Pecados ocultos en la catedral de Varsovia
El Vaticano ha sufrido un duro golpe tras descubrirse al arzobispo-esp¨ªa polaco
La catedral de Varsovia, un feo edificio de ladrillo al borde de la Ciudad Vieja, fue escenario, la lluviosa ma?ana del domingo 7 de enero, de una tragedia que ha puesto patas arriba la vida pol¨ªtica de Polonia y dejado varias v¨ªctimas heridas de gravedad y de muerte. El designado arzobispo de Varsovia Stanislaw Wielgus, de 67 a?os, ha visto c¨®mo se desmoronaba su existencia. En la misa pontifical prevista para su entronizaci¨®n, Wielgus tuvo que dimitir del cargo al que hab¨ªa accedido dos d¨ªas antes tras descubrirse que es un mentiroso empedernido, que neg¨® hasta el ¨²ltimo momento haber firmado un contrato de colaboraci¨®n como agente y esp¨ªa de los servicios secretos de la dictadura comunista, el r¨¦gimen odiado que oprimi¨® Polonia durante m¨¢s de 40 a?os desde el final de la II Guerra Mundial hasta su ca¨ªda, a fines de la d¨¦cada de los ochenta del pasado siglo. La Iglesia cat¨®lica, la instituci¨®n de m¨¢s prestigio en el pa¨ªs con la que se identifica el 92% de los polacos, depositaria durante m¨¢s de mil a?os de las esperanzas y frustraciones de un pueblo oprimido, dividido y repartido entre sus vecinos en cuatro ocasiones y por periodos de hasta m¨¢s de un siglo, se enfrenta a una de las mayores crisis de su historia. La iglesia est¨¢ amenazada por la divisi¨®n entre los fieles e incluso entre la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica.
El prelado, bajo los alias Grey y Adam, inform¨® sobre la Universidad Cat¨®lica de Lublin
En 1973, los servicios secretos dijeron que Wielgus "se distingue por el celo que pone en sus tareas"
La Iglesia cat¨®lica polaca est¨¢ amenazada por la divisi¨®n entre los fieles y la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica
En los informes se hace constar que facilit¨® muchos datos, documentos y cintas grabadas
Las instrucciones para los encuentros conspirativos parecen arrancadas de una novela de espionaje
Parece ser que el Papa no estaba informado de la implicaci¨®n de Wielgus con los servicios secretos
El Vaticano, y en concreto el papa Benedicto XVI, ha sufrido un tremendo golpe a su prestigio por un p¨¦simo manejo del conflicto del arzobispo Wielgus, que ha puesto en entredicho la tradicional sabidur¨ªa de la diplomacia vaticana y ha dejado al descubierto incre¨ªbles carencias en la gesti¨®n de la crisis. Salen fortalecidos del conflicto los hermanos gemelos Kaczynski, el presidente Lech y el primer ministro Jaroslaw, que se ven confirmados en la necesidad de llevar adelante el proceso de lustraci¨®n para limpiar los restos del comunismo en Polonia, incluso en las filas de la Iglesia cat¨®lica. Tambi¨¦n se beneficia sin duda la sociedad civil polaca. Resulta inaceptable un arzobispo ex agente de los servicios comunistas en la sede episcopal de Varsovia, sentado en la misma silla que un d¨ªa ocup¨® el legendario cardenal Stefan Wys-zynski, que sufri¨® persecuci¨®n, c¨¢rcel y destierro por no plegarse a las presiones del r¨¦gimen. Wielgus, arzobispo de Varsovia, era un insulto a toda la sociedad polaca, a un pa¨ªs que durante los m¨¢s de 40 a?os de dictadura derram¨® su sangre en al menos cuatro rebeliones y que con el movimiento obrero del sindicato Solidaridad, a principios de los ochenta, desencaden¨® el derrumbe del comunismo.
