V¨ªsperas antiterroristas

La apelaci¨®n a la unidad de los dem¨®cratas contra ETA cerr¨® la manifestaci¨®n de ayer en Madrid en repulsa por el brutal atentado de hace dos semanas en Barajas. Esa apelaci¨®n era necesaria tras el espect¨¢culo de sectarismo que ha dado el personal pol¨ªtico cuando m¨¢s evidente era que la opini¨®n deseaba ver a sus representantes unidos para hacer frente al nuevo desaf¨ªo de ETA. Y es especialmente oportuna en v¨ªsperas del important¨ªsimo debate parlamentario de ma?ana sobre pol¨ªtica antiterrorista.

Las razones del radical desacuerdo actual son antiguas y las responsabilidades est¨¢n bastante repartidas: de los socialistas, por su incapacidad para explicar el cambio de pol¨ªtica antiterrorista como fruto del ¨¦xito de la v¨ªa de firmeza; del PP, por su opci¨®n por una estrategia de emplazamientos imposibles seguidos de denuncias demag¨®gicas, con acusaciones inveros¨ªmiles (entrega de Navarra, etc¨¦tera). ?Qu¨¦ pensar¨¢ el medio mill¨®n de ecuatorianos que vive entre nosotros de la decisi¨®n del PP de no s¨®lo no participar, sino pedir la suspensi¨®n de las movilizaciones previstas? Esa decisi¨®n ilustra lo peor del PP en esta materia: condicionar su participaci¨®n en cualquier iniciativa a la aceptaci¨®n de su posici¨®n, y boicotearla si no se acepta.

O aunque se acepte, como en este caso. Puso como condici¨®n unir la reclamaci¨®n de libertad a la de paz, y cuando la petici¨®n fue atendida pas¨® a reclamar la suspensi¨®n, con el argumento de que los convocantes no quieren la derrota de ETA, sino la negociaci¨®n con los terroristas. Argumento falaz que obliga necesariamente a cuestionar la sinceridad de otros emplazamientos, como el de recuperar la unidad de los dos grandes partidos en el Pacto Antiterrorista. Por supuesto que el momento exige poner en primer plano los principios de aquel acuerdo, y en particular la firme voluntad de derrotar a la estrategia terrorista utilizando todos los medios del Estado de derecho. Pero ahora con la participaci¨®n del PNV, algo que el Pacto exclu¨ªa expresamente. ?Qu¨¦ propone Rajoy en relaci¨®n a Imaz, objeto de los m¨¢s duros ataques en el ¨²ltimo comunicado de ETA precisamente por haber mantenido el principio de que primero la paz y luego la pol¨ªtica? Como ocurri¨® tras la ruptura de la tregua de 1998, el pulso que plantea ETA requiere de la m¨¢xima unidad de las instituciones en respaldo a las medidas policiales y judiciales, que son ahora la prioridad. Ser¨ªa irresponsable ignorar la importancia de contar con el nacionalismo democr¨¢tico para llevar a cabo esa pol¨ªtica.

As¨ª se ha puesto de manifiesto en las circunstancias que han rodeado a la otra movilizaci¨®n importante de ayer, la de Bilbao. La inicial convocatoria de Ibarretxe (paz y di¨¢logo) permit¨ªa interpretaciones como la que hizo Batasuna: que el atentado no imped¨ªa mantener la negociaci¨®n. La posterior rectificaci¨®n, impulsada por Imaz y el PSE, que condujo a incluir una exigencia expresa a ETA de abandono de la violencia, ha llevado a Batasuna a desistir de participar. No sin divisi¨®n interna. Es posible que el divorcio entre Batasuna y ETA, algo que seguramente ser¨¢ condici¨®n para la derrota definitiva del terrorismo, pase por divisiones internas de ese tipo. Para lo que ser¨¢ necesario articular una pol¨ªtica antiterrorista con el m¨¢s amplio respaldo y que haga perder a esos sectores cualquier expectativa de recobrar la legalidad sin desvinculaci¨®n de ETA.