Duelo por el beb¨¦ que se fue al nacer
Los psic¨®logos recomiendan a los hospitales mejorar la atenci¨®n a los padres en los casos de muerte perinatal
Han pasado cinco duros meses y Gemma Villacampa sigue destrozada por la muerte de Hugo, un beb¨¦ que muri¨® a las cuatro horas de haber nacido "de forma inexplicable" seg¨²n le dijeron en la cl¨ªnica barcelonesa donde dio a luz. Esta joven madre de 30 a?os de Viladecans (Barcelona) y su marido, ?ngel Rubio, de 33 a?os, est¨¢n de baja por estr¨¦s y sienten una profunda desesperaci¨®n, rabia y dolor, no s¨®lo por el fallecimiento de su primer beb¨¦, sino por c¨®mo les trataron en el hospital. "No me han explicado qu¨¦ pas¨®, no me dejaron ver el cuerpo, ni me pude despedir del beb¨¦", lamenta Gemma.
Las muertes perinatales -aquellas que se producen en la ¨²ltima fase de la gestaci¨®n o en los siete primeros d¨ªas de vida- han disminuido en Espa?a. Pero el trato que reciben las parturientas y las familias es a menudo de indiferencia, cuando no de maltrato, se?ala la psic¨®loga Alba Pay¨¤s, especializada en terapias de duelo.
Pese a que la muerte perinatal sigue siendo un tema tab¨² y a que los padres no siempre reciben una atenci¨®n adecuada, "no es una cuesti¨®n que tengamos encima de la mesa: cada hospital tiene la libertad para actuar como crea oportuno", afirma Juan Carlos Melchor, presidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina Perinatal.
"La muerte de un reci¨¦n nacido es una situaci¨®n que se ha afrontado hasta ahora neg¨¢ndole importancia, con bastante indiferencia. Los hospitales han tendido a minimizar el impacto que estas muertes tienen sobre los padres porque piensan que al no haber conocido al hijo, es como si no tuvieran derecho a realizar un duelo por el beb¨¦ muerto", sostiene Alba Pay¨¤s. En Estados Unidos se les denomina "duelos desautorizados": no pueden ser p¨²blicamente reconocidos ni socialmente expresados. "La pareja se siente desautorizada para hablarlo porque no ha habido nacimiento, bautizo o entierro; el ni?o no tiene nombre, no quedan fotos ni recuerdos, nada que pudiera avalar su existencia. Sin embargo, el ni?o es su hijo desde la concepci¨®n, en la imaginaci¨®n, en las expectativas y esperanzas de los padres y de la familia", a?ade Pay¨¤s.
En Espa?a es tan habitual la indiferencia, que llega a resultar cruel. "No hay respuesta por parte del equipo m¨¦dico", dice la psic¨®loga. As¨ª lo confirma Gemma a partir de su propia experiencia: "La ginec¨®loga asinti¨® a rega?adientes a dar la triste noticia a mi mujer, pero no le dej¨® ver al peque?o", dice ?ngel. Lo peor estaba por venir. Al d¨ªa siguiente, les visit¨® un jefe del servicio: "Me dijo que lo olvidara y que no me preocupara, que era joven y que pod¨ªa tener otros hijos", cuenta Gemma. Ahora est¨¢ en tratamiento psicol¨®gico y empieza a no evitar a familiares y conocidos "porque me daba verg¨¹enza no tener el ni?o para present¨¢rselo".
Para evitar casos como ¨¦ste, el Hospital de Santa Caterina en Salt (Girona) cre¨® hace un a?o un protocolo de actuaci¨®n para enfermer¨ªa del Servicio Maternoinfantil. As¨ª lo explica la
enfermera Llu?sa Vilardell. "Hace cinco o seis a?os, que los padres vieran al ni?o muerto se consideraba algo monstruoso. Se sedaba a la madre para que en el momento de expulsar al beb¨¦ no lo viera, como si no hubiera pasado nada. Eso generaba en los padres gran cantidad de dudas. Con el nuevo protocolo, las cosas han cambiado mucho. La forma de presentar el cuerpo, de hablar con la madre, de ofrecerle la posibilidad de estar con el peque?o unos momentos, de tener alg¨²n tipo de recuerdo e incluso de recibir ayuda de un psic¨®logo hacen m¨¢s llevadero el duelo. "Y nunca juzgamos sus decisiones", a?ade Vilardell.
