Rumbo cultural

En el transcurso de estos ¨²ltimos a?os, Francisco Camps ha desmantelado la mayor¨ªa de los proyectos que puso en marcha Eduardo Zaplana durante su etapa al frente de la Generalidad. Precisamente, unos d¨ªas antes de Navidad, se publicaba la noticia de que el Consell hab¨ªa disuelto la Fundaci¨®n del Encuentro Mundial de las Artes. Aunque la orden se hab¨ªa firmado en octubre, la reserva que la rode¨® hizo que el hecho pasara pr¨¢cticamente inadvertido en el momento. No s¨¦ si el lector recordar¨¢ con detalle este proyecto. Como la mayor¨ªa de los planes de la ¨¦poca, se trataba de un invento exagerado que pretend¨ªa -as¨ª se aseguraba- impulsar el debate y la reflexi¨®n art¨ªstica. En la pr¨¢ctica, el asunto se reduc¨ªa a invitar a algunos artistas a pan y mantel para que charlaran durante unos d¨ªas, y a entregar un premio a una figura de renombre mundial. Es decir, una operaci¨®n de propaganda cultural, a las que tan aficionada era la subsecretaria de Cultura, do?a Consuelo Ciscar. Incluso se lleg¨® a afirmar, en alg¨²n momento, que estos premios se convertir¨ªan en los Nobel de la cultura. ?Qu¨¦ cosas hemos tenido que o¨ªr los valencianos!

Por cierto, que la se?ora Ciscar parece haber encontrado nuevos cometidos para el IVAM que ahora dirige: prestar sus salas para que coleccionistas privados revaloricen sus fondos exponiendo en ellas. Ad¨®nde llegar¨¢ el museo por este camino es cosa que no se sabe. Fuera o no cierto lo de los Nobel de la cultura, el hecho es que por los Encuentros pasaron el compositor Luciano Berio, el cineasta Manuel de Oliveira y el director teatral Peter Brooks, a los que se les entreg¨® una escultura y una generosa cantidad de dinero. Todo aquello, dem¨¢s est¨¢ decirlo, fue un espect¨¢culo fugaz, de escaso ¨¦xito y con una pasajera proyecci¨®n medi¨¢tica, que casi nunca traspas¨® los l¨ªmites regionales.

No creo que nadie -salvo los propios interesados, naturalmente- haya lamentado la desaparici¨®n de unos planes que tanto dinero derrocharon y tan escasa utilidad tuvieron para los valencianos. Ahora, no creo que su anulaci¨®n haya supuesto el menor cambio de rumbo en la pol¨ªtica cultural de la Generalidad.

En cualquier caso, el cambio no parece haber ido m¨¢s all¨¢ de sustituir el arte o el teatro por la m¨²sica. Se sigue utilizando la cultura como simple instrumento de propaganda y, en la pr¨¢ctica, el modo de operar es igual al anterior. Todo sigue encomendado a la presencia de nombres internacionales, a los que se les abonan unos sueldos muy superiores a los que estas personas cobrar¨ªan en cualquier escenario conocido. En fin, pol¨ªtica de nuevos ricos a costa del dinero p¨²blico. Que los resultados acaben o no por ser id¨¦nticos a los anteriores, lo sabremos en unos a?os.

Llevamos tanto tiempo sometidos a estas actuaciones, que me temo que nos hemos acostumbrado a ellas y han dejado de escandalizarnos. Por otra parte, el modelo de esta pol¨ªtica se ha ido extendiendo por el resto de la Comunidad Valenciana, y ya son varios los ayuntamientos que han comenzado a imitarlo.

En la provincia de Alicante, acaba de inaugurarse el auditorio de Alf¨¤s del Pi y se construyen los de Torrevieja y La Vila Joiosa, si no estoy equivocado. Se trata, por lo general, de edificios suntuosos, firmados por arquitectos de prestigio y donde se anuncian sonadas inauguraciones. Hace pocos d¨ªas, le¨ª en un reportaje que el auditorio de La Vila Joiosa dispondr¨¢ de un foso con plataforma hidr¨¢ulica capaz de albergar a una orquesta sinf¨®nica. ?De d¨®nde se obtendr¨¢ el dinero para mantener la programaci¨®n de tanto auditorio? Pero, sobre todo, ?de d¨®nde saldr¨¢ el p¨²blico?