Cine de libertad y melancol¨ªa
Miguelanxo Prado, leyenda del c¨®mic, estrena 'De profundis', ins¨®lito filme "hecho a mano"
Mucho tiempo, a?os, de trabajo. En el taller de la aldea de Lubre, un gabinete en las Mari?as coru?esas, m¨¢s protegido por los ¨¢rboles que por el amistoso perro, todav¨ªa bullen las manchas de color y las notas de m¨²sica. Miguelanxo Prado, autor de c¨®mic, y Nani Garc¨ªa, m¨²sico y compositor, han ultimado aqu¨ª la construcci¨®n de un sue?o, el largometraje titulado De profundis, que hoy se estrena en las pantallas espa?olas. Un ins¨®lito filme de animaci¨®n, realizado sobre miles de dibujos, vi?etas y pinturas acr¨ªlicas, incluso ¨®leos, que ya ha sido seleccionado para los Premios Goya.
Es un viaje a la zona secreta del ser humano, a los sugestivos y turbulentos fondos del mar y de la psique
De profundis dar¨¢ que hablar. El mismo t¨ªtulo que el c¨¦lebre texto de Oscar Wilde desde las profundidades de la persecuci¨®n, en la c¨¢rcel de Reading. El t¨ªtulo tambi¨¦n de un conmovedor relato del portugu¨¦s Jos¨¦ Cardoso Pires desde el abismo de una enfermedad que le rob¨® la memoria. El De profundis realizado por Miguelanxo Prado, con cerca de 20.000 im¨¢genes a mano, con "costura digital por ordenador", es un viaje "mar¨ªtimo" a la zona secreta del ser humano, a los sugestivos y turbulentos fondos del mar y de la psique. Sue?o y pesadilla. Tormenta, naufragio y para¨ªso. Una historia que es tambi¨¦n met¨¢fora de la pasi¨®n art¨ªstica y su duelo con la vida. En elemental sinopsis: una mujer, m¨²sica de violonchelo, espera el retorno de su amante en una casa-isla; ¨¦l, pintor obsesionado por la iconograf¨ªa marina, viaja en un barco de pescadores que naufraga... Y esa tormenta es, de alg¨²n modo, el punto de partida de De profundis.
El prodigado y dudoso adjetivo de "art¨ªstica", a prop¨®sito de una obra, adquiere en este caso su pleno valor. Un ?dos personas? ?C¨®mo es posible? Miguelanxo Prado y Nani Garc¨ªa podr¨ªan apelar a las palabras de un personaje del novelista Philip Roth en Eleg¨ªa: "Los aficionados buscan inspiraci¨®n; los dem¨¢s nos levantamos y nos ponemos a trabajar". Han contado con el apoyo de un equipo t¨¦cnico de no m¨¢s de tres personas. No hay un referente comparable, con un filme animado de esa duraci¨®n, 80 minutos. La sensaci¨®n es la de asistir a algo tan novedoso como cl¨¢sico: tiene la textura y el ritmo de una enso?aci¨®n psicod¨¦lica. Tanto en la imagen como en la m¨²sica hay una exploraci¨®n ecl¨¦ctica que, de una forma sutil, nos balancea en las corrientes art¨ªsticas modernas, del simbolismo al hiperrealismo. Una obra de "n¨¢ufragos encantados", como en su d¨ªa defini¨® la escritora Julia Escobar a los galaicos de la estirpe rom¨¢ntica de Rosal¨ªa y del surrealista marino Urbano Lugr¨ªs.
