Shakespeare y 'El Especial'
"?Oh, vil jugador de f¨²tbol!". El rey Lear, de Shakespeare (1605: primera referencia a este deporte en la literatura inglesa)
Es bastante habitual adaptar las obras de Shakespeare, en el teatro o el cine, a los tiempos modernos. Macbeth, convertido en un sanguinario dictador africano, por ejemplo, o Hamlet, como un jefe de Gobierno indeciso. La obra maestra de Shakespeare es El rey Lear. El personaje contempor¨¢neo ideal para retratar al protagonista ser¨ªa un entrenador de f¨²tbol.
Lear es un megal¨®mano sabelotodo grit¨®n que lo pierde todo, enloquece, se recupera, se amansa y, a trav¨¦s de la humildad, obtiene la recompensa de la sabidur¨ªa.
El personaje contempor¨¢neo de la Liga espa?ola que mejor cuadrar¨ªa con ¨¦l ser¨ªa obviamente Fabio Capello. En Inglaterra, Jos¨¦ Mourinho. No es que ninguno de los dos haya necesariamente llegado a¨²n a la fase final de humildad y sabidur¨ªa, o incluso a la locura, pero hay indicios de que van por buen camino.
Hablemos de Mourinho, el entrenador del Chelsea y, en lo futbol¨ªstico, el hijo de Capello. No hay nadie en el mundo del f¨²tbol actual, a excepci¨®n del italiano, con un ego m¨¢s inflado o que haya demostrado una convicci¨®n m¨¢s absoluta de haber resuelto el misterio del f¨²tbol, de haber dado con la f¨®rmula sagrada para crear un equipo ganador.
Alex Ferguson demuestra tendencias learescas, como podr¨ªa constatar David Beckham en sus tiempos en el vestuario del Manchester United. En cuanto a brotes de furia demencial, pocos pueden competir con el escoc¨¦s. Pero, a diferencia de Mourinho, Ferguson siempre ha preservado una peque?a dosis de humildad. Cuando gan¨® el triplete, en 1999, reconoci¨® que el factor suerte hab¨ªa jugado un papel determinante.
Mourinho, poco despu¨¦s de llegar al Chelsea, hace dos a?os y medio, se autodefini¨® en p¨²blico como The Special One, El Especial. La prensa se ha burlado un poco de ¨¦l por esto, pero no tanto. Porque lo que ha logrado con el Chelsea, tras sus espectaculares ¨¦xitos con el Oporto, ha sido casi milagroso. Dos Ligas inglesas seguidas y un excelente rendimiento en la Champions, competici¨®n en la que esta temporada ha dado un par de buenos repasos al Bar?a.
Pero desde entonces el Chelsea y, por ende Mourinho, han mostrado se?ales de ser mortales. Han empatado sus ¨²ltimos tres partidos de la Liga -contra equipos d¨¦biles, como el Reading, el Fulham y el Aston Villa- y en la Copa, esta misma semana, no pudieron pasar del empate, 1-1, contra el Wycombe Wanderers, un conjunto de la Cuarta Divisi¨®n.
Incapaz de aceptar que ¨¦l mismo es falible, Mourinho hizo como el rey Lear y como Capello: le ech¨® la culpa a los dem¨¢s. En este caso, a los jugadores. Mourinho declar¨® el 30 de diciembre, tras empatar, 2-2, con el Fulham en casa, que ten¨ªa algunos que "no estaban aportando lo debido al equipo".
El siguiente paso ha sido culpar a la directiva del club. Se ha estado quejando abiertamente esta semana de que le est¨¢n negando el dinero necesario para hacer m¨¢s fichajes. Lo cual tiene miga, claro, ya que nadie ha tenido m¨¢s cheques en blanco para gastar lo que quiera en quien quiera que el portugu¨¦s. Ahora, el fichaje m¨¢s caro de todos, el de Andrei Shevchenko por 45 millones de euros el verano pasado, fue iniciativa no de Mourinho, sino del due?o del Chelsea, el Midas ruso, Roman Abramovich. Mourinho ha empezado a poner a Sheva en el banquillo, lo que algunos han interpretado como una declaraci¨®n de guerra a Abramovich.
Los h¨¦roes tr¨¢gicos de Shakespeare, como Lear, siempre caen como consecuencia de no reconocer sus l¨ªmites; de un exceso de orgullo y vanidad. Declarar la guerra a Abramovich podr¨ªa ser el salto de soberbia que propicie la ca¨ªda de Mourinho.
Por eso se ha hablado mucho en Inglaterra esta semana, antes de que el ¨²ltimo episodio de la saga Beckham acaparara todos los t¨ªtulares, de que Mourinho se ir¨¢ del Chelsea a fin de temporada. Ahora, la verdad es que ser¨ªa un disparate dejar que se fuera. Por m¨¢s egomaniaco que sea, no deja de ser brillantemente eficaz, como lo fue en su d¨ªa su padre futbol¨ªstico italiano. El Chelsea, preg¨²ntenlo en Barcelona, tiene un juego potent¨ªsimo. Mourinho ser¨ªa un t¨¦cnico muy dificil de reemplazar.
Pero, si se va, lo l¨®gico ser¨ªa que, como corresponde a un heredero, sustituya a Capello en el Real Madrid. Mourinho es lo que cre¨ªa la directiva madridista que iba a ser el italiano. Eso y m¨¢s. Y, si rumbo a Espa?a lograra ganar un poco de humildad y sabidur¨ªa, mejor.
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