Financiar la calidad

Los rectores espa?oles llevan a?os pidiendo una revisi¨®n del sistema de financiaci¨®n de las universidades p¨²blicas. La respuesta que hace unos meses present¨® el Ministerio de Educaci¨®n fue la de vincular esa financiaci¨®n a la calidad.

La calidad de los campus se ha medido tradicionalmente a trav¨¦s de sus resultados acad¨¦micos e investigadores. El Atlas de la Espa?a Universitaria se?ala algunos de estos ¨ªndicadores, la mayor¨ªa en la parte de lo acad¨¦mico, de los que el gr¨¢fico de arriba recoge, a su vez, cuatro. Con ellos ya se pueden apreciar algunas desigualdades en el mapa de la educaci¨®n superior, as¨ª como la dificultad de medir objetivamente la calidad.

Por ejemplo, en cuanto a las tesis le¨ªdas por cada 100 alumnos, s¨ª aparecen en los primeros puestos algunas de las universidades de mayor prestigio. Sin embargo, cuando se habla del n¨²mero de profesores funcionarios por cada 100 alumnos, ya entran en juego el porcentaje de docentes contratados o que el campus tenga pocos alumnos. Algo parecido ocurre con el indicador de inversi¨®n total por estudiante, en el que el menor alumnado influye, pero tambi¨¦n la capacidad inversora de la comunidad.

Otros indicadores que se han planteado para medir la calidad son la formaci¨®n del profesorado, el tiempo que tarden los alumnos en terminar la carrera o la investigaci¨®n y transmisi¨®n de conocimientos a la sociedad.