El ejemplo ha trascendido. A los dos d¨ªas de nacer, la peque?a N¨²ria tuvo que ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos del Servicio Maternoinfantil del Hospital Universitario de Girona Dr. Josep Trueta. "Los m¨¦dicos comunicaron a los padres que la criatura estaba muy mal, que se mor¨ªa. Y le ofrecieron ayuda psicol¨®gica", cuenta la enfermera de neonatolog¨ªa Maria Reixach.
"Salieron de la consulta del psic¨®logo con pena pero con serenidad. Fueron a la UCI, se pusieron las batas y se despidieron de su hija. Lloraron, la cogieron en brazos y le estuvieron hablando. Luego la sacaron fuera, para ense?arla y que la familia tambi¨¦n pudiera despedirse de ella. Nos comentaron que estaban muy agradecidos por el trato", explica Reixach. "Llevo 26 a?os en neonatos y durante mucho tiempo, lo normal era tratar de evitar que los padres vieran al beb¨¦ muerto. '?Tiene un color muy feo!", les dec¨ªamos.
La psic¨®loga Cristina Silvente trata a numerosas parejas que no han recibido una atenci¨®n adecuada. Recomienda a los centros sanitarios establecer protocolos de intervenci¨®n para estas situaciones y formar a los profesionales para que sepan dar las malas noticias de forma m¨¢s adecuada. De lo contrario, las secuelas no tardan en aparecer: insomnio, ansiedad, sentimientos de culpa.
El pr¨®ximo 1 de febrero, el CEAPP-Servicio de Soporte al Duelo de Girona organiza en la Escuela Universitaria de Enfermer¨ªa Santa Madrona de Barcelona un seminario sobre Muerte perinatal. El ginec¨®logo Santi Bosch del Hospital de Santa Caterina reconoce que a los m¨¦dicos les cuesta actuar con empat¨ªa y recomienda no tener prisa a la hora de dar la mala noticia: se ha de preparar a los padres y responder a todas sus preguntas.
La Generalitat de Catalu?a est¨¢ elaborando un protocolo de atenci¨®n humanizada del infante hospitalizado (desde el parto a la adolescencia) en el que se propone incluir la atenci¨®n que deber¨ªa darse a los padres en las muertes perinatales, explica Ramon Prats, de la Direcci¨®n General de Salud P¨²blica. En Espa?a se producen 5,6 muertes perinatales por cada 1.000 nacidos vivos. Seg¨²n el Instituto Nacional de Estad¨ªstica, en 2004 las muertes fetales tard¨ªas (nacidos muertos con m¨¢s de 500 gramos de peso) y los fallecidos en las primeras 24 horas representaron el 80% del total de muertes perinatales.
La cajita de los recuerdos
Una hermosa herramienta que puede ayudar a los padres a elaborar el duelo por su beb¨¦ fallecido es guardar algunos de los objetos relacionados con el ni?o. Ser¨¢ la cajita de los recuerdos del beb¨¦. Puede contener desde la historia cl¨ªnica, ecograf¨ªas y otras pruebas m¨¦dicas, a las huellas de pies y manos impresas, la pulserita del hospital, el chupete, los zapatitos o el cepillo que iban a utilizar los padres. Cada caso se debe tratar de forma individualizada, pero los especialistas recomiendan poner un nombre al beb¨¦ fallecido, si no lo ten¨ªa, e incluso tomar alguna fotograf¨ªa, pero "siempre en brazos de alguien, una enfermera o los propios padres, nunca abandonado encima de una mesa", dice la psic¨®loga Cristina Silvente. "Aunque esto pueda parecer monstruoso, al cabo de un tiempo muchos se arrepienten de no haber visto a su hijo y de no tener una imagen suya", a?ade. Y si en el momento de la muerte los padres no quieren nada, guardan igualmente la historia cl¨ªnica de la madre por si m¨¢s adelante quieren recogerla, explica la enfermera de Santa Caterina, Llu?sa Vilardell.
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