La crisis provocada en torno a Wielgus ha puesto patas arriba las alianzas y confundido las l¨ªneas divisorias tradicionales en la vida pol¨ªtica de Polonia. Como bot¨®n de muestra baste destacar que la posici¨®n de oposici¨®n ante la verificaci¨®n del pasado ha llevado al mismo campo al intelectual de izquierda jud¨ªo Adam Michnik, director del peri¨®dico de orientaci¨®n progresista Gazeta Wyborcza, y al ultramontano cura redentorista Tadeusz Rydzyk, director de la emisora xen¨®foba, ultranacionalista y antisemita Radio Maryja. Los motivos que les llevaron al mismo frente en el caso Wielgus son sin duda diferentes. Michnik quiere acabar con la caza de brujas por pasados m¨¢s o menos colaboracionistas. Rydzyk pagaba a Wielgus, un obispo de la l¨ªnea m¨¢s reaccionaria del catolicismo polaco, su apoyo a la radio que el episcopado ha intentado hacer callar repetidas veces. Los anticomunistas viscerales hermanos Kaczynski, que llegaron al poder en parte por el apoyo de Radio Maryja, estaban en contra de Wielgus. El no menos anticomunista Rydzyk, a favor.
De todo esto se desprende hasta qu¨¦ punto en la misa pontifical del domingo 7 de enero en la catedral de Varsovia se celebr¨® una aut¨¦ntica ceremonia de la confusi¨®n.
Hasta llegar a la ceremonia en la catedral, la Iglesia polaca y el designado arzobispo de Varsovia vivieron un continuo sobresalto. Desde que el 6 de diciembre se hizo p¨²blica la decisi¨®n de la Santa Sede de nombrar a Wielgus como arzobispo de Varsovia salieron a relucir, de forma m¨¢s o menos velada, acusaciones de que hab¨ªa colaborado con los servicios secretos comunistas. La jerarqu¨ªa polaca no hizo caso e intent¨® llevar adelante el nombramiento barriendo debajo de la alfombra y con la pol¨ªtica del avestruz. Cuando un peri¨®dico public¨® datos concretos, el cardenal Jozef Glemp lo calific¨® de "publicaci¨®n reptilesca". Aument¨® la confusi¨®n en este periodo una declaraci¨®n del Vaticano en la que se advert¨ªa que se conoc¨ªa el pasado de Wielgus y no se consideraba obst¨¢culo para su nuevo cargo. De este documento vaticano se dijo tras la destituci¨®n o dimisi¨®n de Wielgus que el Papa no lo conoc¨ªa. Tambi¨¦n se dijo, y as¨ª lo declar¨® el cardenal de la curia Giovanni Battista Re, que Benedicto XVI no tuvo hasta el mismo d¨ªa en que el nuevo arzobispo asumi¨® el cargo, el viernes 5 de enero, conocimiento de las dimensiones de la implicaci¨®n de Wielgus con los servicios secretos. A toda prisa se enviaron desde Varsovia al Vaticano, traducidos al alem¨¢n, los documentos que probaban que Wielgus hab¨ªa firmado al menos en dos ocasiones contratos de colaboraci¨®n con los servicios secretos con los que hab¨ªa mantenido unos 50 encuentros conspirativos.
Wielgus, hijo de una familia de humildes agricultores polacos, escogi¨® el camino del sacerdocio y pronto se distingui¨® por su alta capacidad intelectual. Es uno de los pocos sacerdotes polacos capaz de expresarse por escrito en lat¨ªn, habla alem¨¢n a la perfecci¨®n y en la universidad cat¨®lica de Lublin obtuvo el grado de doctor con una brillante tesis. Lleg¨® a obtener una c¨¢tedra de filosof¨ªa medieval.
En las actas consta que los servicios secretos elaboraron en octubre de 1973 un perfil del personaje con vistas a obtener un mejor aprovechamiento de sus cualidades. Constatan sus agentes directores que procede de una familia caracterizada por su extremismo y le definen como fan¨¢tico religioso. Registra el informe que la familia dio refugio en su casa a "una banda de partisanos extremistas". Que Wielgus se distingue por el celo que pone en sus tareas. Se constata tambi¨¦n que, en el a?o 1965, un peri¨®dico critic¨® a Wielgus porque como p¨¢rroco persegu¨ªa a los padres que no llevaban a los ni?os a las clases de religi¨®n en la parroquia. Se menciona su "alto nivel intelectual" y la calidad de su tesis doctoral, y se le caracteriza como "buen patriota", "hombre sociable con gran cultura", "bien parecido" y "deducimos que mantuvo contactos ¨ªntimos con mujeres con gran discreci¨®n".