?C¨®mo empez¨® todo? "Est¨¢bamos en una terraza y ¨¦l dibuj¨® en un mantel un tipo, un marinero, que ve¨ªa pasar un cet¨¢ceo", cuenta Nani Garc¨ªa. "Hablamos y hablamos y el mantel se llen¨® de anotaciones". Miguelanxo Prado confirma, rebobina: "S¨ª, aquel d¨ªa comenz¨® la inmersi¨®n. Cartas marinas, bit¨¢coras, cosecheros de medusas, cazadores de congrios... Eso fue hacia el verano del a?o 2000. Estaba absorbido por el trabajo de Men in black (versi¨®n animada, para serie de televisi¨®n, de la pel¨ªcula del mismo t¨ªtulo). Fui el creador de los personajes y lo que llaman style designer. Cuatro a?os sin parar, una parte de ese tiempo en Los ?ngeles. Muy importante desde el punto de vista profesional. Como si te pagaran por hacer una carrera extraordinaria. Pero llega un momento en el que debes preguntarte d¨®nde est¨¢s, qu¨¦ haces y ad¨®nde quieres ir. Un a?o despu¨¦s del dibujo en el mantel, de la conversaci¨®n con Nani, di por terminado mi trabajo en Men in black. Me ofrecieron otra serie. Pero ese ¨²ltimo a?o hab¨ªa sido de un desasosiego interior, de una desaz¨®n inexplicable".
?Hab¨ªa sido un presagio el cet¨¢ceo que salt¨® dibujado en el mantel?: "Quiz¨¢ s¨ª. Ten¨ªa muchas dudas, pero tambi¨¦n una clara voluntad marcada por una idea: no era necesario vivir en un centro, all¨ª donde reside el poder econ¨®mico o cultural, para hacer lo que la imaginaci¨®n me ped¨ªa hacer". Ha aprendido a hablar con cautela de la cacareada "industria cultural": "Hay discursos que no nos corresponde hacer a los autores, que debemos mantener inmune la facultad cr¨ªtica". Volvi¨® a la periferia, al margen, tambi¨¦n como posici¨®n art¨ªstica, y all¨ª le esperaba el cuadro de La casa del mar, que hab¨ªa pintado en 1999. Quien vea ese cuadro siente de inmediato que era necesariamente la puerta hacia algo especial.
Antes de ser llamado por la factor¨ªa Spielberg, Miguelanxo Prado (A Coru?a, 1958) fue premio internacional en dos ocasiones del Festival de C¨®mic de Angoul¨ºme, en Francia, el m¨¢s prestigioso del g¨¦nero, por los ¨¢lbumes Manuel Montano y Trazos de tiza. Es autor de otras obras legendarias en el panorama de la banda dise?ada europea: Fragmentos de la Enciclopedia D¨¦lfica, Stratos o Quotidiana Delirante. Nani Garc¨ªa (A Coru?a, 1955), que escap¨® de Espa?a en 1970 como desertor, vivi¨® exiliado en Suecia y all¨ª desarroll¨® su formaci¨®n musical como pianista: "Soy un m¨²sico de la era pop, apasionado por el jazz y sus fusiones, y que ha escuchado mucha m¨²sica cl¨¢sica". Luego fue el alma m¨¢ter de algunas de las m¨¢s osadas iniciativas musicales en Galicia, como Clunia Jazz. No hay palabras. O s¨ª. Una expresi¨®n musical, a veces fronteriza con el lenguaje. Los di¨¢logos se establecen por medio de una banda sonora que por momentos roza lo onomatop¨¦yico. Entre los m¨²ltiples recursos, se utilizaron los sonidos que emiten las ballenas. En el preestreno, en A Coru?a, la m¨²sica fue interpretada en directo por la Orquesta Sinf¨®nica de Galicia.
"El que no sea capaz de estar 15 minutos delante del mar, es mejor que no vaya a ver esta pel¨ªcula", dice Prado a la pregunta de si no teme que este filme tenga un eco minoritario. Que se quede en ese inquietante limbo al que a veces llaman cine de culto. Su idea sobre minor¨ªas y mayor¨ªas, despu¨¦s de haber vivido el ¨¦xito, es la del poeta que se dirige al individuo y no a la estad¨ªstica. Bien se ve que ama tanto la libertad como la melancol¨ªa. ?ste es el hombre que se ha arriesgado a hacer su De profundis.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.