo la tutela del Instituto Nacional de la Memoria (IPN), convertido por Lech y Jaroslaw Kaczynski, presidente y primer ministro de Polonia, en punta de lanza de su lucha para purgar la sociedad polaca de todos los que colaboraron con el r¨¦gimen.
Aunque no todos los archivos son fiables, los partidarios de los gemelos Kaczynski los han usado para saldar cuentas con el pasado. Las primeras denuncias contra Wielgus a partir de documentos del IPN fueron aireadas por el semanario nacionalista Gazeta Polska. Aunque buena parte de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica prefiere optar por el perd¨®n, tambi¨¦n hay quienes, como el arzobispo de Gdansk, Tadeusz Goclowski, reclaman transparencia. Goclowski hizo saber que no asistir¨ªa a la entronizaci¨®n de Wielgus y reclam¨® su dimisi¨®n.
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