"Margarita era una buena mujer"
La polic¨ªa busca al asesino de los dos ciudadanos polacos apu?alados en M¨®stoles
Los inquilinos del 8? D a¨²n no se han quitado el susto de encima. El matrimonio, de mediana edad, se pas¨® la madrugada del s¨¢bado declarando en la comisar¨ªa de M¨®stoles, relatando la horrible escena que hab¨ªan visto horas antes por la mirilla de su puerta en el n¨²mero 14 de la calle del Pintor Ribera. "Eran casi las once de la noche cuando escuchamos unos gritos tremendos en el rellano. No entend¨ªamos nada, pero fuimos a la puerta", cuentan.
Un inmigrante polaco de 44 a?os, Andrzj Franciskr Zeminsk, hab¨ªa salido ensangrentado de la puerta B del piso y llamaba insistentemente a los timbres de las tres viviendas vecinas en este edificio de los a?os sesenta, una de las colmenas construidas en la periferia durante el desarrollismo.
Zeminsk hu¨ªa de un hombre que acababa de apu?alar, supuestamente hasta la muerte, tras una discusi¨®n con sus dos compa?eros de piso y compatriotas: Marzena Walikca, que figuraba como titular del contrato de alquiler, y Waldemar Stanislaw Seminski, otro de los inquilinos que subarrendaba una habitaci¨®n a Walikca. Las edades de las v¨ªctimas no se conocen, aunque los testigos aseguran que rondan los 50 a?os. El matrimonio que asist¨ªa a la angustia del herido detr¨¢s de su puerta -"se echaba las manos al vientre y gritaba mucho"- debati¨® durante unos instantes si deb¨ªan franque¨¢rsela.
"Al final nos dio miedo, y menos mal que no lo hicimos, porque al poco de bajar el hombre corriendo por las escaleras, sali¨® tan tranquilo el que luego supimos que era el asesino", asegura la mujer. Su marido cuenta que le vio a contraluz porque el rellano estaba a oscuras y s¨®lo vislumbr¨® su silueta al salir de la casa de enfrente. "Menos mal que no abrimos, nos dijo la polic¨ªa cuando lleg¨®, porque si no, se nos hubieran metido aqu¨ª los dos y qui¨¦n sabe qu¨¦ hubiera pasado", suspira el testigo con alivio.
El ¨²nico superviviente del suceso encontr¨® finalmente refugio en el 3? A, tras llamar a varias puertas en los pisos superiores. All¨ª, Slawomira Stanczyk, tambi¨¦n compatriota, le resguard¨® hasta que lleg¨® una ambulancia de la Cruz Roja que le traslad¨® al hospital de M¨®stoles para curarle de las heridas superficiales que sufr¨ªa en el cuello. Stanczyk, que ayer todav¨ªa no conoc¨ªa el buen pron¨®stico del herido, asegura que cuando le abri¨® "ten¨ªa mucha sangre por todo el cuerpo y le ca¨ªa por el pecho".
Hip¨®tesis
Los vecinos de enfrente de los apu?alados se enteraron ayer de que la que conoc¨ªan como Margarita se llamaba en realidad Marzena. "Era una buena mujer; atenta, educada, muy cort¨¦s", asegura el hombre, que cree que la polaca se dedicaba al servicio dom¨¦stico. "Viv¨ªa aqu¨ª desde hace unos siete a?os", explica su mujer. "Y alquilaba habitaciones a algunos compatriotas; ten¨ªamos poca relaci¨®n con ella, pero buena".
Margarita nunca quiso tener a m¨¢s de cinco personas en su casa y era cuidadosa con los que aceptaba, "porque siempre insist¨ªa en que no quer¨ªa que nadie causara problemas a los vecinos", afirma la mujer. "A lo mejor, ¨¦sa fue la causa de que la mataran, que quisiera echar al que lo hizo por mala persona, porque dice la polic¨ªa que s¨®lo llevaba en el piso dos o tres d¨ªas", aventura la pareja.
Arriba, en el octavo, la polic¨ªa encontraba primero el cad¨¢ver de Seminski en el sal¨®n de la vivienda con una herida en el cuello. En una de las habitaciones yac¨ªa el cuerpo de Walikca, con un corte profundo en el pecho entre otras heridas. La polic¨ªa busca al autor de estas muertes.
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