Josep Mar¨ªa Riera i Mercader, la pedagog¨ªa del cambio
Antiguo militante del PSUC, fue director general de la Juventud
Josep Maria Riera Mercader (Barcelona, 1952) fue militante del PSUC y secretario general de las Juventudes Comunistas. Diputado por Barcelona desde 1977 hasta 1982, posteriormente fue director general de la Juventud siendo ministro de Cultura Javier Solana. Era autor de varios libros, editor de publicaciones y experto en pol¨ªticas sociales. Falleci¨® en Madrid el pasado martes d¨ªa 9 de enero. Ten¨ªa 54 a?os de edad.
La muerte tambi¨¦n alcanza a las personas m¨¢s vitales, optimistas y audaces. Porque eso era Riera, un ser humano cargado de fuerza, intelectualmente libre en el sentido m¨¢s amplio del t¨¦rmino, sin miedo a adelantarse, ya que en el riesgo que ello entra?a encontraba, seguramente, un cierto placer. Josep Mar¨ªa profundizaba, m¨¢s all¨¢ de lo com¨²n, en sus ideas y las enfrentaba a la cr¨ªtica de los dem¨¢s, sin tapujos ni convencionalismos. Fue un gran conversador y un polemista agudo capaz de agotar al interlocutor m¨¢s s¨®lido. Tanto en sus responsabilidades p¨²blicas como en las privadas fue siempre aut¨¦ntico y fiel a sus compromisos ideol¨®gicos, nunca dogm¨¢ticos, pero s¨ª radicales. Sab¨ªa de casi todo, pero lo que m¨¢s le interesaba era la gente. Y trabaj¨® por los j¨®venes, pegado y c¨®mplice de los movimientos asociativos en los ochenta. Fue uno de los primeros varones que, por aquel entonces, defendi¨® el feminismo y apost¨® por el protagonismo de las mujeres elevando su voz, sin ning¨²n complejo, en un espacio tan machista como el de la pol¨ªtica espa?ola del momento. Antes que ning¨²n soci¨®logo, avanz¨® la necesidad de "ocuparse" de las personas mayores, superando los l¨ªmites de las pol¨ªticas sociales al uso.
A pesar de una leve cojera que, presumido, disimulaba muy bien, Josep Mar¨ªa andaba siempre un paso por delante de todos los dem¨¢s.
Riera anticipaba los cambios, casi los intu¨ªa, y sab¨ªa contarlos bien. Para la gente joven progresista de mi generaci¨®n, Riera fue un gran pedagogo del cambio. Y fue amigo entra?able, divertido (ten¨ªa un fabuloso sentido del humor), incansable en el trabajo, el estudio y las mil iniciativas que emprendi¨® a lo largo de su vida. Siempre cr¨ªtico con las posturas blandas y acomodaticias estaba, sin embargo, cargado de una inmensa capacidad de empat¨ªa hacia todos los que manifestaban alg¨²n sufrimiento.
No estoy segura de que se haya ido siendo consciente de hasta qu¨¦ punto ha contribuido a la formaci¨®n intelectual y pol¨ªtica de muchos de nosotros. A otros y otras, adem¨¢s, nos dio irrepetibles lecciones de humanidad y de cari?o.
Las j¨®venes feministas nos encerramos, all¨¢ por el 86, en el Instituto de la Juventud que Josep Mar¨ªa, siendo director general, nos hab¨ªa cedido. Reclam¨¢bamos el derecho al aborto. All¨ª permanecimos un d¨ªa y una noche, poniendo en un serio aprieto al director general ante su subsecretario, Ignacio Quintana, y su ministro, Javier Solana. Riera aguant¨® la presi¨®n de sus superiores, que le instaban a desalojarnos educadamente, y la nuestra con una elegancia y una amabilidad encomiables. Consigui¨® que nos recibiera el entonces ministro de Justicia y nos protegi¨® de las cr¨ªticas de los peri¨®dicos conservadores... Se convirti¨® en nuestro aliado para siempre.
Riera hizo pol¨ªtica con la gente y no s¨®lo para la gente.
Al evocarle hoy, a¨²n adivinamos su sonrisa franca y, a veces, maliciosa, o su voz decidida anticipando una nueva idea o un proyecto innovador. Siempre adelantando al tiempo, al final, ¨¦ste le ha faltado. Vamos a echarte mucho de menos.
Elena Valenciano es eurodiputada socialista y presidenta de la Fundaci¨®n Mujeres.
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