Sobre su trabajo como agente, el perfil de los servicios constata que recibimos de Grey, uno de los nombres que usaba Wielgus adem¨¢s del de Adam, durante cinco a?os de colaboraci¨®n con m¨¢s de 50 encuentros, "una serie de informaciones de alto valor operativo". Wielgus inform¨® sobre la pol¨ªtica de personal y conflictos en la curia y en la universidad cat¨®lica de Lublin; caracteriz¨® a sacerdotes y cient¨ªficos interesantes para el SB y propuso nombres. A?ade el estudio que Grey conced¨ªa gran importancia a actuar de forma conspirativa, y obten¨ªa por las informaciones que facilitaba de forma peri¨®dica valiosos regalos. Adem¨¢s, recibi¨® instrucci¨®n para el trabajo conspirativo y labores de contraespionaje en occidente, detalles de c¨®mo actuaban los centros que interesaban al SB y las normas de comunicaci¨®n con la central. El 1 de octubre de 1973, firm¨® el contrato de colaboraci¨®n y las instrucciones de comunicaci¨®n, y se le consider¨® como un cuadro del SB capacitado para llevar operaciones en occidente.
La concesi¨®n de una de las becas de estudios m¨¢s prestigiosas de Alemania, la Humboldt, permiti¨® a Wielgus continuar sus estudios de posgrado en la universidad de M¨²nich. En un escrito de descargo sostiene Wielgus que su contacto con el SB se produjo por la necesidad de recibir un pasaporte para poder continuar su carrera cient¨ªfica en el extranjero, lo que redundaba en el bien de la Iglesia. Esta justificaci¨®n obvia que cuando viaj¨® a M¨²nich ya hac¨ªa a?os, desde 1967, que se hab¨ªa comprometido con el odiado SB.
Las instrucciones para los encuentros conspirativos parecen arrancadas de una novela del mejor espionaje. El lugar de encuentro establecido era la ciudad austriaca de Salzburgo, no lejos de M¨²nich, en un pa¨ªs neutral. El punto de encuentro era delante de la iglesia en la Residenzplatz o en el caf¨¦ Glockenspiel. Se fijaban dos horas de encuentro, a las cinco de la tarde y a las ocho por si fallaba la anterior. El tiempo de espera era de cinco minutos. Wielgus deb¨ªa fijar la cita 17 d¨ªas antes con una tarjeta postal con flores que enviar¨ªa a Jozef Grochowicz, en la calle Grazyny 3 m.8 en Lublin. Al encuentro Wielgus ten¨ªa que llevar en la chaqueta de forma visible un ejemplar de la ¨²ltima edici¨®n de la revista alemana Stern, de forma que se viese el logotipo de la publicaci¨®n. Su interlocutor se dirigir¨ªa a Wielgus con la pregunta: "?No estuvo usted hace un mes de excursi¨®n en Roma?". A esto Wielgus deber¨ªa responder: "No, ir¨¦ el pr¨®ximo a?o a la Ciudad Eterna". Este complejo procedimiento no lleg¨® a utilizarse nunca.
Tras su regreso a Polonia, Wielgus present¨® un extenso informe al SB. En febrero de 1978, regres¨® de nuevo con la beca Humboldt a Alemania y viaj¨® en su coche particular. Estuvo en M¨²nich entre el 1 de marzo y el 31 de agosto. Sobre su trabajo el SB consta que facilit¨® muchas informaciones, documentos y cintas grabadas sobre intervenciones de destacados cient¨ªficos cat¨®licos y figuras de la Iglesia.
Cuando este informe se public¨®, parte de la jerarqu¨ªa cat¨®lica polaca tuvo que rendirse ante la evidencia y admitir, a rega?adientes como el primado cardenal Glemp, que Wielgus era insostenible. Algunos obispos ya hab¨ªan anunciado que no asistir¨ªan a la misa pontifical del domingo en Varsovia. Al fin Wielgus admiti¨® su culpa y un d¨ªa despu¨¦s de asumir sus funciones como arzobispo, el viernes 6 de enero, se dirigi¨® a los fieles de Varsovia para pedir perd¨®n. Reconoci¨® Wielgus llegar al umbral de la catedral de Varsovia "con una pesada carga de conciencia", tras anunciar que hab¨ªa expuesto "al Santo Padre y a las autoridades vaticanas correspondientes mi trayectoria vital, incluida la parte de mi pasado relativa a mi implicaci¨®n en los contactos con los servicios de seguridad de entonces". Wielgus reconoc¨ªa haberse involucrado para llevar adelante su carrera cient¨ªfica "sin la debida visi¨®n, coraje y decisi¨®n para romper esos contactos". A?ad¨ªa el nuevo arzobispo: "Os confieso el error cometido hace a?os, como lo hice antes ante el Santo Padre".
