El hombre de Buena Vista

"Fuimos muy afortunados de poder trabajar con m¨²sicos cubanos mayores porque ellos crearon esa m¨²sica, se alimentaron de ella, la cuidaron", recuerda Nick Gold por tel¨¦fono desde la sede de World Circuit en Londres. Nunca imagin¨® el fen¨®meno Buena Vista Social Club. "Cuando grabamos el disco, cuando tocaban la m¨²sica en el estudio, y la escuch¨¢bamos en el control, era obvio que estaba sucediendo algo extraordinario y muy hermoso. Al final del d¨ªa no quer¨ªas parar. Los m¨²sicos se iban y nosotros volv¨ªamos a escuchar las cintas. Sab¨ªamos que lo ten¨ªamos, que hab¨ªamos sido capaces de captarlo, pero no pod¨ªamos preveer el ¨¦xito", asegura. Aquellas sesiones m¨¢gicas de 1996 en unos vetustos estudios de La Habana provocaron una lluvia de millones. "La gente piensa que est¨¢s bebiendo champ¨¢n, pero fue un trabajo realmente duro", dice riendo. "No est¨¢bamos preparados. Marketing, distribuci¨®n... tuvimos que aprender muy r¨¢pidamente".

La idea original era una colaboraci¨®n de m¨²sicos de Mali con otros de Santiago de Cuba. Los visados para los africanos no llegaron a tiempo, tuvieron que cambiar los planes y pas¨® lo que pas¨®. "Ya hab¨ªa trabajado con Ry Cooder cuando grabamos Talking Timbuktu con Ali Farka Toure. Ry tiene una facilidad maravillosa como productor para ver las cosas dentro de un contexto mucho m¨¢s amplio. Y tambi¨¦n esa fant¨¢stica habilidad de conseguir un sonido a partir de lo que los m¨²sicos pueden hacer. Ve muy r¨¢pidamente el potencial art¨ªstico del disco".

A Nick Gold le mueve la misma pasi¨®n por la m¨²sica de hombres que han creado o dirigido sellos discogr¨¢ficos con visi¨®n propia: Alfred Lion (Blue Note), Ahmet Ertegun (Atlantic), Manfred Eicher (ECM)... Algunos cubanos y africanos producidos por Gold ya no est¨¢n entre nosotros: Ali Farka Toure, Rub¨¦n Gonz¨¢lez, Ibrahim Ferrer... "Es maravilloso que hayan podido transmitirnos la esencia de su arte, pero dejan un tremendo vac¨ªo. Ali Farka Toure es de una generaci¨®n de m¨²sicos que evolucion¨® de una m¨²sica muy tradicional a una m¨¢s moderna adaptada a los instrumentos occidentales. Nosotros hemos sido testigos de esa transici¨®n. Es algo que no volveremos a ver. S¨®lo sucede una vez".

El brit¨¢nico produce los discos que a ¨¦l le gustar¨ªa comprar. "S¨ª, b¨¢sicamente ser¨ªa eso", dice riendo. "Creo que al grabar un disco lo que intentas es captar lo que te atrajo en un primer momento de un artista o un grupo. Una especie de energ¨ªa o quiz¨¢ un tipo de belleza en la m¨²sica. Para m¨ª, s¨®lo haber conocido a uno de esos m¨²sicos ya es incre¨ªble. Tienes una gran responsabilidad porque esta m¨²sica merece ser conservada y presentada de la mejor forma posible. Con todos los artistas he sentido que se pod¨ªa lograr algo grande. Alguna vez he tenido problemas con el perfeccionismo ahora quiz¨¢ tenga m¨¢s experiencia para saber que a veces tienes que dejar las cosas como est¨¢n".

Cada disco de World Circuit se realiza con mimo. Cuando era adolescente Nick Gold coleccionaba discos. "Era muy emocionante descubrir cosas. Una especie de viaje. Iba a buscar discos, los escuchaba yo solo en mi habitaci¨®n, y hab¨ªa peque?os momentos que escuchaba una y otra vez. Me gustaba encontrarlos, las portadas, leer las notas en las car¨¢tulas. Quer¨ªa adentrarme en la m¨²sica tanto como fuera posible. La m¨²sica que yo escuchaba no era la de mi cultura o mi generaci¨®n. Quiz¨¢ estaba creando un mundo m¨ªtico. Probablemente me entusiasma trabajar ahora con estos m¨²sicos extraordinarios con los que trabajo porque son comparables a las figuras legendarias que yo escuchaba de joven".

Gold trabajaba en una tienda de discos y ten¨ªa un diminuto negocio de p¨®sters de fotograf¨ªas de m¨²sicos de jazz. "Era voluntario en una organizaci¨®n que ayudaba a la m¨²sica en las escuelas y ellos me recomendaron que fuera a hablar con Ann Hunt y Mary Farquharson, que acababan de empezar con el sello World Circuit. Por primera vez en mi vida trabajaba con m¨²sicos. Decid¨ª quedarme en lugar de convertirme en un profesor como quer¨ªa".

En 1986 no se hab¨ªa inventado todav¨ªa la world music: "La gente estaba aburrida. Cuando yo ten¨ªa 16 o 18 a?os hab¨ªa una m¨²sica apasionante en Inglaterra con The Clash, Undertones, Jam... pero la m¨²sica pop de mediados de los ochenta era terrible. La gente necesitaba algo que despertara su imaginaci¨®n".

Detesta el t¨¦rmino world music. "Se utiliz¨® por primera vez para poder colocar los discos en las tiendas porque no exist¨ªa un espacio. El problema es que tienes 80% o 90% de toda la m¨²sica que se hace en el mundo colocada en una misma categor¨ªa. Como esa categor¨ªa es m¨¢s y m¨¢s conocida existe el peligro de que sea vista como un g¨¦nero de m¨²sica cuando no lo es. Y que se quede en un peque?o compartimento o que sea arrinconada. Tambi¨¦n es un insulto para los m¨²sicos. Ellos saben que est¨¢n tocando son o mbalax y entonces llegan los occidentales y les dicen que tocan world music. Me siento muy inc¨®modo con eso".