La cara oscura de la globalizaci¨®n

Mois¨¦s Na¨ªm, director de la influyente revista Foreign Policy, acaba de publicar Il¨ªcito, sobre lo que puede llamarse "el lado oscuro de la globalizaci¨®n". Esta cara m¨¢s tr¨¢gica y cruenta y menos conocida del fen¨®meno, aunque crecientemente importante, necesitaba de alguien como Na¨ªm que la mostrase en todos sus ¨¢ngulos y con el m¨¢ximo rigor. El resultado no puede ser m¨¢s certero, ya que une su conocimiento e informaci¨®n exhaustivos a su capacidad para ser did¨¢ctico, ameno y siempre impactante.

El desarrollo tecnol¨®gico ha permitido que los costes de transportar productos, servicios, capitales, personas e ideas se hayan reducido, lo que, junto con la apertura de los pa¨ªses, ha impulsado la globalizaci¨®n e integraci¨®n creciente de los mercados.

Por un lado, la aceleraci¨®n de la globalizaci¨®n econ¨®mica est¨¢ integrando r¨¢pidamente los mercados internacionales y, como una bola de nieve, est¨¢ atrayendo a nuevos pa¨ªses en desarrollo a abrirse a los flujos comerciales, financieros y tecnol¨®gicos globales, as¨ª como permitiendo que los pa¨ªses desarrollados, en un r¨¢pido proceso de envejecimiento, puedan recibir mayores flujos de inmigrantes para sustituir a su menguante fuerza laboral. Esto permite que la competencia internacional sea mayor, los precios de muchos productos m¨¢s bajos, la inflaci¨®n menor, el poder de compra de los consumidores mayor y los ciclos m¨¢s largos y, adem¨¢s, que la producci¨®n est¨¦ mejor repartida, de acuerdo con las ventajas comparativas de cada pa¨ªs y que empiece a iniciarse un proceso de convergencia de la renta en la mayor parte de la poblaci¨®n mundial.

Pero el creciente desarrollo tecnol¨®gico y la ca¨ªda de los costes de transporte tambi¨¦n permiten que todas las actividades il¨ªcitas y sus agentes sean delincuentes y contrabandistas profesionales o personas que intentar salir de la pobreza, se globalicen. Es decir, que los mercados, tanto de dinero negro, de armas (desde cortas hasta nucleares), de drogas y de arte, cultura, productos e ideas robadas o falsificadas, como incluso, lo que es todav¨ªa peor, de hombres, mujeres y ni?os o de ¨®rganos humanos, logren integrarse e internacionalizarse a la misma o mayor velocidad que las actividades legales.

Los ciudadanos y los Gobiernos tienen que enfrentarse a estos delincuentes globales, crecientemente poderosos, ya que sus negocios son mucho m¨¢s rentables antes y despu¨¦s de impuestos que los l¨ªcitos, lo que les permite disponer de ingentes recursos para corromper a pol¨ªticos, funcionarios, polic¨ªas, militares e incluso jueces. Adem¨¢s, al igual que las empresas multinacionales, sus bandas, bien organizadas, han devenido globales, con lo que es necesario enfrentarse a ellas de forma coordinada y global lo que requiere poner de acuerdo a muchas administraciones p¨²blicas a jueces y polic¨ªas. Esta dificultad de coordinaci¨®n ha dado pie a que estas bandas lleguen a organizarse, expandirse y fortalecerse con mayor facilidad y eficiencia que si actuasen en un solo pa¨ªs.

Lamentablemente, con la excepci¨®n de las drogas y las armas nucleares, este comercio il¨ªcito y clandestino no ha sido objeto de un tratamiento coordinado internacionalmente con tratados y acuerdos entre pa¨ªses hasta muy recientemente, lo que ha permitido que el poder de sus organizadores haya llegado a ser inmenso, controlando partidos pol¨ªticos, organizaciones no gubernamentales e incluso Gobiernos ya que en algunos pa¨ªses controlan recursos superiores a los de sus administraciones p¨²blicas. El autor cree que si no se hace frente a este nuevo fen¨®meno global su poder va a llegar a ser de tal envergadura que puede afectar seriamente a la seguridad nacional y mundial y convertirse en otra amenaza tan grave o mayor que el terrorismo.

En definitiva, Mois¨¦s Na¨ªm ha hecho una aportaci¨®n fundamental al conocimiento de este mundo clandestino, de este agujero negro en el planeta tierra, tan opaco pero al mismo tiempo tan poderoso, con una aportaci¨®n de informaci¨®n notable y una capacidad anal¨ªtica e intuitiva fuera de lo com¨²n. De obligada lectura.