Los ultranacionalistas conf¨ªan en ser la fuerza m¨¢s votada en Serbia
Los radicales de extrema derecha se disputan la victoria con el Partido Democr¨¢tico
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Aunque sus posibilidades de formar Gobierno son pr¨¢cticamente nulas, el Partido Radical Serbio (SRS), ultranacionalista, ultraderechista y reclutador de paramilitares que participaron en las guerras de la antigua Yugoslavia, conf¨ªa en volver a convertirse en la fuerza m¨¢s votada en el Parlamento. En 2003 logr¨® un 28% de los votos, y ahora, en los comicios legislativos serbios del domingo, espera repetir ese resultado por encima del europe¨ªsta Partido Democr¨¢tico (DS), con el que se disputa codo con codo la victoria, seg¨²n las encuestas.
Pero la estrategia de su vicepresidente y principal dirigente, Tomislav Nikolic, va m¨¢s all¨¢: su c¨¢lculo es que, tras la independencia de Kosovo, que ser¨¢ decretada por la comunidad internacional en las pr¨®ximas semanas, Serbia entrar¨¢ en una profunda crisis pol¨ªtica, que provocar¨¢ que el m¨¢s que probable Gobierno de coalici¨®n entre nacionalistas moderados y europe¨ªstas se parta y entonces s¨ª logre alcanzar el poder. Casi todos los analistas piensan que estos c¨¢lculos son err¨®neos, pero si se cumpliesen Serbia se hundir¨ªa en una profunda crisis y, desde luego, se alejar¨ªa de cualquier perspectiva europea.
"Los radicales est¨¢n intentando rebajar su discurso; pero es un partido extremista por naturaleza. Ya lo han hecho otras veces y siempre han acabado por volver a endurecerlo", explica el analista de la revista Vreme Dejan Anastasijevic, uno de los m¨¢s l¨²cidos observadores de la vida pol¨ªtica serbia.
En el vest¨ªbulo de la sede del SRS, a pocos metros del Danubio, en el agradable barrio belgrad¨ª de Zemun, se exhiben las obras completas de su l¨ªder y presidente, Vojislav Seselj, encarcelado en La Haya acusado de cr¨ªmenes de guerra por incitaci¨®n al odio y a la limpieza ¨¦tnica. Es ¨¦l quien aparece en los carteles electorales y Nikolic, que lleg¨® a ser vicepresidente de Serbia bajo Milosevic, lleva siempre una chapa con su rostro.
Los t¨ªtulos de las obras de Seselj no dan lugar a enga?o, ya que retoman las obsesiones eternas del ultranacionalismo serbio: El enfrentamiento con los inquisidores de La Haya, La UE es una criatura sat¨¢nica o La curia romana siempre sedienta de sangre. Todos, eso s¨ª, superan las 500 p¨¢ginas.
El analista Anastasijevic desvela el t¨ªtulo del siguiente, a punto de salir: Kostunica es la puta de Carla. La referencia al primer ministro serbio, el nacionalista moderado Vojislav Kostunica, y a la fiscal del Tribunal de La Haya, Carla del Ponte, es bastante expl¨ªcita. "Su ¨²nica forma de llegar al Gobierno ser¨ªa con el apoyo del partido de Kostunica y no parece que este tipo de libros sea el mejor camino", asegura el periodista de Vreme.
Casi todas las fuerzas pol¨ªticas serbias comparten la misma negativa a aceptar la independencia de Kosovo, provincia serbia de mayor¨ªa albanesa administrada por la ONU desde 1999, que recibir¨¢ con toda probabilidad la independencia en las pr¨®ximas semanas por parte del Consejo de Seguridad.
Temas sociales
Por eso los radicales han centrado su campa?a en los temas sociales. La larga noche del ultranacionalismo, las guerras que partieron a la antigua Yugoslavia, los bombardeos de la OTAN, la mafiocracia que acompa?¨® a Milosevic en el poder dejaron a Serbia en la ruina.
Ahora, con crecimientos del 6% anuales, su econom¨ªa comienza a recuperarse; pero la vida para gran parte de la poblaci¨®n es dura. Y en el terreno de las promesas de seguridad, del regreso a los tiempos gloriosos de Yugoslavia, los radicales se mueven como pez en el agua. El hecho de que la comunidad internacional aceptase retrasar, hasta despu¨¦s de las elecciones, la presentaci¨®n del plan para el futuro de Kosovo -que incluir¨¢ la palabra independencia, aunque sea condicionada- por temor a los r¨¦ditos pol¨ªticos que pod¨ªan sacar los ultranacionalistas, demuestra que ¨¦stos siguen siendo un peligro para la estabilidad de Serbia.
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