Conclu¨ªa Wielgus su carta a los fieles de Varsovia con una invocaci¨®n a la Madre de Dios y que el Esp¨ªritu Santo le iluminase "para el dif¨ªcil comienzo de mi servicio pastoral entre vosotros".
No lleg¨® a necesitar la ayuda celestial. En la noche y la madrugada del s¨¢bado al domingo se mantuvieron febriles contactos entre Varsovia y Roma. Todo parece indicar que, tal como declar¨® el cardenal Re, el Papa no estaba informado, al menos en todo su alcance, de la gravedad de la implicaci¨®n de Wielgus con los servicios secretos. Un periodista de Varsovia que investig¨® el tema asegura que sus fuentes le confirmaron que Ratzinger advirti¨® las dimensiones del problema cuando el viernes vio el telediario en la televisi¨®n alemana. Fue entonces cuando desde Roma pidieron a Varsovia con toda urgencia la traducci¨®n al alem¨¢n de las actas de Wielgus sobre su relaci¨®n con el SB. El arzobispo ya hab¨ªa tomado posesi¨®n del cargo y faltaba la solemne entronizaci¨®n en la misa pontifical del domingo. Se tom¨® entonces la decisi¨®n de aplicar el canon que permite pedir la dimisi¨®n a un obispo por una causa grave que le hace no apto para el cargo.
El catolicismo y la identidad polaca
LA IGLESIA POLACA ha quedado da?ada. La caza de brujas se incrementar¨¢ con acusaciones y denuncias similares a las que ha padecido hasta ahora la vida pol¨ªtica. Se estima que un 15% de los sacerdotes colabor¨® con los servicios secretos comunistas. El diario Dziennik public¨® los seud¨®nimos de 12 obispos, presuntos colaboradores del SB: Rams¨¦s, Profesor, Apolo, Wraclaw, Escritor, Franciszek, Stolnik, Boleslaw, Bernat, Pastor, Wladyslaw y Tadeusz. Se puede suponer que a los que se sirvieron de esos alias no les llega la sotana al cuerpo. El obispo Tadeus Pieronek, ex secretario
de la Conferencia Episcopal, advierte de la "utilizaci¨®n salvaje" de los archivos de la dictadura y opina que durar¨¢ mucho tiempo, "quiz¨¢ a?os". Pieronek muestra su preocupaci¨®n porque "veremos surgir nuevos nombres en los pr¨®ximos d¨ªas, y nos arriesgamos a dar al mundo la imagen de una guerra de clanes".
La crisis de la Iglesia en Polonia es una crisis nacional porque el 92% de la poblaci¨®n se declara cat¨®lico, un 45% de los polacos va a misa los domingos y un 16,5% comulga. En algunas regiones del sur de Polonia acude a la misa dominical el 71% de la poblaci¨®n. Los partidos pol¨ªticos polacos han debatido con toda seriedad estos d¨ªas pasados si hab¨ªa que declarar a Jesucristo de forma oficial rey de Polonia. El catolicismo es tal vez la parte m¨¢s importante de la identidad nacional polaca. El legendario cardenal Wyszynski, y sin duda tambi¨¦n el papa Woytila, consideraban el comunismo como un mero accidente en la historia de Polonia. Wyszynski no ten¨ªa problemas en hacer, en caso necesario, concesiones y llegar a pactos con el r¨¦gimen comunista porque sol¨ªa decir: "?Qu¨¦ son 30 a?os de comunismo contra los mil de catolicismo en Polonia?". En aquellos d¨ªas, en plena dictadura comunista, muchos pensaban que el viejo cardenal chocheaba,
pero result¨® que la historia le dio la raz¨®n.
Por esta identificaci¨®n del catolicismo y la historia de Polonia, la crisis desencadenada por el nombramiento y destituci¨®n de Wielgus adquiere una importancia especial, y la Iglesia corre el riesgo de una divisi¨®n provocada precisamente por los a?os de aquel comunismo del que Wyszynski se burlaba. El comunismo, despu¨¦s de muerto y gracias a la carga explosiva de los archivos de sus servicios secretos, podr¨ªa todav¨ªa ganar alguna batalla en Polonia.
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