Los esc¨¢ndalos anegan Israel
La avalancha de casos de corrupci¨®n en los recientes Gobiernos israel¨ªes contrasta con la austeridad de los fundadores del Estado
Lejos quedan los tiempos en los que los dirigentes israel¨ªes como los fundadores del Estado, David Ben Gurion, Golda Meir o Menahem Beguin viv¨ªan en la austeridad. En tiempos donde no exist¨ªa la palabra impregnada hoy en todos los estamentos de Israel: corrupci¨®n. Yaron Zlica, del Ministerio de Finanzas, es rotundo: "Antes, los israel¨ªes nos sent¨ªamos ofendidos cuando comparaban Israel con las rep¨²blicas suramericanas. Hoy en Suram¨¦rica se deben sentir muy ofendidos con esta comparaci¨®n". Zlica se sorprendi¨® al saber que Israel est¨¢ "s¨®lo" en el puesto 34 (de 163 pa¨ªses) en la clasificaci¨®n mundial de corrupci¨®n y transparencia de 2006.
"Israel ser¨¢ un pa¨ªs normal cuando tenga sus propios ladrones", dec¨ªa Ben Gurion
En los ¨²ltimos d¨ªas ha habido una avalancha de esc¨¢ndalos: la posible investigaci¨®n contra el primer ministro; escuchas ilegales y dudosos nombramientos en la c¨²pula policial; acusaciones de cohecho y estafa contra los m¨¢ximos responsables de Hacienda en connivencia con la jefa de la oficina de Ehud Olmert; comparecencia en el juzgado del ex responsable de Justicia, acusado de dar sin permiso un beso (con lengua) a una joven; detenci¨®n de futbolistas acusados de ama?ar partidos para las bandas criminales...
En el art¨ªculo Un pa¨ªs podrido, el periodista Ben Caspit ofrece tres respuestas a la galopante corrupci¨®n. "Hay tres posibilidades: A. La corrupci¨®n se ha extendido desde los cimientos hasta la c¨²spide de la sociedad. B. La polic¨ªa busca siempre las cosquillas. Desgraciadamente hay una tercera posibilidad: que A y B sean ciertas".
Los ¨²ltimos dos presidentes y cuatro primeros ministros han sido investigados, y m¨¢s de un tercio de los diputados han estado inmersos en diligencias policiales. El presidente de Israel, Ezer Weizman, dimiti¨® en 2000 tras ser investigado por recibir un mill¨®n de d¨®lares de un empresario. Su sucesor, el gris Mosh¨¦ Katsav, promet¨ªa tranquilos a?os de mandato hasta que hace unos meses explot¨® su caso: supuesta violaci¨®n y abuso sexual de varias secretarias. En unos meses se decidir¨¢ si debe acudir a los tribunales.
El primer ministro Ehud Barak (1999-2001) fue exonerado tras investigaciones por financiaci¨®n ilegal de su campa?a electoral. Su antecesor, Benjam¨ªn Netanyahu (1996-1999), se granje¨® diversos sumarios, como el caso Bar-On, en el que te¨®ricamente un l¨ªder ultraortodoxo acusado de corrupci¨®n le extorsion¨® para que nombrara como fiscal general a un amigo que le pudiera ayudar. Ariel Sharon (2001-2006) es considerado por muchos como el adalid de la corrupci¨®n. Bajo el paraguas de su popularidad y mayor¨ªa parlamentaria, el Comit¨¦ Central del Likud se convirti¨® en un poder dentro del Estado, donde el reparto de puestos, sueldos y enchufes era habitual. Gracias a sus dos hijos, a Sharon siempre le acompa?aron, hasta segundos antes de ser hospitalizado, las investigaciones de sobornos y financiaci¨®n ilegal.
Ahora le toca a Olmert, que siempre ha presumido de sus contactos y de su pasi¨®n por los puros caros y los lujosos restaurantes. Esta semana quiz¨¢ se abra una investigaci¨®n sobre varios casos, entre ellos un supuesto delito de abuso de poder en la privatizaci¨®n del Banco Nacional cuando era ministro de Finanzas.
David, un estudiante de Derecho, dice que "Israel es ya un pa¨ªs normal", en referencia al enunciado de Ben Guri¨®n de los a?os cincuenta: "Israel ser¨¢ un pa¨ªs normal s¨®lo cuando tenga sus propios ladrones y prostitutas". Y se r¨ªe al ver el chiste de un caricaturista local: Olmert est¨¢ reunido con el presidente egipcio, Hosni Mubarak. En la mesa, diarios que informan de la corrupci¨®n. Olmert dice: "Hemos decidido liberar a miles de presos palestinos (...) Necesitamos urgentemente sus celdas".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.